Revista Opinión

Charlie Hebdo, la OTAN y la islamofobia

Publicado el 11 enero 2015 por El Nuevo Fígaro @elnuevofigaro

Vaya por delante que desde El Nuevo Fígaro condenamos todo crimen cometido en nombre de cualquier dios, sea cual sea; y enviamos nuestra más absoluta solidaridad a los familiares de las doce víctimas del ataque contra la revista satírica Charlie Hebdo en París, así como a los demás trabajadores y trabajadoras de la plantilla. No obstante, esta solidaridad no va dirigida a gobiernos ni alianzas militares. La intención de este análisis es tanto alertar sobre la campaña de miedo desplegada por los medios de masas como explicar la culpa de los gobiernos occidentales tanto en lo que sucedió en París como en las masacres que se producen a diario en muchas partes del mundo y que no ocupan portadas.

Según las primeras investigaciones, uno de los dos hermanos y supuestos autores del atentado, Said Kouachi, pudo haber sido entrenado por la filial de Al-Qaeda en Yemen. El Estado Islámico calificó a los hermanos de «héroes» del islam. Estas facciones representan en el islam lo que el Opus Dei en el catolicismo: fanatismo. Asimismo, no deja de llamar la atención que cada vez que se produce algún atentado en extrañas circunstancias, los implicados acaban siendo asesinados: Charlie Hebdo, el atentado de Boston el 15 de abril de 2013… Da la sensación de que no se les quiere capturar con vida o que lleguen a juicio. ¿Por qué? No sabemos la respuesta, pero la pregunta es cuando menos inquietante. Igualmente, resulta sospechoso que la madrugada del jueves el subdirector de la Policía judicial de Limoges supuestamente se suicidó. Estaba involucrado en la investigación del ataque contra la revista.

Hipótesis heterodoxas: Thierry Meyssan y el Mossad

Tres días después del atentado contra la revista francesa, son más los puntos de vista que van surgiendo, algunos heterodoxos e incluso peligrosos. Es el caso del periodista y activista francés Thierry Meyssan, quien rebate la hipótesis islamista. En su opinión, si la ideología islamista (Al-Qaeda, el Estado Islámico…) estuviera detrás, habrían destruido primero los archivos de la publicación en presencia de las víctimas, como lo han hecho en la totalidad de las acciones que perpetran en el Magreb y el Levante. Para los yihadistas, lo primero es destruir los objetos que –según ellos– ofenden a Dios, antes de castigar a los «enemigos de Dios». Igualmente, no se habrían retirado y huido antes de terminar su misión; la habrían realizado hasta el final aunque les hubiera costado la vida.

El periodista y activista francés Thierry Meyssan. Fuente: Wikimedia Commons.

El periodista y activista francés Thierry Meyssan. Fuente: Wikimedia Commons.

Por otra parte, según Meyssan, el hecho de que los atacantes entraran gritando «¡Allah Akbar!» y que fueran franceses no significa que las órdenes procedieran de Francia ni que todo provenga del islamismo. Quienes ordenaron este ataque no querían tanto «vengar a Mahoma» como abrir una brecha importante entre los franceses musulmanes y los no musulmanes. Así, podría ser sólo un episodio destinado a crear una situación de guerra civil. Meyssan explica que la ideología y la estrategia de la Hermandad Musulmana, Al-Qaeda y el Estado Islámico no predica provocar una guerra civil en Occidente, sino en Oriente, con el fin de separar ambos mundos herméticamente. La teoría que explica esta división es la referente al «choque de civilizaciones», frente a la «alianza de civilizaciones». Ni Sayyid Qutb, uno de los principales teóricos del islamismo moderno, ni sus sucesores inventaron el concepto del «choque de civilizaciones». Por el contrario, esta estrategia fue establecida por Bernard Lewis por encargo del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos. Esa estrategia fue divulgada posteriormente por Samuel Huntington, quien la presentó no como una estrategia de conquista, sino como una situación que podía llegar a producirse. El objetivo era convencer a los pueblos de los países miembros de la OTAN de que era inevitable un enfrentamiento, justificando así el carácter preventivo de lo que sería la «guerra contra el terrorismo». Por lo tanto, el «choque de civilizaciones» fue un invento gestado en Washington y Tel Aviv, y no en el Mundo Árabe. Así es que, según Thierry Meyssan, «quienes dieron la orden que llevó al atentado contra Charlie Hebdo no estaban interesados en contentar a yihadistas o talibanes, sino a los neoconservadores o los halcones liberales».

El periodista francés afirma que esta hipótesis no es tan descabellada si se tienen en cuenta las diversas operaciones que a lo largo de los años la OTAN ha llevado a cabo dentro de países miembros. También recuerda su estrategia conocida como «pelea de perros», que divide a la propia población de un país. Consiste en matar miembros de la comunidad mayoritaria y después algunos de las minorías para conseguir que se acusen entre sí y crean que la otra trata de exterminarla. Así fue como Washington provocó la guerra civil en Yugoslavia y, recientemente, en Ucrania.

Otra hipótesis que circuló durante unas horas fue la de un artículo del diario estadounidense International Business Times, que afirmaba que el Mossad –el servicio de inteligencia israelí– podría estar detrás del ataque como venganza por el voto que Francia dio en diciembre en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas a favor del proyecto de la resolución proPalestina, que pretende acabar con la ocupación israelí antes de finales de 2017. Además, el 3 de diciembre, Francia votó a favor de la creación de un Estado palestino soberano.

No obstante, cuando la web de noticias iMediaEthics pidió explicaciones al director del International Business Times, Peter S. Goodman, éste retiró el artículo y pidió disculpas.

La amenaza takfirí contra el islam

Son muchos los supuestos debates y tertulias que se pueden ver estos días en las televisiones nacionales. Sin embargo, en ninguno –y si aparece en alguno, no dura mucho– se explican los factores de fondo de estos grupos fanáticos. ¿Por qué? Lo veremos un poco más adelante, pero simplemente porque no interesa informar a los ciudadanos en profundidad, y no será por falta de tiempo. Si alguien se informa y ve los distintos argumentos, probablemente no sienta miedo irracional, terror. Y ese es su principal objetivo, el terror.

Hace ya mucho tiempo que se descubrió que Al-Qaeda fue creada por Estados Unidos y que ha sido financiada por él. Al principio, la gente se asustó sólo de pensarlo, pero finalmente lo ha aceptado. ¿Por qué cuesta tanto creer que el Estado Islámico y Al-Qaeda son dos caras de la misma moneda? El Estado Islámico surgió de la guerra de Siria, y surgió financiado por las potencias occidentales cuando éstas «creyeron» que era buena idea financiar a los takfiríes para derrocar a Bashar al-Assad. Pero no cometieron ningún error. Lo cierto es que a Estados Unidos y la OTAN le interesa la presencia de un grupo desestabilizador en la zona. Y cuesta creer que un grupo musulmán priorice la destrucción de un Estado de musulmanes, como es Siria, a la desaparición del Estado de Israel, que a su vez amenaza a sus hermanos musulmanes palestinos.

El takfirismo es el mayor enemigo del propio islam.  Fuente: Sajjad Jafari en Fars News Agency.

El takfirismo es el mayor enemigo del propio islam. Autor: Sajjad Jafari en Fars News Agency.

La gran mayoría de musulmanes del planeta no son takfiríes. De hecho, sólo existe una minoría takfirí. Aunque para alguien que se deja influenciar y le gustan las generalizaciones puede ser difícil de creer, sobre todo cada vez que ve los informativos de la televisión. Pero así es. Es más, desde el atentado en París, comunidades de musulmanes de toda Europa están llevando a cabo movilizaciones y emitiendo comunicados condenando el ataque y acusando a los perpetradores de antiislamistas. De hecho, el secretario general del Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbollah), Seyed Hasan Nasrolá, aseguró el viernes en un discurso que los takfiríes perjudican al islam más que la calumnia occidental: «Los takfiríes son la principal amenaza del islam, como religión y como mensaje». En la misma línea, la organización palestina Hamas también ha mostrado su condena al ataque: Hamas «condena las agresiones contra la revista Charlie Hebdo e insiste en que la diferencia de opiniones y de pensamiento no justifica el asesinato».

Por otra parte, ningún país occidental se moviliza contra los países que potencian las ramas más fundamentalistas del islam. Hablamos, por supuesto, del gran aliado de Europa y Estados Unidos en Oriente Próximo: Arabia Saudí. El gobierno y las instituciones de este país son en sí mismas fundamentalistas y se rigen por el wahabismo, otra corriente radical del islamismo. Pero como es quien más petróleo vende a Occidente, resulta que la dictadura y la continua violación de derechos humanos y absoluta ausencia de libertad de expresión ya no importan tanto, así como que Arabia Saudí también haya entrenado a rebeldes sirios. Además, el diario saudí Al-Hyat reveló en octubre de 2014 que el 60% de los terroristas del Estado Islámico que han perpetrado ataques en Irak son saudíes.

El negocio de la islamofobia

Marine Le Pen, la líder del partido ultraderechista francés Frente Nacional. Fuente: Wikipedia.

Marine Le Pen, la líder del partido ultraderechista francés Frente Nacional. Fuente: Wikipedia.

Quienes van a salir más beneficiados del ataque contra la revista satírica van a ser sin duda los neonazis como Marine Le Pen. Ya en las elecciones europeas su partido obtuvo un porcentaje alarmante de los votos, y actos como este sólo consiguen fortalecer a grupos como el suyo, que abogan por la expulsión de los inmigrantes e incluso por la implementación de la pena de muerte. Los medios de comunicación no hacen más que echar leña en el fuego de la islamofobia y ya son varias mezquitas las que han sido incendiadas en Francia. También en España varias han amanecido pintadas en diversas ciudades, como Madrid o Burgos.

Por su parte, al llamar a la unidad nacional a partir de estos asesinatos, el Gobierno de François Hollande y Manuel Valls busca recuperar un crédito que ha perdido con sus políticas. Y, tras atribuir el atentado a los «yihadistas», pretende justificar las intervenciones militares de Francia en África y Oriente Medio. El gobierno francés traiciona así la memoria de los propios periodistas asesinados. Ellos no eran sólo enemigos de las religiones, sino también antibelicistas. Es por ello que organizaciones y agrupaciones como Lutte Ouvrière han decidido no participar en las manifestaciones convocadas. En un comunicado, desde Lutte Ouvrière expresaban:

Lutte Ouvrière no participará en unas manifestaciones dirigidas a hacer prevalecer una unidad nacional en la cual podrán encontrarse diferentes fuerzas políticas, desde el Partido Socialista a la derecha y al Frente Nacional. La instrumentalización del atentado a Charlie Hebdo por su parte, por unos objetivos a los que los propios periodistas asesinados eran opuestos, es indecente, sin olvidar la manera en que algunos partidos buscarán explotarlo en un sentido racista  y xenófobo. No es cuestión de encontrarnos al lado de partidos que tienen una gran parte de responsabilidad en la situación de crisis y en el ascenso de la barbarie a la cual asistimos y de la que el atentado a Charlie Hebdo sólo es una manifestación más.

Finalmente, parece que el partido de Marine Le Pen no acudirá a la la manifestación contra el terrorismo convocada en París al sentirse «excluido», aunque sí se unirá a las marchas convocadas en otras ciudades del país. Sin embargo, sí lo hará el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, que ha confirmado esta mañana que asistirá a la marcha, así que lo que afirma Lutte Ouvrière en su comunicado parece cobrar sentido.

Si la ciudadanía comprendiera que grupos como el que atacó Charlie Hebdo no representan a la totalidad de musulmanes, no caería en la campaña de islamofobia y racismo perpetrada desde las élites con el fin de generar odio hacia un colectivo concreto y olvidar a los verdaderos culpables –de arrebatarnos la sanidad, la educación, de llevarnos a guerras absurdas con fines imperialistas…–. Si no, ¿qué explica un titular tan alarmista como el que ha aparecido en medios como El Economista?: «El Estado Islámico quiere conquistar España y Portugal en menos de cinco años». ¿Y qué hay sobre esos vídeos repetidos una y otra vez en que se oye a un supuesto terrorista del Estado Islámico asegurando que reconquistarán Al-Andalus? Esas declaraciones y vídeos imposibles de contrastar y que se repiten hasta la saciedad. Esos bombardeos de imágenes que ocultan que Francia ha financiado a rebeldes sirios takfiríes y que cada día asesina a civiles iraquíes y afganos, al igual que Estados Unidos, Reino Unido o España.

Miles de personas mueren en la región por la injerencia extranjera que busca la desestabilización regional, porque si hay desestabilización hay caos, y si hay caos se puede saquear los recursos naturales con mayor impunidad. Por eso a la OTAN y a Occidente no les interesa destruir al Estado Islámico, al igual que no les interesa acabar con Al-Qaeda. Por eso han destruido países económicamente prósperos como Libia y Siria. Y por eso quieren destruir Irán. Todo lo que implique una fortaleza regional no es conveniente para las fuerzas ocupantes de la OTAN. Y esto ocurre en todos los lugares del planeta, también en América Latina.

La campaña del terror

La campaña del terror también tiene como fin terminar de instaurar un estado policial en Europa, y a las pruebas nos remitimos. Esta mañana se ha sabido que la UE reforzará el control de Internet y las fronteras, limitando así el libre movimiento que ha caracterizado a la Unión y controlando, probablemente, los comentarios que se viertan en Internet que a ellos les parezcan ofensivos. Además, mientras todas las instituciones salen en defensa supuestamente de la libertad de expresión, Francia ha estado en alerta y ha sacado a parte del Ejército por «sólo» dos personas. En España, todo el Gobierno en masa se unió a la defensa de la libertad de expresión. Mientras tanto, la Ley Mordaza ya está aquí para detener a todo el que no piense como el Gobierno, aunque lo exprese por Twitter. Y, por si fuera poco, mientras el Partido Popular critica el ataque contra la libertad de expresión en Francia, el director y presentador de La Tuerka News, Facu Díaz, ha sido imputado por la Audiencia Nacional por un sketch de humor –recalcamos: de humor– titulado «El PP se disuelve». El delito que le han imputado es el de «humillación a víctimas de terrorismo», cuando en ninguna parte del vídeo hace referencia a ellas. Simplemente representa la disolución del PP por todos los delitos que han cometido, pero con un pasamontañas.

En esta línea, terminamos con el sector ultracatólico de nuestro país. Periódicos como La Razón han dedicado portadas a la libertad de expresión. Sin embargo, sus seguidores no dudaban en querer linchar al cantautor Javier Krahe cuando salió a la luz su «receta para cocinar un Cristo». Para este diario, que publicó la viñeta que originó todo, lo que ha ocurrido no es más que una lucha por ver cuál es el dios verdadero. Igualmente, se atreve a hablar de fanatismo religioso el ministro del Interior que condecoró con la Medalla de Oro al Mérito Policial nada más y nada menos que a la Virgen.

Como párrafo de reflexión, después de todo esto aún quedan interrogantes que desde aquí no podemos contestar, pero nos gustaría que los lectores reflexionaran sobre ellos y muchos más: Ante la fuerza que el atentado y la islamofobia van a proporcionar a partidos ultraderechistas, ¿puede interesar la ascensión de la extrema derecha ante la ola de izquierda de Grecia y –se espera– de España? ¿Debe la libertad de expresión tener límites? ¿Tal vez cuando se divulga una ideología basada en el odio? ¿O todo es respetable aunque la ideología en cuestión no respete? Si la ciudadanía ya despertó bastante y ha asimilado que los medios de masas manipulan en base a sus intereses políticos y económicos, ¿por qué cuando difunden una campaña de terror vuelve a caer y cree lo que cuentan?

IMAGEN: «El amor, más fuerte que el odio». Portada de Charlie Hebdo tras el ataque que sufrió en 2011. Kanichat.


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