Chester in love

Chester, pequeña ciudad medieval de 81.000 habitantes y a pocos Km. de la frontera de Gales es un buen complemento para visitar en media jornada si estamos por Liverpool. Chester es un pueblo típico medieval inglés con su arquitectura de madera entramada de la época Tudor, una catedral de estilo normando impresionante y un centro histórico muy bien conservado y amurallado. Hasta aquí llegaron los romanos así que la ciudad todavía conserva vestigios de su pasado.

La calle Eastgate es el eje principal de esta ciudad, y ahí es donde vas a encontrar, desde mi punto de vista, el principal atractivo de Chester. Me refiero a las espectaculares casas con fachadas entramadas ,bajo las cuales discurren las medievales galerías comerciales The Rows. las cuales se remontan a antes del siglo XIII.

El icono sin ninguna duda de Chester es el Eastgate Clock, dicen que el segundo más famoso de Inglaterra después del Big Ben. Lo podemos encontrar en el centro de la citada calle Eastgate, sobre el arco situado en el lugar que ocupaba una de las antiguas puertas medievales de la ciudad. Dicho arco tiene sus orígenes en una puerta que ya existía desde la época romana y el reloj fue montado en el año 1897.

Pero posiblemente, lo que más me sorprendió de Chester, es su espectacular catedral de estilo gótico normando con su color rojizo tan característico. Su construcción se remonta al año 1250.

Aún más espectacular es su impresionante claustro, con su jardín central y rincones de gran belleza, como el refectorioo la sala capitular. Todo el conjunto arquitectónico del claustro tiene sus orígenes en el siglo XIII, cuando fue construido con un estilo normandoconocido como gótico temprano inglés, si bien ha tenido sucesivas restauraciones, la más importante, en el siglo XVI, y la última, en el siglo XX.

Nuestro corto pero muy intenso recorrido por la villa de Chester discurre por sus murallas romanas y a orillas del río Dee donde cada rincón, puente, jardín, ruinas de viejas iglesias no para de ofrecernos infinitas posibilidades para ser admirada, paseada y fotografiada como se merece...

Y así, con este buen sabor de boca que nos deja la anteriormente desconocida para mí, ciudad de Chester, cerramos otra carpeta de viaje, sensaciones y fotografías, a un país que tenía algo infravalorado, pero que prometo respetar más de ahora en adelante.
Nuevamente, muchas gracias a nuestros anfitriones: Emi y Mario.