Revista Cultura y Ocio

Ciao, Mateo

Publicado el 03 abril 2017 por Icastico

A veces la parca arremete contra la vida a dentelladas, de improviso, con urgencia, llevándose un buen bocado. Como si quisiera reivindicarse, como si no fuera suficientemente temida. Esta vez vino a por ti, Mateo. Con nocturnidad. Manjar irresistible. Estabas en racha, encaramado a un éxito más que merecido, pero ese lugar parece tener malos anclajes, resultar resbaladizo. La muerte te vio ahí arriba, tan guapo, tan feliz, y no pudo resistir semejante provocación. La felicidad debería ser un secreto. No conviene publicitarla porque tiene muchos enemigos. Eras un eumés querido, cosa fácil, por otro lado. Allanabas los corazones con una sencillez pasmosa, un lujo de ratero, ¿cómo resistirse a tus sonrisas tus miradas y tu compromiso con todo el pueblo?

A la Dama Oscura no le gusta la luz y tu brillabas demasiado, de día, de noche. Brillabas sirviendo copas en los bares de Pontedeume antes de acabar brillando como actor, porque también sabías asaltar los sueños. Ahora nos quedarán tus personajes. Y tu persona, esa nunca se irá porque hacen falta referentes para los que quedamos aquí un rato más. Nos hace falta tu ejemplo. El de un luchador incansable que se ha reído de los reveses. He visto muchas almas tocadas y encharcadas en lágrimas a las puertas del cementerio. Llantos ingobernables. He visto narices de payaso, de varios colores, como esa que llevabas en el bolsillo y te colocabas cuando había que levantar el ánimo del amigo desanimado. He visto el fruto de tu cosecha de amor, salpicando tus cenizas. Ciao, bambino, aunque deberías haber sido de los últimos en abandonar el barco. Te haré una visita de vez en cuando.

Ciao, Mateo
Foto: Pixabay

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