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Ciclo Star Wars IV: La Amenaza Fantasma

Publicado el 21 mayo 2012 por Lapalomitamecanica
La estrella menos brillante de la galaxia
Ciclo Star Wars IV: La Amenaza Fantasma
Una vez recorrido la mitad del camino, toca detenerse en la segunda saga con la que George Lucas nos “obsequió” después de que los lunáticos más acérrimos de esta saga permaneciéramos expectantes durante 16 años. Sin desmerecer la artesanía con la que están realizadas las primeras entregas, todos nos preguntábamos que sería capaz de crear el Maestro Lucas con todos los recursos del mundo a su alcance y el avance de las nuevas tecnologías audiovisuales. Sin embargo, qué os voy a decir que no sepáis ya sobre la segunda saga galáctica, primera en cronología. El resultado fue un fracaso absoluto en crítica de la que solo se salvaría El Episodio III, pero sin duda, todas la iras cayeron sobre Episidio I: La Amenaza fantasma, un absoluto despropósito que nos vemos obligados a desmenuzar en la entrega más oscura de este ciclo. El análisis, tras el salto.
El Episodio I se estrenó el 19 de Mayo de 1999 y fue peor recibida por la crítica que Jordi Évole en un a convención del PP. A pesar de ello, la cuarta película de la saga se convirtió en una de las más taquilleras de la historia llegando a la escalofriante cifra de 925,5 millones de dólares (sin contar la recaudación de la reciente versión en 3D, donde puedes disfrutar viendo como Jar Jar Bins viola analmente a los héroes de tu infancia a cinco centímetros de tu cara). Curiosamente, Lucas, tras afrontar un costoso divorcio, se mostraba reacio a seguir con la saga nada más estrenar El Episodio VI, sin embargo, vista la considerable marea de fans que permanecían fieles y sobre todo la llegada masiva de la tecnología CGI, la tentación era demasiado poderosa. La famosa revista norteamericana Variety anunciaba la continuación en un temprano 1993. Seis años para hacer La Amenaza Fantasma, 71 meses para los efectos especiales, el resto para el guión.
La historia de la última saga se enfoca en torno al encumbramiento y posterior caída de Anakin Skywalker. El Episodio I nos relata el principio del complot erguido por un tipo con capa llamado Darth Sidious para invadir el pacífico planeta de los Naboo, un hecho que supondrá el pistoletazo de salida para aventuras más propias del futuro Spin Off de de Bob Esponja con Patricio al frente. La Amenaza Fantasma supuso un duro golpe en las pelotas  para toda una generación de adolescentes (ampliando mucho el abanico por ambos márgenes, por supuesto) que se criaron con las destrezas del joven Luke Skywalker, un chico sencillo del campo que anhelaba una vida alejada de la rutina que asola la vida del hombre común. En cambio, nos regalaron una borrachera de efectos especiales que encima ni se sostenía por culpa de un guión de tan pocas páginas que no serviría ni para calentar una fogata mientras los seguidores de Star Wars cantamos alrededor.
Ciclo Star Wars IV: La Amenaza Fantasma
Es incuestionable que el libreto de La Amenaza Fantasma parece redactado por un mono con sombrero, pero de los que no tienen carrera ni corbata. Casi, el autor fue el propio George Lucas, y dio a luz a un relato con más fallos de guión que una temporada entera de Jersey Shore. Por poner unos ejemplos concretos más allá de quedarnos en el clamor general, vamos a comentar algunos fallos que transcurren durante los primeros minutos de la película, cuando el maestro Qui-Gon Jinn y un  joven padawan Obi-Wan Kenobi acuden a la disputa comercial con la federación a propósito del bloqueo del planeta Naboo. Para empezar, tenemos al Virrey Nate Gunray, lider de la federación de Comercio, siguiendo las órdenes de un holograma cuya identidad desconoce en absoluto (recordad que nadie debía saber que era el senador Palpatine), obedeciendo dócilmente sin que nunca nos llegaran a explicar qué ganas dejándose pelar el culo por los jedis sin que el tal Darth Sidious siquiera moviera una falange. Una inversión a riego cero, en ganacia e inventiva, como dirían los inversionistas de Bankia. Si te quieres cargar a un par de Jedis de forma diligente, ¿no es mejor eliminarlos antes de explotar en mil pedazos su nave y  ponerlos en alerta ? O mejor aún, ¿no sería más conveniente haberles mandado al infierno cuando hubieran embarcado en la nave con un buen cañonazo de protones? En cambio, si lo que quieres es deshacer de alguien mediante algún tipo de gas, ¿No será más inteligente que sea incoloro?, ¿habrán  oído hablar alguna vez del Monóxido de Carbono en esa parte de la galaxia?
Como veis, el prólogo de La Amenaza Fantasma no es más que el principio de una serie de catastróficas desdichas.  En realidad, la verdadera importancia del Episodio I está en exponer el origen de Anakin Skywalker, encarnado por el cabezudo actor Jake Lloyd en un trabajo infantil más terrible que todos los infantes de Médico de Familia en el mismo plano de cámara. Bajo el pretexto de no poder canjear dinero de la república en Tatooine (que es como decirle a un marroquí que sus camellos no valen en pleno árido desierto), la película se casca más de un tercio de su duración en conocer al pequeño bastardo de Anakin (y a su madre también, para nuestra desgracia), que a su corta edad es capaz de construir una vaina de carreras (Ferrari debe estar como loco por ficharle) y diseñar un androide de protocolo que tiene la misma utilidad en Tatooine que los alimentos en fibra para Paquirrín. Durante esta parte del metraje, asistiremos a cómo el prepuber Anakin Skywalker gana la carrera de vainas (digámoslo todo, igual la parte más entretenida del filme y base de mis juegos preferidos en mi añorada Nintendo 64) gracias en parte a los Miniclodianos (Y es que al final, la fuerza proviene de la biología, como los Inmortales de un planeta del que nadie quiso acordarse…)
Ciclo Star Wars IV: La Amenaza Fantasma
La ultima parte de la película tambié es de traca porque no solo descubrimos quién es la verdadera Reina Amidala (espera, ¡Es la novia de Thor! pero, ¿no era la de Jack Sparrow?), sino que también averiguamos que es una mente estratega entrenada en la escuela de princesas guerreras de Naboo. Por supuesto, el momento cumbre de la película viene cuando el bueno de Qui-Gon ordena al inquieto Anakin esconderse (en serio, ¿quién en su sano juicio lleva a un crío ni a 50 Km de una batalla?) y éste decide ocultarse en un caza de batalla. Seguramente, todos los pilotos con sus años de entrenamiento quedaron al descubierto ante su demostrada negligencia al descubrir que un lactante era capaz de cargarse la nave droide él solito (otro que ya había practicado en la Nintento).
No obstante, no todo fue malo. Al menos, asistimos a una batalla laser para el recuerdo entre Darth Maul y el tándem Obi-Wan/Qui-gon. Unas coreografías tan espectaculares comototalmente distintas a lo que nos tenían acostumbrados. Seguramente, con menos humanidad aunque ganen en espectáculo, y en este punto, en el que no hay nada más allá de ese espectáculo, hasta se agradece. Finalmente, Qui-gon muere (Enésim Liam Nielson haciendo de tutor consagrado) y Obi Wan (Un lamentable Ewan Mcgregor que andaba más perdido que Jorge Javier Vázquez en el plató de Saber y Ganar) acabaría por adiestrar al joven Skywalker a pesar de que el consejo lo desaprobara, pero todos sabemos que Yoda no sabe decir no, por lo menos, no de forma normal.

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