Chirlo o cachete: El maltrato infantil como fenómeno internalizado y aceptado

El pasado domingo fue el día del niño. Hizo un día precioso, asi que movilicé a toda mi familia a una plaza que está cerca de mi casa para pasar un rato al aire libre. Mi suegra llevó una revista que yo no compro nunca, la típica revista del domingo que acompaña el diario. La cuestión es que me pongo a mirarla y me llamó la atención un artículo que hablaba de juegos, juguetes y rabietas. Y en esa nota la autora describía como su mamá la “disciplinó” a los 6 años con un chirlo en la cola en una juguetería y de cómo la “había educado con chirlos” e hizo la salvedad de que no la había traumado  y que fue un buen método.

Me llamó la atención la manera en que internalizó la violencia a tan temprana edad que hasta justificó a su madre por pegarle. Mi suegra me dijo, pasa que antes nos educaban con cinto, no es como ahora que a los chicos les hablan y les explican todo. A nosotros nos pegaban porque decían que no entendíamos.

Y debe tener razón.

Es cierto que no es la primera vez que leo esta justificación “me educó a chirlos y tan mal no salí” o “nadie se ha muerto por un chirlo en la cola” es más, hay muchas personas que educan asi a sus hijos para “no malcriarlos”. Esto es muy triste, porque el niño está en una posición en la que no sólo no puede defenderse, sino que su objeto de amor entrañable como es la mamá o el papá, le pega en vez de hablarle. Abusa de él físicamente.

Me dirás ¿te parece que es para tanto? ¿que es un abuso físico?  Y te respondo: SI. Por ejemplo, vos estás hablando con tu pareja y querés comprar una heladera nueva o arreglar la gotera que tenés en la cocina. Vos estás a pleno con tus argumentos, él te dice, NO, no , no… y zas! te pega un chirlo en la cola o una cachetada. ¿Qué dirías que es? ¿violencia de género? ¿abuso? ¡claro que lo es! y vos sos un adulto. Tu hijo no.

Ponete un segundo en la piel de ese niño que recibe el azote. ¿Cómo pensás que se siente? Humillado. Dolido. Despreciado.

Eso siente tu hijo cada vez que le das un chirlo. ¿Aprende? ¿Lo estás educando? NO. Sólo entiende que vos lo estás violentando. Aprende sólo a temerte. ¿Qué triste, no?

El chirlo surge cuando el adulto, al no saber qué hacer frente a una situación, se enoja, no puede hablar, se siente impotente y ese sentimiento lo lleva al acto de pegar. Ese adulto cree que así resuelve la situación

No es aconsejable tomar su cuerpo como objeto de castigo para educar: el chirlo no educa, solo constituye la expresión del desborde por impotencia.

La palabra, el diálogo o ciertas restricciones de cuestiones que les gustan a los chicos son más favorables para la educación, siempre y cuando se pueda sostener el límite impuesto y cumplirlo sin temor.

Malas escusas

Te paso algunas excusas en las que se escudan algunos papás para pegarle a sus hijos:

• Mi hijo mayor, entonces de 4 años agarro del piso un cable suelto desconectado que yo estaba arreglando, sin mediar nada el chirlo fue en el traste. Años después ya el hermano estaba nacido y colocaban TV por cable en casa, cuando éste tomó curioso el cable, el hermano mayor se lo saco de la mano y le dijo textualmente “no toques los cables porque en esta casa por esto te cagan a palos” Moraleja: El chirlo a tiempo es siempre muy útil.
• Una buena nalgada en el momento adecuado, evita un sinfín de explicaciones y un montón de lágrimas de los padres. Mas vale que lloren los chicos cuando son chicos y no los padres después. Todos nosotros fuimos educados con estos parámetros y nadie salio traumado por esto. Los chicos entienden si, pero decía el Dr. Escardó, “aplicar la psicología esta bien, pero un chirlo a tiempo, esta mejor.”
• Les puedo asegurar que ese correctivo me dolió mas a mi, que a mi hija. Gracias a dios, solo tuve que aplicarlo una o dos veces mas, ya que fueron creciendo y es mas fácil llegarles. Los padres debemos ejercer la patria potestad, tener los derechos sobre nuestro hijos y las obligaciones. Señores, si nuestros hijos se mandan una macana, nosotros debemos responder por ellos, económicamente, legalmente, y todo por lo cual los trajimos a este mundo, por lo menos hasta los 18.
• Es preferible un buen chirlo a tiempo, hay niños a los que las palabras no les alcanzan. Un chirlo es más que dolor un susto y un límite que se les pone. No me arrepiento que mi madre me haya dado un chirlo, se lo agradezco. Ahora le dan mucha vuelta a las cosas y los chicos terminan haciendo lo que quieren con los grandes.

Yo me pregunto, ¿estas personas no pensaron que con el diálogo SI se educa, no se lastima y los chicos crecen conociendo los límites sin ver afectada su autoestima? Se ve que no.

La realidad es que vivimos en una sociedad que ha interiorizado la violencia y como somos soberbios, preferimos justificar nuestras faltas a aceptar nuestros errores y poder cambiarlos.

Ojalá las nuevas generaciones sean mejores y más inteligentes.

por: Paola Depetris