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Cienciología – La religión de Hollywood

Publicado el 18 junio 2013 por Cinefagos

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El estreno en España de Después de la Tierra (After Earth) viene precedido, aparte de por un fracaso económico, de cierta polémica. Muchos han visto en la nueva película de Will Smith no sólo un vehículo para el lucimiento de su horripilante hijo, sino un panfleto de la Iglesia de la Cienciología, secta a la que la familia Smith procesa fe. Esta aventura espacial, llena de referencias alienígenas, volcanes e incluso auditorías emocionales no es la primera vez que esa secta asalta los cines. Así, Smith se convierte en otra más de las estrellas que esta ideología extraña y hermética ha elegido como rostros visibles, utilizándolas para promocionarse, aunque casi siempre con nefastos resultados comerciarles.

A día de hoy pocos saben en qué consiste exactamente la cienciología, y muchos menos aún saben que sus acólitos consideran a Tom Cruise casi como un mesías en la Tierra, e incluso le atribuyen poderes sobrenaturales.

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Al contrario de la mayoría de las “religiones”, a las que vemos como algo que lleva instaurado desde hace siglos y que no sabemos muy bien de dónde ha surgido, la Cienciología y la Dianética fueron postuladas por un solo hombre, L. Ron Hubbard. Y no es fácil ni siquiera saber en qué consisten o como surgieron, ya que la información que tenemos está claramente deformada y manipulada. Si en todo tema nos encontramos siempre dos versiones de la verdad, al entrar en el mundo de (y estoy hay que dejarlo claro desde ya) las sectas y las pseudociencias, la información está polarizada. Por un lado están los textos de los críticos, los no creyentes y los desengañados, y por otro, los relatos de los acólitos, que ensalzan a sus profetas y a sus cultos a un nivel casi vergonzoso. Eso sin contar con la delgada línea que separa la realidad de la ficción, la prensa amarilla y los rumores que inundan Internet,  lo que hace que explicar de una forma superficial qué es la Cienciología sea muy complicado. Para ello, deberíamos empezar hablando de la Dianética, el primer estudio de Hubbard sobre la mente humana y el pilar sobre el que se asienta toda su ideología. Vio la luz por primera vez en la década de los cincuenta, y en seguida se convirtió en todo un best seller en una época en la que el pueblo americano ansiaba una revolución espiritual.

Según sus biógrafos, Hubbard fue un hombre excepcional, tanto que hasta cuesta creer que haya algo remotamente cierto en el relato. Desde sus increíbles habilidades como jinete, pasando por sus viajes alrededor del mundo, conocedor de todas las culturas, su brillante carrera militar (lo que sí es cierto es su pasión por la marina), sus conocimientos de física nuclear a su grave herida sufrida en combate de la que se recuperó milagrosamente, gracias a la cual descubrió el poder de la mente humana e identificó sus distintos niveles.

Al curioso no le cuesta mucho encontrar una versión reducida de la Dianética. Decenas de páginas web con vídeos con un tono tan relajado y agradable que deberían hacernos saltar todas las señales de alarma nos explican que en nuestro cerebro tenemos lo que se llama “mente reactiva” y que, a grandes rasgos, grabamos en ella todo lo que nos acontece. Tactos, sonidos, imágenes, sensaciones… todo se graba en nuestro ser “a nivel celular” en una forma de ayudarnos a sobrevivir. Pero, toda esta información puede llegar a ser molesta e incluso contraproducente para nosotros y nuestra felicidad.

El ejemplo más recurrente es el de una comida que nos sienta mal y que a partir de entonces nos provoca náuseas sólo con verla. Sabemos que esa comida no está en mal estado y que es muy poco probable que nos haga enfermar de nuevo, pero aun así tenemos reparos a comérnosla porque nuestra “mente reactiva” nos avisa de ello. Por supuesto, gracias al dominio de la Dianética, el arte de controlar el poder de la mente humana, podríamos librarnos de estas malas experiencias a las que llamarían “engrams” y aprender a ser más felices y a llevar una vida más activa, productiva y plena. Hubbard escribió el manual de la Dianética en un artículo que fue rechazado por todo tipo de publicaciones médicas y científicas, y aceptado al final en una revista pulp de relatos de ciencia ficción, lo que ya desde el principio deberíamos darnos una idea no sólo de la seriedad de su teoría, sino también de qué tiene esto que ver con la nueva película de Will Smith o incluso con Campo de Batalla: La Tierra.

L. Ron Hubbard era un escritor de ciencia ficción, aunque abordó otro tipo de géneros como el terror, las aventuras o el western. Muchos de los que le conocieron señalaron que era un hombre al que le encantaba contar historias, tan alucinantes que llegaba un momento en que importaba muy poco si eran reales o no. Diciéndolo burdamente, Hubbard era un cuentista y un charlatán, y su idea, publicada en forma de libro poco después, se convirtió en un best seller que sus seguidores no paran de repetir como un éxito imparable y que le permitió crear instituciones destinadas al desarrollo de la Dianética.

Auditorías a través de é-meters

Entre las tareas de estas instituciones, las raíces de la secta en la que se convertiría más tarde, estaban las auditorías, a las que todos los fieles son sometidos. Consisten en una versión moderna y futurista de la confesión católica en la que un miembro (auditor) de la iglesia hace preguntas a un seguidor mientras éste sujeta en sus manos las barras de un é-meter. Este aparato no es más que un galvanómetro que mide el nivel de electricidad que pasa por las manos del sujeto, y una aguja que se mueve indicando su potencia. En estas entrevistas, que son grabadas en vídeo y almacenadas por la iglesia, se le hacen distintas preguntas al sujeto para ver cómo son sus reacciones, algo que podría recordar un poco al test Voight Kampff  de la película Blade Runner. Cada vez que el auditado siente alguna emoción o tiene algún pensamiento que no quiere compartir, la aguja se mueve, lo que le da al interrogador un indicio para presionar y, así, poder sacar información gracias a cuestionarios eternos, sesiones continuas o al poder de la sugestión y la confianza. Aunque los cienciólogos aseguran que hablar de nuestras malas experiencias nos permite relajarnos y liberarnos de ellas, lo cierto es que es una forma muy sencilla de sacarnos los trapos sucios gracias a la habilidad de unos expertos charlatantes y de un trasto inútil que también podría identificar cualquier pequeño cambio eléctrico en nuestro cuerpo como un estornudo, un picor repentino o la propia incomodidad que genera el interrogador.

After Earth hace uso de una auditoría, aunque no en el sentido estricto. En la película, Will Smith alecciona a su hijo acerca del peligro de las emociones (de hecho, los monstruos del film se alimentan del miedo) y le instruye acerca de cómo eliminarlas. Incluso la frase promocional “El peligro es real, el miedo es una opción”, dejan claro para ex – miembros de la secta que el mensaje habla acerca de nuestro control mental.

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Sólo a través de las auditorías, de cursos de dudosa eficacia y de cuantiosas donaciones económicas (porque seguro que sin pagar no podemos alcanzar la felicidad, claro) podemos librarnos de todas estas malas experiencias, de estos Engrams, y llegar a un estado llamado ‘Clear’, en el que empezamos a despertar y a ser conscientes de que no tenemos una mente, sino un alma, y es más, que no tenemos un alma, SOMOS un alma que utiliza un cuerpo terrenal. Estamos hablando de los Thetans.

El Thetan sería el nombre de nuestro espíritu, y a través del estudio de la Cienciología, iríamos aprendiendo a liberarnos de nuestras ataduras mortales y despertando todo nuestro poder innato. A medida que ascendemos de nivel llegamos a los llamados ‘Operating Thetans’, similares a los cinturones de Kárate que nos informan sobre nuestros logros. Conferencias y obras de Hubbard celosamente protegidas por derechos de autor rigen cada uno de estos pasos y nos deja claro que la Cienciología es de las “religiones” más extrañas, al no permitir que todo su conocimiento sea accesible al público. Las excusas para hacerlo son peregrinas, como afirmar incluso que cualquiera que no haya (pagado) pasado por los cursos anteriores podría morir de neumonía y otras enfermedades. Y así es como llegamos al mayor disparate y al núcleo tanto de la Cienciología como de la razón por las que las películas que se unen a esta creencia pertenecen al género de la Ciencia Ficción:  Y es que al llegar al nivel de Operating Thetan III es cuando oyes por primera vez hablar de Lord Xenu.

La secta siempre ha negado la existencia de Xenu y la acusan de ser una creación de todos aquellos que intentan desacreditarlos, pero sabemos de él por gente que ha abandonado la organización y nos ha contado lo más extraño y rocambolesco. Hasta ahora hemos visto que los engrams son sensaciones que nos afectan y nos hunden, pero no sería hasta llegado ese punto cuando descubriríamos que los engrams provienen directamente del espacio exterior. Según Hubbard, Lord Xenu era un malvado emperador intergaláctico que hace setenta y cinco millones de años trajo a la Tierra a billones de seres extraterrestres a quienes consideraba sus enemigos y los arrojó a los volcanes de la Tierra, quemándolos vivos. Para asegurarse de que murieran, Xenu (de quien hay incluso descripciones muy detalladas sobre el modelo y forma de su nave espacial) bombardeó nuestro planeta con Bombas de Hidrógeno que los pulverizaron. Los volcanes son un tópico de la secta, y ya en la propia portada de la Dianética, había dibujado uno de ellos, que es curiosamente el lugar donde ocurre el clímax de After Earth y donde el hijo de Will Smith, tras aprender a controlar su mente, acaba con sus enemigos.Las almas de estos seres se pegarían a nuestros cuerpos causándonos enfermedades tales como el asma, el cáncer o incluso la homosexualidad y la paraplejia, de ahí la necesidad de auditarnos para eliminar su influencia.

Cuesta mucho creer que alguien pueda tragarse semejante cuento de serie Z, pero la verdad es que, para cuando llegan al nivel III, la gente está tan metida en la secta que es más fácil seguir adelante que dar marcha atrás.

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Esa podría ser una de las razones por las que cuando periodistas como los de la BBC intentan entrevistar a Cienciólogos famosos como Juliette Lewis o Kirstie Alley, estos pongan cara de asombro y nieguen todo lo que tenga que ver con la parte más fantástica de su autoproclamada religión. Muchos de ellos, por ejemplo, han superado con creces el nivel III, Tom Cruise es nivel VII, y los seguidores creen que el control del protagonista de Misión: Imposible sobre su propio Thetan es tan grande que puede mover objetos con la mente, realizar viajes astrales, utilizar la telepatía o incluso levitar… No está claro cuántos niveles existen, ya que se rumorea que gran parte del archivo de Hubbard aún no se ha publicado (lo que viene de perlas para una organización que está siempre dispuesta a crecer y a sacarse de la manga cualquier tontería)

La cienciología es una secta, y como todas, destructiva. Aísla a los individuos, los controla y los manipula en un proceso que ellos llaman “desconexión” y en el cual dejan claro a los nuevos adeptos que tienen que separarse de familiares y amigos si quieren ser puros. Con el tiempo, las ideas del culto se han vuelto más y más extrañas, llegando incluso a predicar que la reencarnación es un hecho, y que nosotros, Thetans inmortales, tenemos que eliminar los engrams incluso de nuestras vidas pasadas. De ahí que a los niños se les trate como a adultos en la organización (tema que fue muy comentado con la hija de Tom Cruise), ya que se les considera Thetans atrapados en cuerpos infantiles pero poseedores de toda la sabiduría intergaláctica. Eso hace que, por supuesto, los miembros de la Sea Organization (una versión del clero cristiano que utiliza los rangos de la marina porque a Hubbard le gustaban) se les obligue a firmar un contrato de servidumbre por unos diez mil años, y que hasta los niños tengan que trabajar quince horas al día por el bien de la organización.

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Con el tiempo, mientras Hubbard envejecía y escribía relatos donde dejaba bien claro su odio a la homosexualidad o la psiquiatría (y, ya puestos, sus escasas dotes narrativas) otras personas empezaron a tomar el control de la secta, hasta que, tras la muerte de su fundador (que fue anunciada dejando claro que Hubbard se había despojado de su cuerpo mortal porque ya no le servía), sólo quedó un miembro que acaparó todo el control, David Miscavige, presidente actual de la Iglesia de la Cienciología y, curiosamente, padrino de boda de Tom Cruise. Él es uno de los máximos promotores de utilizar famosos para expandir la Dianética, utilizando su gran poder convocador. Todos recordamos la cantidad de gente que acudió a la inauguración de la sede en Madrid, interesados más en ver a una estrella de Hollywood que en aprender de los crímenes de Lord Xenu. Desde los inicios con John Travolta, Cruise ha hecho más por su difusión que todos los libros de la Dianética expuestos en librerías, y antiguos fieles declaran que Cruise es, de hecho, el tercero en rango dentro de la secta por detrás sólo de Miscavige y el propio Hubbard (a quien esperan que se reencarne, por supuesto). Ellos dos, junto con Will Smith o incluso gran parte del reparto de ‘Me Llamo Earl’ son la mejor publicidad que la Cienciología puede tener, transmitiendo sus ideas a través de aquellos con el suficiente dinero como para producirlas. Ya ‘Campo de Batalla: La Tierra’ denominaba Psyclos a los alienígenas en un intento de compararlos con la Némesis de Hubbard, la psiquiatría, y en la novela incluso catalogaba a la especialidad médica de Secta. Todo un alarde de ironía de una agrupación que, tras volcanes, películas malas y un John Travolta Rastafari, obliga a abortar a sus fieles, los explota, esclaviza y maltrata físicamente, incluso cuando logran salir de la organización. Miembros altos de la talla del auditador personal de Tom Cruise o la propia sobrina de David Miscavige han declarado las barbaridades a las que se someten a los miembros, que no siempre acceden por propia voluntad a encerrarse en las fauces de un grupo de chalados que con tiempo, dinero y fieles se ha convertido en una de las sectas más conocidas y peligrosas del planeta. A partir de ahora, niños nacen en el seno de la organización y son escolarizados en centros financiados por los fieles, enseñando los principios de la Dianética y regalando un pack de libros de Hubbard como regalo tradicional. Colegios como el fundado por Will Smith y al que podría acudir Suri Cruise, y lugares que, por desgracia, van en aumento. De nosotros, y de nuestra ignorancia y pasividad, depende que gente como esa siga expandiendo una fe perversa, falsa y tramposa a través del cine o la literatura, engañando a nuestros familiares o incluso a nosotros mismos con un único fin, y es el mismo de siempre, y que el propio Hubbard ya dejó más que claro en su momento: Escribir por un centavo la palabra es absurdo. Si quieres hacer dinero, tienes que empezar una religión.

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“Cree en aquellos que están buscando la verdad, duda de aquellos que dicen haberla encontrado” André Gide.

Cienciología – La religión de Hollywood IP Anónima


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