Revista Viajes

Chefchauen: Ciudad azul

Por Lauramorales

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Chefchauen es un lugar de ensueño. Localizada al noroeste de Marruecos en la región de Tanger – Tetouan, “La Ciudad Azul”, como también se le conoce, es un lugar que cautiva y alimenta el alma de todo aquel que la visita.

Las medinas Marroquíes (centros antiguos de las ciudades), se distinguen por poseer colores uniformes que constituyen una unidad en su arquitectura. Marrakech por ejemplo, esta impregnada de un color rojizo terracota que domina su antiguo casco urbano, el cual se entremezcla con el color árido de la tierra en donde se emplaza la ciudad. Tanger por su parte, se caracteriza por el blanco de sus muros. Y así podríamos también nombrar a Fez, que esta inunda por un color tenue crema claro.

Sin embargo Chefchauen se impone frente al color monocromático característico de estas ciudades Marroquíes, haciendo que su azul brille y sobresalga frente al conjunto arquitectónico que define su urbe.

Podríamos decir que Chefchauen es una ciudad dominada por un solo color, en otras palabras, una ciudad monocromática, donde sobresale el color azul en cada una de sus fachadas, marcos de puertas y ventanas, materas, escaleras, etc. El gran secreto de Chefchauen es que cada uno de sus habitantes se encarga de darle encanto a su ciudad, participando en una acción colectiva que consiste en pintar y apropiar el color de su propia casa. Cada habitante define el tono azul que llevara su fachada, acorde a su gusto, y es así como hayamos un mar de tonalidades azules, que configuran una unidad monocromática que deleita los ojos de quien recorre las calles de Chefchauen.

Asimismo, el encanto de la ciudad se da gracias a su situación geográfica, ya que ella esta rodeada de grades montañas e importantes fuentes de agua, que nacen a los pies de la cordillera del Rif. Estas cordilleras se elevan encima de la ciudad como dos cuernos, dando así nombre a la ciudad Chefchaouen, que en Berbér significa: “Mira los cuernos”.

Además, el paisaje arquitectónico juega con la espléndida naturaleza en donde la ciudad se emplaza. La medina de Chefchauen se divisa como un laberinto de construcciones que van conformando las calles estrechas de la ciudad. Y es así como las calles se extienden formando muros continuos, y ellas conducen a los lugares de actividad publica, a sus plazas, mercados, etc. Los edificios son presa de un intrincamiento de pasadizos, callejones sin salida, que conforman una unidad orgánica ceñida al tejido urbano. La ciudad se muestra diferente a las ciudades organizadas, aquí la urbe crece en juego con la geografía y su entorno natural.

Nota: Las fotografías hacen parte de un archivo personal, como resultado de un viaje realizado a Chefchauen en el 2010.

Laura Morales.


 


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