Revista Viajes

China (2013). Día 1 y 2. LLegamos a Beijing

Por Diario De Viaje De Kiana @ViajeKiana



MI MEJOR MOMENTO DEL DÍA: 




China (2013). Día 1 y 2. LLegamos a Beijing

Plaza Tiananmén


Día 1 (26/09/2013) 
Por fin ha llegado el día. Nuestro vuelo sale a las 13h así que no tenemos que madrugar. Nos vamos al aeropuerto de Barcelona, facturamos y aprovechamos para dar una vuelta por las tiendas para hacer un par de compras. Unas revistas para el vuelo y un juego de cartas (porque nos los hemos dejado en casa) y una botellita de agua. Sigo sin entender hasta cuando durará la normativa de los líquidos en los aviones, en fin... 
Tenemos un vuelo agradable de 2h hasta Dusseldorf en el que nos dan algo para comer (un cachito de pizza). Bueno, como a Kilian no le ha gustado yo me como los dos! :) Salimos y nos disponemos a situarnos y a ver la puerta de embarque para tomar el avión que ahora sí nos llevará a China. Disponemos de 4 horas para hacerlo así que no tenemos ninguna prisa. Una vez situados vamos a comer algo, bueno yo no que ya ha comido. Los precios, tal y como esperábamos son bastante caros: dos bocadillitos (uno de atún y otro de pavo) más una cerveza: 15,10 euros!!

China (2013). Día 1 y 2. LLegamos a Beijing

Comida en el aeropuerto de Dusseldorf


Pasamos las horas dando vueltas por el aeropuerto, leyendo la guía y descansando hasta que llegan las 20h, hora de despegar hacia Pekín. El avión es cómodo, con filas de dos asientos, cuatro y dos. Pedimos ventanilla así que nos toca un asiento de dos que nos permite levantarnos cada vez que queremos sin tener que molestar a nadie. El avión lleva sistema de entretenimiento a bordo en el que podemos ver series, películas, jugar, etc. Aunque como el vuelo es de noche lo que intentamos es dormir y lo conseguimos a ratitos. 

China (2013). Día 1 y 2. LLegamos a Beijing

Sistema de entretenimiento a bordo del avión Dusseldorf - Beijing

Día 2 (27/09/2013) 
Tras unas 10 horas de vuelo y sobre las 12 de la mañana (hora de Pekín, para nosotros son las 6 de la mañana) aterrizamos en el aeropuerto internacional de Beijing. Pasamos los controles de inmigración y nos vamos a buscar las maletas. Para ello tenemos que montarnos en un tren que tras 2 paradas nos lleva a la terminal necesaria para recogerlas. Todo es grande en China y ya vemos que el aeropuerto también! En pocos segundos aparecen. ¡Bien!
Siguiente paso, buscamos una oficina de cambio para cambiar nuestros euros. La encontramos enseguida pero el cambio es muy malo (1 euro = 7.54 cny) así que sólo cambiamos 50 euros y nos dan 377 cny. Ahora sí que ya estamos dispuestos a conocer Pekín! El aeropuerto  está situado a unos 27 km del centro de la ciudad, lo que significa entre 30 y 60 minutos según el tráfico. Hay posibilidad de llegar al centro en metro o en autobús pero como había leído que los taxis son baratos en China y vamos cargados con maletas decidimos salir fuera en busca de un taxi. Al contrario de lo que pensábamos en Pekín todo está muy bien organizado, todo ordenado, en hora y el servicio de taxi no es menos. Siguiendo las indicaciones del aeropuerto tenemos que dirigirnos a la zona de taxis y una vez allí guardar turno tras unas vallas hasta esperar nuestro turno. Durante el trayecto nos encontramos taxistas no oficiales que intentan que contratemos con ellos la carrera. Debemos evitarlos ya que no suelen poner taxímetro y pueden cobrar cantidades bastante desorbitadas. En la Gran Muralla conocimos a un grupo de tres españoles que tuvieron una mala experiencia con ellos. Acordaron, mediante regateo, un precio de unos 150 cny (18.75 euros) ya que el taxista les dijo que si les ponía el taxímetro la carrera les saldría por unos 300-400 cny (falso, porque a nosotros nos costó 117 cny contando el precio del peaje). Ellos aceptaron y justo en el momento en que entraron en la autopista el taxista paró el coche y les pidió el doble de lo acordado. Discutieron y al final el taxista llegó a aceptar como última oferta 200 cny, ellos se negaron y bajaron del taxi en plena autopista. Tuvieron que caminar un par de kilómetros para regresar al aeropuerto y contratar otro taxi. 
Nuestra experiencia fue muy distinta. Bajamos a la zona de taxi y no tenemos ni que esperar, al momento un trabajador nos indica cuál es nuestro taxi y a él nos dirigimos. Llevo mi reserva de hotel con el nombre del hotel y la dirección en chino, algo imprescindible para que el taxista sepa donde llevarnos. Voy tranquila, le enseño el papelito al taxista pero al verlo empieza a hablar haciendo aspavientos con las manos y yo no sé muy bien cuál es el problema. La zona es un poco oscura y mi fotocopia muy clarita, así que supongo que no ve bien la letra o no la entiende, no sé. Total, saco un mapa de la ciudad que me había proporcionado la Oficina de Turismo de China en Madrid (Gran Vía, 39) dónde previamente me había marcado la ubicación del hotel. Se la enseño. Sigue quejándose porque el mapa no está en chino, supongo, pero al final dice que vale que ya sabe dónde tiene que llevarnos. Justo en ese momento el trabajador que nos había indicado cuál era nuestro taxi se estaba acercando para ayudar, pero no hizo falta. 
Entramos en el coche, el taxista pone el taxímetro y pasamos unos 45 minutos con los ojos como platos mirando todo lo que aparece tras nuestras ventanas. El taxi dispone de una pantallita táctil con publicidad para entretener a quien entienda lo que allí cuentan. 

China (2013). Día 1 y 2. LLegamos a Beijing

Taxi


Sobre las 13.15h nos deja en la puerta del que será nuestro primer alojamiento en China, el 161 Hotel. Para elegir el alojamiento miramos entre los distintos comparadores tipo trivago.es pero nos decidimos por contratarlo directamente. Al final, pagamos los 117 cny que costó el trayecto (unos 14.6 euros), entramos en el hotel, donde hacemos el check-in y pagamos un depósito de 200 cny (que nos devolvieron al hacer el check out). Ya no nos quedan yuanes así que nos vamos a la habitación a dejar nuestras cosas y sin entretenernos mucho bajamos de nuevo en busca de un banco para cambiar más dinero.
Antes de continuar dejadme deciros que el hotel nos encantó. Es pequeño, sencillo, céntrico, limpio, con buenos servicios y trabajadores muy amables que hablan inglés perfectamente. Éste fue uno de los puntos que más tuvimos en cuenta a la hora de hacer nuestra reserva, y es que habíamos leído que en China el dominio del inglés es escaso, por no decir nulo, incluso en la recepción de la mayoría de los hoteles. Así que cuando vimos que en éste no tendríamos problemas de comunicación reservamos sin pensarlo y fue un acierto.
Se encuentra en la entrada de un hutong o calle tradicional, pegado a una calle comercial llena de tiendas, servicios, restaurantes, etc. Con una parada de metro a dos minutos caminando (más adelante haré una entrada con una reseña más completa de los hoteles de este viaje).

China (2013). Día 1 y 2. LLegamos a Beijing

161 Hotel


Preguntamos en recepción dónde se encuentra el banco más próximo y nos alegramos al saber que está muy cerca, justo en la calle principal que da acceso a la calle del hotel. Se trata de un Banco ICBC. Entramos, un guardia nos da un papelito con nuestro turno y tenemos que esperar a ver nuestro número en una pantallita para ser atendidos. ¡Todo ordenado de nuevo! Mientras esperamos nos piden el pasaporte, les hacen unas fotocopias y nos dan unos impresos en inglés que debemos rellenar con nuestros datos, la cantidad de dinero que queremos cambiar, etc. Por suerte no tenemos que esperar mucho rato para ser atendidos porque nos estamos quedando helados, lo del aire condicionado en algunos lugares es exagerado! El cambio está a 7.91, no es nada espectacular pero es mucho mejor que en el aeropuerto y se acerca a los 8 yuanes (unas horas antes había visto por internet que el cambio estaba a 8.2).
Falta poco para las 15h pero no tenemos hambre ya que para nosotros serían las 9h de la mañana aproximadamente y con lo que hemos desayunado en el avión y algunas galletitas que hemos comido después, de momento vamos bien. Decidimos ir a descansar un ratito al hotel y sobre las 16h nos proponemos salir de nuevo para dejar listo otro trámite: comprar los billetes del tren maglev (tren de alta velocidad) que nos llevará a Shanghai dentro de unos días. Salimos a la calle y nos ponemos a mirar el mapa de metro para localizar la estación de tren (Beijing South) cuando pasa un chico europeo y nos pregunta si nos puede ayudar en algo. Nos dice que él vive por la zona y nos puede indicar lo que necesitemos. Le comentamos que queremos ir a comprar los billetes a la estación y nos dice que no hace falta comprarlos con antelación y que además la estación está muy lejos, pero que si queremos comprarlos igualmente podemos ir a una pequeña oficina de venta de billetes que está cerca. Nos marca la tienda en nuestro mapa, además comprueba nuestro mapa de metro y nos añade las estaciones nuevas y nos indica la mejor forma de ir a la estación cuando sea el momento. En esto debo decir que la red de metro en Pekín es fantástica y está creciendo a gran velocidad con lo que hay líneas nuevas cada poco tiempo. Yo llevaba dos mapas de metro, uno venía en la guía y otro me lo dieron en la Oficina de Turismo de China en Madrid y las dos estaban desactualizadas. De hecho el chico nos dijo que la línea 6 de metro la habían abierto hacía poco tiempo. La verdad es que se trata de un chico muy amable con el que estamos un rato hablando y finalmente le damos las gracias y nos despedimos.
Le hacemos caso y nos vamos a buscar la oficina de venta de billetes (Calle Chaoyangmen Beixiaojie esquina con Chaoyangmennei Dajie). En el mapa parece que está más cerca pero las calles son larguísimas y nos cuesta un rato encontrarla. La vemos, entramos y realmente es diminuta, de hecho podríamos decir que es simplemente una taquilla. Saco un papelito que traía de casa con la traducción en chino de lo que quería: Tren maglev; Beijing - Shanghai; la fecha y la hora del tren. La chica se lo mira, me lo devuelve y me empieza a decir que no que no y se gira de espaldas y sigue trabajando con su ordenador. Insisto, hablando, y no hay manera. Me dice que no con la cabeza y gestos de que me vaya hablando en chino, claro. Pero no sabe con quien ha dado, en testaruda me ganan pocos así que no me pienso marchar hasta conseguir mis billetes.
Salgo de la tienda, respiro profundamente y se me ocurre que en casa me imprimí los horarios del tren maglev para poder decidir a última hora cuál nos convenía más. Lo saco y veo que, por suerte, cada tren lleva un código con letras y números. El tren de las 8.00 de la mañana que nosotros queríamos tenía el código G11. Subrayo este tren de mi lista y vuelvo a entrar. Se lo enseño, me mira con mala cara pero coge el papel y me dice que sí, que ahora entiende lo que quiero! ¡Bien! Nos pide los pasaportes y a partir de este momento se muestra bastante amable y en todo momento me enseña en la pantalla del ordenador los datos, fechas, código de tren, etc. para que dé mi confirmación a cada paso. Pagamos 1.116 cny para los dos (139,5 euros) y salimos satisfechos. Nos cobraron unos 5 cny por vendernos los billetes fuera de la estación, pero estamos hablando de unos 60 céntimos de euro así que mereció la pena ir a esta oficina en lugar de la estación del sur que realmente estaba bastante más lejos.
Ha sido la segunda vez hoy, en nuestro primero día, que tenemos algún problemilla con el idioma, pero no nos extraña porque lo habíamos leído y sabíamos que aquí muy poca gente habla inglés, por esto llevaba yo mis traducciones que veo que no me han servido de mucho. Aunque debo decir que estos dos casos fueron los únicos que nos encontraríamos en todo el viaje. No volvimos a tener ningún tipo de problema por el idioma.

China (2013). Día 1 y 2. LLegamos a Beijing

Oficina de venta de billetes de tren


Volvemos sobre nuestros pasos y nos planteamos qué hacer ahora. Hemos dormido poco, hemos caminado y estamos un pelín cansados del viaje pero nuestras ganas de empezar a visitar la ciudad pueden más así que decidimos ir a visitar la famosa plaza Tiananmén que no queda muy lejos del hotel, está a 4 paradas de metro (parada de metro Tiananmén Dong o Tiananmén Xi). Para acceder al metro hay que pasar un control policial, pasando nuestras pertenencias por un escáner, cosa que nos sorprende la primera vez. Pagamos 2 cny por cada billete de metro (una miseria!!) y nos vamos. También nos sorprende lo bien que funciona la red de metro y lo poco masificado que está.
Para acceder a la plaza hay que pasar nuevos controles, como en la gran parte de lugares públicos de Pekín (metro, centros comerciales, templos, etc.). En este caso se implementaron en 1976 después de que se produjera el "incidente de Tiananmén", es decir una sublevación popular después de la muerte del primer ministro.

China (2013). Día 1 y 2. LLegamos a Beijing

Control de acceso a la Plaza Tiananmén


China (2013). Día 1 y 2. LLegamos a Beijing

Plaza Tiananmén


Y por fin entramos. ¡Es enorme! De hecho, tiene que serlo ya que se considera la mayor plaza pública del mundo con 440.000 metros cuadrados!  Y por supuesto es la plaza con más gente que haya visto nunca. Estoy segura que es imposible encontrarla completamente vacía a ninguna hora del día.  Desde la plaza vemos la entrada a la ciudad prohibida, con el famoso retrato de Mao, que no luce demasiado ya que nos la encontramos en obras.

China (2013). Día 1 y 2. LLegamos a Beijing

Plaza Tiananmén


Os dejo un pequeño vídeo de la plaza:

Una vez visitada, volvemos al metro para dirigirnos al hotel a descansar. Pero antes, vemos (y de hecho ya lo sabíamos de casa) que en el hotel venden la excursión para ir a la Gran Muralla. Sabemos que se puede ir en transporte público (lo contaré mejor en la entrada específica de la Gran Muralla), aunque los autobuses directos que van a Mutianyu (el tramo que queremos hacer nosotros) son escasos y hay otros autobuses con los que tienes que hacer trasbordo en otro pueblo y de allí coger otro autobús o bien regatear con algún conductor que te quiera llevar. Como hoy no hemos tenido mucha suerte a la hora de comunicarnos con taxistas ni vendedoras de billetes optamos por la comodidad de contratar la excursión por 280 cny cada uno. Ahora sí que ya no tenemos que preocuparnos por nada más. Todo lo que teníamos pendiente ya está reservado, ahora a disfrutar!
Bueno, hoy tenemos que hacer algo más: cenar, que ya tenemos hambre!!! Escogemos un restaurante cualquiera de los muchos que encontramos en la calle Dongsi Nandajie junto a la calle de nuestro hotel. Entramos porque vemos que tienen fotos de la comida en unos paneles y así nos será fácil escoger. Acertamos, nos encanta la comida! Y además cenamos los dos por 50 cny, poco más de 6 euros al cambio.

China (2013). Día 1 y 2. LLegamos a Beijing

Primera cena en Pekín


Y ahora sí que no hay tiempo para más que para ir al hotel a descansar. Éste es el mapa de los puntos visitados hoy.

China (2013). Día 1 y 2. LLegamos a Beijing

Mapa con ubicación de nuestro hotel y los puntos visitados: oficina de venta de billetes y plaza Tiananmén


ASPECTOS QUE NOS HAN SORPRENDIDO HOY: 
- El cielo no está nublado pero hay una especie de neblina que lo cubre. Por lo que habíamos leído pensamos que puede ser por culpa de la contaminación y ésto hace que la ciudad y sus calles no luzcan tanto como si hubiera un sol radiante, lo que es una lástima.
* Por suerte nos equivocamos y el cielo cubierto no fue una constante en el viaje. De hecho, nos acompañó sólo un día más.
- El momento de cruzar la calle es un auténtico peligro. Nadie hace caso a las señales, ni a los semáforos y hay que cruzar mirando a los lados a cada momento. Además las motos son eléctricas y no emiten ningún sonido con lo que no las intuyes hasta que están muy muy cerca. Por otro lado, hay que estar pendiente también de la gran cantidad de bicicletas que circulan por la ciudad.
- Nos sorprende ver que muchos chinos nos miran asombrados, como si no hubieran visto a un occidental en su vida. Después de mucho pensarlo llegamos a la conclusión que pueden ser turistas de provincias algo alejadas de las zonas turísticas del país donde realmente no llegan muchos turistas occidentales. Pero es muy curioso, incluso una niña se ha asustado al verme. También puede influir el tamaño ya que los dos somos bastante altos, al contrario que los habitantes chinos.
- Empezamos a comprobar como en China no hay ningún pudor a la hora de escupir al suelo o eructar de forma sonora, aunque no es tan frecuente como nos lo habíamos imaginado.
- La amabilidad de los chinos. En un momento del día íbamos por la calle y Kilian intentaba encender un cigarro pero el mechero le estaba fallando y uno de los ciudadanos de Pekín que pasaba por allí se ofreció a darle fuego sin haberle pedido nosotros nada. A ver si aprendemos por aquí...

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