Revista Cine

Cielo sobre madrid

Por Dandy @migueldandy

cielo sobre madrid

Bruno Ganz es el ángel caído en Der Himmer über Berlín (1987)

cielo sobre madrid

Damiel a hombros de la estatua
alada de la Victoria en Berlín 

Cuando los ángeles Cassiel (Otto Sander) y Damiel (Bruno Ganz) observan desde las alturas "El cielo sobre Berlín" en la película de Wim Wenders, se limitan a no intervenir en las decisiones de los mortales por los que transitan, sino alentarles para superar sus problemas, llevando a uno de ellos a plantearse su celestial vida por una terrenal y "en pecado" con Margot (Solveig Dommartin) una angelical trapecista de la que se enamora. Paradójicamente, se dice que alguien tiene "ángel" cuando posee cierta gracia o virtud más allá del interés personal, es decir, humanidad, una esencia de la que muchas personas carecen, sobre todo cuando pasa por ellos el derecho y deber de apoyar y participar en la vida pública de todo ciudadano; el de hacer sentir la voz libre, el de votar por una democracia real que desbanque a las dominaciones actuales. Si la jerarquía política  y la banca internacional piensa quedarse de brazos cruzados ante una crisis de semejante envergadura, que sepa que todo un ejército civil de potestades pacíficas promueve una revolución (#spanishrevolution): acampados, sentados, visibles sobretodo por una conciencia que cambie el rumbo (#nolesvotes); que salve de la precariedad a desempleados -no parados- como millones de personas, y no ya en España, alzada como símbolo de liberación y salida por la que millones de manifestantes han logrado que entrara la Puerta del Sol -punto de inflexión en titulares de todo el mundo-, sino en un gérmen que se propaga tanto por la red (Twitter y Facebook) como por cada uno de los nuevos sesentayochistas de un mayo igualmente alérgico al oscurantismo de moscones incompetentes.
El estreno en la pasada Berlinale de la nueva película de Wenders "Pina" sobre la figura de la danza contemporánea Pina Bausch, irrumpe este año en los cines como revulsivo de lo clásico, donde igualmente la ruptura de la perspectiva tradicional le fue vital para responder a los nuevos tiempos. Ahora y mañana el cambio sólo tendrá un nombre: el tuyo.

Pina - Wim Wenders (2011)¡Danzad, malditos, danzad!


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