Revista Opinión

China y el cambio que nunca llega

Publicado el 16 febrero 2016 por Vigilis @vigilis
Leer muchas cosas de muchos sitios diferentes, cosas en principio no relacionadas entre sí, hace que se intercalen ideas, se fusionen y den lugar a nuevas ideas. En la mejor tradición milenarista avanzar una crisis es apostar a caballo ganador. Muchos sois conscientes de que en noticias que no llegan a portada desde hace un par de añitos la China roja (la llamaré China para ahorrar palabras, pero por favor que nadie la confunda con la República de China) está enviando mensajes. Esto va de eso.

China y el cambio que nunca llega

Ordinary chinese man being ordinary.

Me da la impresión de que está demasiado arraigada la idea de que la China de 2016 es básicamente igual a la China de 2006, las ideas sobre las cosas lejanas tardan en cambiar, pero deben cambiar si no queremos que se vuelvan herramientas del error. En nuestra época el paso del tiempo es más rápido que en épocas precedentes: lo que aprendimos de China en 2006 (los JJ.OO. de Pekín fueron en 2008, ¿os acordáis?) simplemente ya no vale.
En los últimos tiempos China ha procurado una transición económica con el objetivo de aumentar la calidad de vida de sus ciudadanos. Esta transición se observa en los llamados del gobierno a cambiar el modelo de exportación de productos de ínfima calidad a un modelo basado en la potenciacióin de la demanda interna. Este proceso que en Europa —excepto en Alemania— ha durado treinta o cuarenta años, China lo quiere hacer en menos de una década. La premura no nos dice nada por sí sola: hoy los países pobres salen mucho más rápido de la pobreza que hace años. El problema —y no sé si es un problema o simplemente algo que ocurre y ya está— es cómo hacen esta transicion y cómo nos afecta.
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China lleva los últimos veinte años creciendo a una media del 7% (más o menos) y desde hace diez el ritmo de crecimiento va decelerando. China practica un capitalismo dirigido muy peculiar, sin duda debido a su sistema político peculiar y a su moral o construcción social peculiar. También hay dejes de su historia que asoman la patita: cuando a comienzos de los 90 exploran el nuevo capitalismo y se abren a la inversión extranjera, lo hacen reproduciendo la secular costumbre imperial china que consistía en un fuerte poder representativo en la cumbre y una inmensa autonomía en las distintas provincias. Cuando China empieza a introducir su capitalismo sui generis lo hace experimentando distintos formatos en distintas provincias y viendo los resultados: los modelos de mayor éxito son reproducidos, los de menor, son descartados. Así, tenemos un crecimiento my desigual entre las grandes ciudades portuarias y prácticamente toda la costa del mar del Sur de China (donde estaban los cantones occidentales) y el interior premedieval que daba pena verlo.

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Densidad de población en algún momento de la última década.

Hoy la idea de moda es que el mismo desarrollo de las ciudades costeras debe trasladarse al interior. ¿Cómo hacer esto? Para el desarrollo económico existen básicamente dos vías. Una es dejar en paz a la gente y la otra es detraer recursos de las zonas desarrolladas, del presupuesto público, o de deuda e invertirlos en las subdesarrolladas (en otras palabras, "mover la riqueza" de un lugar a otro o del futuro al presente pagando intereses). La primera opción China la descarta por principios (comunistas). En contra de la opinión popular, China tiene muy poquito de laissez faire: las empresas extranjeras son supervisadas y sujetas a fuertes leyes antitrust, el pacto de precios (de empresas extranjeras) está perseguido y si hablamos de la exportación de materias primas es realmente complicado (para los extranjeros) participar en el sector. Esto contrasta con la forma de actuar de sus grandes empresas nacionales, la mayoría públicas o semipúblicas, que operan con regulaciones que no aplican a las extranjeras.

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Cada vez menos chinos viven debajo de un puente, qué bien.

Estas empresas públicas junto a los presupuestos del gobierno en sus diferentes niveles están encargados de las inversiones para el desarrollo del interior de China y para el aumento de la demanda interna. No hace falta decir que en esta sopa la corrupción y el dislate son los principales ingredientes. Nos llegan al mundo libre noticias con gran fanfarria sobre fusilamientos a funcionarios corruptos, un acto de propaganda para ocultar la naturaleza sospechosa de los movimientos políticos en China y alejar sospechas de malas prácticas que todos suponemos galácticas porque China no permite la libertad de prensa.
Existe la extendida práctica en China de dejar que cualquier nivel de la administración funde empresas públicas (ya apunté que son las únicas que pueden operar con libertad). Esto que en principio respondería a la creación de riqueza mediante inversión pública es en la práctica utilizado para ocultar deuda pública. Hay empresas que se crean con el único fin de ocultar agujeros en los presupuestos públicos y colocar a parientes y amigos.

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Detrás de los rascacielos en China hay mucho 城中村 o "pueblecito".

Ciertamente a parte de basar el crecimiento en aumento de deuda pública esas inversiones deben ir a parar a algún sitio. Durante los últimos veinte años en China han construído docenas de ciudades con capacidad para decenas de millones de personas inexistentes. La inversión pública llevada a la construcción de ciudades y sus infraestructuras contribuyó a crear una burbuja inmobiliaria que ha llevado a un gran endeudamiento de la pequeña y débil clase media china. Las consecuencias sobre el pequeño inversor han sido identificadas y hoy una nueva regulación parece que pone coto a esto, a lo que no se pone coto es a la construcción de proyectos faraónicos, nido de corrupción, que sólo activan la economía de los obreros durante el periodo de construcción (ciertamente estamos hablando de decenas de millones de obreros, no es poca cosa).

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El día que los chinos aprendan a hacer películas de zombies...

Esto que es tan fácil de ver, no es tan fácil de reconocer por parte del gobierno chino. La deuda pública china está en el 30% de su PIB, no es gran cosa. La historia es que ésa es una media verdad, ya que en China gran parte de su deuda privada es indirectamente pública (esas empresas municipales encargadas de recoger la basura que en realidad se dedican a construir centros comerciales en mitad del desierto). Si a esta deuda privada le sumamos la deuda de las familias que cayeron en la burbuja inmobiliaria, el total de la deuda china anda sobre el 280% del PIB.
Cualquier cantidad de deuda de un país no es por si solo un problema, sino una situación. Países con alta deuda estructural pueden ir pagando porque van generando nueva riqueza. Países con muy baja deuda pueden irse por la alcantarilla perfectamente. En el caso de China no está tan claro que puedan pagar su deuda. Esto lo digo porque básicamente han estado basando su capacidad de pago de la deuda en un crecimiento impulsado por contraer esa misma deuda. Por ser gráfico: estás pescando poniendo de cebo los pescados ya pescados. No parece que vayas a cenar mucho porque esa noche invitaste a un funcionaro chino corrupto que se ha metido en el bolsillo dos merluzas. El muy cerdo.
No trato de levantar la bandera del pánico que supone el colapso de China. Es poco probable que suceda un colapso pero lo que sí seguro sucede es un enfriamiento de la economía china. Y este enfriamiento tiene consecuencias que llegan hasta el más lluvioso que soleado mundo libre. La deceleración del crecimiento chino de la última década ha influido de forma determinante en el precio de las materias primas. No es que nosotros exportemos muchas materias primas (al contrario que Australia, Chile, Brasil y Rusia, por ejemplo) pero las transformamos, con lo que una bajada del precio afecta a la baja a nuestras exportaciones de productos transformados (exportaciones a todo el mundo, no sólo a China, claro).

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Acero, hierro.

En el precio del cobre y de otros metales es muy interesante superponer sus gráficas de variación del precio con la gráfica de cambio en el crecimiento del PIB chino: las gráficas se superponen. Si China no encuentra la fórmula de revertir su desaceleración, el precio de las materias primas continuaría bajando, con lo que nuestras exportaciones disminuirían y esto nos lleva a un erótico resultado.
Esto tiene fácil solución. Esto está tirao: dejas que las empresas extranjeras compitan en igualdad de condiciones que las chinas, limitas la capacidad de la administración de participar en el mercado, persigues el fraude y la corrupción... vamos lo que han hecho todos los países para salir de la pobreza. El problema es que China no tiene ningún incentivo para realizar reformas. El pseudocrecimiento chino es el cimiento de paz social que necesita su poder político para perpetuarse.

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"Primero le robamos la cámara al laowai y luego nos comemos al perro, ¿va?".

Otra gran barrera que impide realizar reformas es la situación actual de China. China, como cualquier otro país subdesarrollado, ante un gran endeudamiento recurre a la devaluación. Ya hubo una devaluación en verano de 2015 y desde entonces no se ha podido frenar la salida de capitales. El grado de confianza de las instituciones chinas es otro factor capital: simplemente no nos podemos fiar de las estadísticas oficiales que no están expuestas a un escrutinio independiente. Hay economistas que ya están sugiriendo calcular el crecimiento chino en función del consumo eléctrico, movimientos de mercancías y negociación de deudas. Graciosamente esto es algo parecido a lo que se hacía en la Unión Soviética. Los propios rusos sabían que no podían fiarse de sus estadísticas y para calcular cifras reales tenían que recurrir a métodos de medición indirectos (la falta de información veraz siempre ha sido el talón de Aquiles de toda economía cerrada: en el Gosplan estaban suscritos al Wall Street Journal para saber el precio de las cosas y redactar así los planes quinquenales).
Es una pirueta muy complicada la que trata de hacer China: transformar su economía de la exportación a la demanda interna e impedir al mismo tiempo la apreciación del yuan que haría muy dificil pagar su deuda. Además, el aumento de la demanda interna se tiene que basar en inversiones no basadas en nuevo endeudamiento (y que sirvan para algo). Por el momento no parece que estén haciendo gran cosa y no parece funcionar. Podrían probar a subir los impuestos pero las dictaduras con clase media no suelen acabar bien. Veremos.

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