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Cifuentes redecora su Gobierno

Publicado el 25 septiembre 2017 por Felipe @azulmanchego

Cifuentes redecora su Gobierno

Foto: Comunidad de Madrid

LA PRESIDENTA MADRILEÑA ha sorprendido a propios y extraños con una crisis de Gobierno, que pocos, más allá de su fiel número dos, Ángel Garrido, conocían. Muchas de las decisiones del Gobierno regional pueden ser colegiadas, pero nombrar y destituir consejeros es la única facultad que es de su estricta competencia y responsabilidad. Ella los elije, ella los quita cuando considera oportuno.

Si lo que quería era conseguir el efecto sorpresa, lo ha logrado sin duda. Si lo que pretendía era dinamitar el debate sobre el estado de la región, es evidente que también lo ha hecho. Desde ese punto de vista, resulta bien llamativo que acudiera a Vallecas con el discurso de que todo estaba bien y, a renglón seguido, pusiera patas arriba su gestión cambiando las estructuras de medio Gobierno.El hecho cierto es que a todos pilló con el paso cambiado y, cuando el viernes los periodistas ya tenían la crónica medio escrita, les obligó a cambiar el chip con esa reestructuración en ciernes que concretó al día siguiente.A los caídos Jaime González Taboada (Medio Ambiente, Administración Local y Ordenación del Territorio) y Jesús Sánchez Martos (Sanidad) les ha permitido la “honrosa salida” de decir que dejan sus cargos “a petición propia”, que es la eufemística fórmula utilizada en estos casos. Pero el hecho cierto es que ambos estaban señalados y en el disparadero político y mediático desde hacía meses.Con la marcha de González Taboada, salpicado por la ‘trama Púnica’, Cifuentes se cura en salud para evitar tener que apartarlo si el juez acabara por imputarle. Le ha mantenido a su lado, porque es una persona de su confianza, hasta que ha podido, pero un eventual revés judicial por las cuestionadas adjudicaciones de la empresa pública Arpegio, habría dejado muy tocada a la propia presidenta. Desde ese punto de vista, diríamos que ha sido una decisión preventiva.Bien distinta es la destitución del achicharrado Sánchez Martos. Lo que sorprende en este caso es que no lo hubiera hecho mucho antes y no solo tras haber sido reprobado por la Asamblea de Madrid dada su mala gestión al frente de la Sanidad madrileña. Sus gracietas y chascarrillos le habían situado en el punto de mira de todo el sector, que a buen seguro habrá recibido con alivio su marcha. Los profesionales sanitarios y los trabajadores de la Consejería, sin duda.Cristina Cifuentes también recupera la Consejería de Cultura, de la que ella misma prescindió cuando llegó al poder en 2015. Es una forma, como otra cualquiera, de admitir que no fue una buena decisión y que la política cultural necesita un espacio propio y diferenciado, al mismo nivel al menos que los otros departamentos. Hace dos años, Jaime de los Santos llegó al área en calidad de director general como alguien ajeno al mundo de la cultura. Sus únicas habilidades conocidas, más allá de una licenciatura en Historia del Arte, pasaban por ser uno de los muchos asesores de Rajoy, actuar como asistente de la esposa del presidente, Elvira Fernández, o de Soraya Sáenz de Santamaría, además de contertulio televisivo. Como tarea no le faltará, y es una persona formada y sensible hacia el hecho cultural, concedámosle el beneficio de la duda y aguardemos acontecimientos antes de hacer cualquier otra consideración.Asediada por la oposición, sobre todo por Ciudadanos –con “socios” así no necesita enemigos- que es el discurso que más le duele, Cifuentes necesitaba este “impulso”, este golpe en la mesa para “reforzar la acción del Gobierno” en lo que resta de legislatura.De momento, Sánchez Martos dejará de ser el bufón de la Comunidad de Madrid, que no es poca cosa. En su lugar, el médico de profesión y diputado Enrique Ruiz Escudero aportará el sosiego y la mesura que tanto necesita la castigada Sanidad madrileña.

Cambiar de caras está bien, suele resultar conveniente e incluso saludable, otra cosa es enderezar el rumbo y modificar las políticas. Y eso es algo que la señora presidenta no parece dispuesta a cambiar, convencida como está de que con este “impulso” es más que suficiente para afrontar lo que falta de legislatura. Veremos.

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