Revista Opinión

Churras, pantojas y merinos

Publicado el 16 abril 2013 por Miguelmerino

Quería enfocar esta entrada desde el humor, pero no veo la manera. O sí, ya veremos.

Resulta que hace unos años, no muchos, un fiscal y un juez de instrucción vieron indicios de delito en una demanda que mi empresa puso a un cliente en reclamación de una deuda de mil seiscientos euros. El cliente no presentó su oposición en tiempo y forma y fue condenado a pagar la cantidad adeudada. El deudor, con ánimo de defenderse, nos puso una querella por falsificación de firma y el juez y el fiscal, apoyados en una prueba caligráfica al transportista que entregó la mercancía, decidieron que había indicios de delito y nos acusaron a los dos. Al transportista como autor de la falsificación y a mí como inductor de dicha falsificación, con el objetivo de estafar al deudor los mil seiscientos euros. Hasta aquí, nada objetivamente raro, salvo por el hecho de ser yo el acusado y saber que las cosas no habían ocurrido así, pero eso debería quedar claro en el juicio.

Por otro lado, un juez de instrucción y un fiscal, ven indicios de delito en algunos hechos imputados a la señora Pantoja. Y después de sustanciar la correspondiente instrucción, la acusan de blanqueo de dinero por algo más de un millón de euros si no estoy equivocado. Como es un delito penal, se solicita entre otras cosas una pena de privación de libertad. En el caso de la señora Pantoja, el fiscal le pide tres años y seis meses.

En el caso del señor Merino (no soy ni más menos), el fiscal se sumó a la petición de la acusación particular y me pidió una pena de privación de libertad de cuatro años.

El hecho de que yo resultara absuelto y la señora Pantoja condenada a dos años de prisión, no pone ni quita nada al cabreo que me ha entrado hoy cuando me ha dado por reflexionar sobre la acusación y la condena que se pedía para la señora Pantoja.

Seguramente es más grave ayudar a estafar, presuntamente, en Las Palmas de Gran Canaria mil seiscientos euros a un particular que blanquear (ayudar a estafar), igual de presuntamente, un millón y pico de euros de dinero público en Marbella. Debe influir la renta per capita. O la cantidad de chorizos por metros cuadrados. O que en este país se ha perdido definitivamente el oremus.

A la justicia se la pinta ciega, pero el fiel de la balanza se le ha ido a tomar por culo.

Y no. No me ha salido muy gracioso que digamos.


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