Revista Cultura y Ocio

Charo Vergaz: “Hoy a los libreros se nos valora más que antes”

Publicado el 07 diciembre 2012 por Ruta42 @ruta42
Charo Vergaz: “Hoy a los libreros se nos valora más que antes”

Charo Vergaz durante la entrevista. Fotos de Chusmi10

Lleva toda la vida dedicada a los libros. Su librería Rayuela, que en estas navidades cumpliría 16 años, forma parte del imaginario de los vallisoletanos. Una ciudad que en unos días, el 16 de diciembre cierra definitivamente, verá cortada una de sus arterias culturales más singulares y populares. Porque Charo Vergaz  (5/11/1956), o Charo Rayuela, como la conocen, creó en su local un hábitat donde  las letras y palabras se acompañaban a veces con música en directo, conferencias y,  sobre todo, con muchos cuentacuentos. Una querencia, la de mostrar las bondades de la literatura a los más pequeños, fundamental para sumar nuevos lectores. De esto, de la literatura ha vivido siempre. Y no solo desde una librería, hasta hace no poco, a la crisis le encanta la cultura, presentaba Silencio se lee, un programa televisivo dedicado a la literatura. Ahora nos recibe en la que fue su segunda casa durante décadas. Porque como los árboles en esta época otoñal, las estanterías, antes coloridas y rebosantes, se muestran desnudas. Ojalá que igual que el árbol, Charo remonte su librería y nos dé muchas más primaveras cargadas de libros.

Eduardo R. Salgado: Como llevas prácticamente toda tu vida trabajando como librera, háblanos un poco de este oficio.

Charo Vergaz: Son muchos años. Empecé a los dieciocho años en la librería de Galerías, que entonces era una librería. No como ahora que está todo centralizado. Por entonces funcionaba como una librería independiente. De hecho, siempre decía que trabajaba en la librería de Galerías.

A lo largo de estas casi cuatro décadas ¿ha cambiado la labor del librero?

Sí que ha cambiado. Creo que con el tiempo se nos ha empezado a considerar un poco más como un profesional de la cultura, de la literatura. Alguien que es más una empresa de fomento a la lectura y literatura. De hecho, se hacen más cosas, yo por lo menos he hecho muchas actividades en la librería. Esto sí que ha cambiado. Antes, no voy a decir nombres, pero entrabas en una librería y lo que te encontrabas era el mostrador. Ahora el concepto de librería ha cambiado. Las librerías son abiertas, se intenta que la gente camine, escarbe entro los libros -como yo digo-. Eso ha cambiado mucho el modo de comportarnos, ahora, por ejemplo, me dicen a menudo la frase de “eres mi librera de cabecera”. Y también ha cambiado el papel de las editoriales. Antes apenas nos tenían en cuenta y en los últimos años nos valoran mucho a los libreros.

¿Por qué este nuevo interés de las editoriales por el librero?

Es una cuestión de peso; tenía que pasar. Esto es una cadena y antes del lector está tú; el librero.

Pongámonos en futuro supuesto de un niño que no ha leído ningún libro en papel, sino todo en digital ¿Qué papel jugaría el librero?

Estás hablando de un presente, muy muy presente [risas]. Quiero decir, porque estoy hablando un  poco de la evolución del pasado, como nos hemos ido haciendo un poco el referente, y que se nos tenga en cuenta. Ya que te digo, los editores saben que si tú te lo propones, puedes vender muchos libros. Si un libro te gusta, puedes vender mucho, entonces, claro que nos valoran. Y bueno, hay libreros de todo tipo. Hay libreros que venden libros como podían vender cualquier otra cosa. Yo estoy hablando del librero vocacional, el que se dedica al libro porque es su vida. Lo que me dices de un chaval que está ahora con la maquinitas, con todos los libros electrónicos… ¿Cómo empiezan con el papel? Yo creo que hay una labor importante en las librerías y, es: los cuentacuentos, las actividades.

Enganchar al público joven

Que cojan el libro, que lo toquen, que lo huelan… Porque no pasa nada. Siempre he odiado cuando vienen los niños, y antes que teníamos una sección de libros infantiles preciosa, cuando les dice: no toques, no cojas. Sí, mira, tienes que coger, que tocar, que jugar con el libro. Puede que se rompa, pero bueno, oye… Es preferible.

Esa idea un poco romántica de oler, coger tocar… ¿no se pierde con e libro digital?

No para nada. Yo pienso que va a convivir. La gente se pensaba  que iba a ser un boom y tampoco es tan boom. En las ventas totales de libros el porcentaje de digitales ha subido en los dos últimos años,  pero aún está muy lejos de las ventas de papel. Entonces para libros de consulta, de divulgación… Para esas cosas… O igualmente para gente que viaja mucho le es muy cómodo. La mayor ventaja que yo le veo a estos bichitos [risa de complicidad] es el poco espacio que ocupan. Un ejemplo, yo en mi casa tengo una librería e veintidós metros lineales y ya no me entra nada. Pero bueno, no podría vivir sin el calor de los libros.

Además estás metida en una editorial local, Gatón Editores

Sí, lo que pasa es que hemos tenido muchos problemas con uno de los socios. Éramos cinco los amigos que  montamos la editorial y uno de ellos, se ha dado a la fuga; nunca mejor dicho.

La editorial tiene vocación local

Sí, de hecho, los libros que hemos publicado son cosas muy locales. Hemos recurado muchas cosas.

En tu caso, sea como librera o como editora, tienes una personalidad reconocible. La gente no solo sabe a qué te dedicas, sino que puede identificarte con un  estilo.

Soy Charo Rayuela, sí. Porque además todo el mundo me conoce como Charo Rayuela, es como mi apellido. Y también es un orgullo que se me conozca así.

El lector que te conozca ¿sabe más o menos por dónde le vas a llevar?

Bueno, yo creo que más o menos sí que te defines. A la hora de montar Rayuela, siempre tienes que tener novedades, porque además, te funcionan y muchas veces es de lo que vives, de las novedades. Pero siempre he tenido claro que yo quería tener una librería de fondo, para trabajar el fondo editorial. Con libros, pues que no encuentras en todos los sitios, ¿no? Si tienes un autor, pues tener prácticamente toda su  obra. Aunque vendas dos libros al año, pero bueno, tenerles. Entonces, siempre ha sido un poco así; mimar mucho la poesía, que me encanta. Y apoyar mucho a los editores de aquí, y a los autores… Esta es un poco la idea que yo siempre he tenido. Las puertas de Rayela siempre han estado abiertas a quien ha venido. He hecho conciertos con el colectivo Laika, cuando han necesitado u espacio, hemos utilizado este y hemos hecho conciertos preciosos con ellos. Estuvo Barry Gifford… Quiero decir, por aquí ha pasado mucha gente. Siempre he tenido las puertas abiertas para todo el mundo, y fundamentalmente para los pequeñines.  Son a los que más hemos mimado y a los que siempre ofertábamos unas actividades programadas de continuo.

Charo Vergaz: “Hoy a los libreros se nos valora más que antes”

Hablemos ahora un poco de literatura. Tú que llevas tantos años vendiendo libros, ¿has desentrañado la fórmula que convierte un libro en un éxito? ¿Hay alguna fórmula que veas que se repite? Partiendo de que el autor sea un desconocido.

Hay muchos casos. En la mayoría de los que conectan con el público, evidentemente, es un puro montaje de marketing ediorial.

Pero dejando aparte el aparato comercial de marketing de las editoriales, si nos centramos en el libro, ¿crees que hay una constante? ¿Hay quince, veinte libros que veas que comparten algo que le ha dado el favor del público?

Eso yo creo que va en función del criterio del librero. Las novedades que se reciben, especialmente en estos últimos años, las editoriales, los grandes grupos; han sacado números con bastante más cautela. Es que se estaban pasando. Las novedades que te llegaban eran salvajes, no podías asumirlas. Tuvimos que decir: mira, preséntamelas y selecciono. Porque si no, es imposible. No puedo asumir todo lo que sale. Entonces, cuando te llega una novedad, sabes, siempre te puedes equivocar, pero sabes qué libro va a funcionar en el tiempo y, qué libro tiene fecha de caducidad. Que sale, va a durar dos meses y va a morir. Que la mayoría de los que se publican es así.

Y algún libro de esos que dices que tienen fecha de caducidad, y luego, con el paso del tiempo hayas visto que consigue conectar con el público sin una campaña de marketing detrás.

Uhm… no sé, ahora no sé qué decirte. El último caso en el que ha funcionado el boca a boca, ha sido María Dueñas. Cuando publicó su primera novela nadie apostaba por ella. Sin embargo, con el boca a boca consiguió convertirse en un gran éxito.

Así que, el boca a boca sigue funciona

Claro que si funcionando. Y tú si te lo propones. Yo hay libres que dices; bueno, lo he descubierto. Por ejemplo, algún libro que es eterno, 84, Charing Cross Road. Ese libro a las libreras o bibliotecarias funciona siempre, porque además lo regalas, lo lees y le sigues regalando a lo largo de los años. No sé cuántos años puede tener ese libro, pero un montón y se sigue vendiendo

¿Has hecho una campaña especial por algún libro? ¿Y en contra?

En contra nunca. Respeto muy mucho los gustos de los clientes. En las ferias del libro, o en  el día del libro, yo siempre tenía uno o dos libros que seleccionaba cada año, y se lo recomendaba a habituales o a quien pudiera. Entonces, era como mi libro de la feria. Uno por ejemplo, es, La mujer de Gilles de Madeleine Bourdouxhe, que es un libro que no lo ha  vendido nadie. Ya me llamó la editora para ver qué pasaba, porque un libro que no se vende, porque bueno,  yo tampoco es que haya vendido muchos, pero si un librero vende cuatro y yo cien… ¿Sabes? Pero este caso es porque yo he querido venderle, porque me encantó.

Ahí está el componente social del librero del que hablabas.

Claro. A mí cuando me piden una recomendación, yo no voy a las novedades directamente; que quieres novedades, entonces sí, pero yo me voy antes a la estantería. Porque es que  hay tantos libros…

¿Te ha pasado alguna vez cuando ha entrado algún cliente, que sin mediar palabra ya sabes lo que quiere, o lo que podría gustarle?

No, eso es muy difícil. Te equivocas casi siempre. [Risas]  

¿Pero lo has intentado? Seguro que has acertado alguna vez

A veces sí. Intentar jugar a ver si la persona por el primer impacto… Pero te equivocas muchas veces, de hecho, casi siempre. Pero algunas sí que aciertas. Son muchos años, aunque el público siempre te sorprende. Aunque ya te digo, por una primer imagen, te equivocas;  la gente no es lo que parece. Yo tengo los pelos de colores y no soy…

Charo Vergaz: “Hoy a los libreros se nos valora más que antes”

Vamos a jugar con los libros. Te digo un sentimiento general y, tú tienes que decirme el primer libro que te venga a la cabeza. Vamos allá.

Alegría

Un viejo que leía novelas de amor. De Luis Sepúlveda.

Tristeza

La leyenda del santo bebedor. De Joseph Roth.

Orgullo

Orgullo y prejuicio. De Jane Austen

Miedo

El poco y el péndulo. De Edgar Allan Poe.

Ira

Los hermanos Karamazov. De Fiodor Dostoyevski

Cobardía

El mentiroso. De Henry James

Traición

 Madame Bovary De Gustave Flaubert

Fidelidad

El amante. De Marguerite Duras

Vejez

El disputado voto del señor Cayo. De Miguel Delibes.

Muy interesante este libro de Delibes, y de los menos conocidos.

Sí, quizás sí, aunque además hicieron la adaptación cinematográfica, pero de Delibes se vende siempre más de Las Ratas, El Camino, El príncipe destronado… Tampoco sea leído tanto la obra entera. Realmente uno de sus libros más vendidos es El Hereje. Sobre todo en Valladolid, por todo lo que representa.

La novela histórica tiene una gran acogia.

Él siempre decía que no  era novela histórica.

Pero lo podemos enmarcar en ese estilo

Sí [titubeante], pero explicaba un día María Dueñas, la diferencia. Y yo creo que sí tiene razón. Una cosa es contar hechos históricos, y otra cosa es poner a tus personajes en una época. Eso no es novela histórica.

No todo lo que esté ambientado en el pasado tiene que ser novela histórica

Tienes que tener cuidado en poner a esos personajes en la época en la que están, pero no necesariamente es novela histórica, porque tú te estás inventando la historia.

Cambiando de tercio, el otro día, al leer un artículo de Antonio Orejudo me asaltaba la duda de si los libros que se mandan leer en la escuela son los más apropiados para los chavales. ¿Crees que El cantar de Mio Cid es un libro adecuado para un adolescente que no tiene costumbre por leer?

Para nada. Creo que esos libros tienen su edad. Igual que El Quijote, es un libro de aventuras y es genial, pero yo creo que no puedes leerlo antes de tener veinticinco o treinta años. No se lo puedes dar a un chaval. Eso sí es alejares de la literatura. Se les puede enganchar, pues no sé, hay clásicos mucho más fáciles de leer como El lazarillo de Tormes. O si no, se puede tirar de los escritores que hay ahora, que los hay muy buenos, y así, engancharles. Una vez se van habituando, les puedes ir dando otras cosas. Ellos mismos te las van demandando. Cuando abrimos Rayuela,  los primeros cuentacuentos; mira, me encontré con una de las mamás, le da pena venir, se pone a llorar, pero es porque su niño tenía tres años cuando venía a los cuentacuentos, y ahora tiene veinte. Entonces, ves la evolución de esos niños, ves cómo empiezan, cómo te van pidiendo algo nuevo. La verdad es que es lo más gratificante de ser librero. Aunque es verdad que hay muy poquitos que se quedan, la verdad es que cuando llegan a los catorce, quince años, abandonan los libros.

¿Qué les dirías a los profesores de literatura?

Hombre, los hay muy buenos, no puedo generalizar. Yo creo que deberían visitar las librerías, que les hay. Hay muchos profesores que vienen y se preocupan de saber, no los libros que están en la lista que todos tienen. Yo creo que sería bueno que vinieran a las librerías, que vieses lo que se está publicando. Hay clásicos, porque se están publicando, por si también los quieren. Pero que vean las ediciones que hay, y consensuar. Mira, nosotros, con el gremio de libreros nacional, con Cegal, nos costó, pero al final dimos el paso de hacer cursos con la Fundación Germán Sánchez Ruipérez. Ellos daban cursos a padre y profesores, pero no a libreros, y nosotros teníamos mucho que aportar. Nosotros a ellos y, ellos a nosotros. Nosotros fundamentalmente  actualizarles el catálogo. Porque tenían muchos libros maravillosos, pero que ya no existen, están descatalogados.

Y siempre se puede acercar a los grandes clásicos  a ambientes, temáticas o lenguajes más actuales que los más jóvenes pueden comprender con mayor facilidad.

Yo siempre he sido un poco reacia a eso, pero ahora he visto que funciona. Es una forma de meterles a los clásicos en su lenguaje.  A modo de rap, de lo que quieras, pero que lo entiendan y vean lo que es poesía. Hay profesores que lo están haciendo. Hay un poeta, José María Muñoz Quirós que tiene una clase fantástica en Ávila, él es profesor deliteratura, y hace eso. Hacen clase de poesía a ritmo de rap o de jazz; de lo que surja. Y los chavales están emocionados. Es una clase divertidísima en la que participan todos, porque se lo pasan bien.  

Charo Vergaz: “Hoy a los libreros se nos valora más que antes”

Eduardo R. Salgado

Estudiante de Periodismo y Musicología en la Universidad de Valladolid. Miembro del equipo radiofónico de: lamilanabonita.com

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