Revista Maternidad

Cinco consejos para evitar patrones tóxicos en la crianza como gritos, castigos y amenazas

Por Amormaternal
Cinco consejos para evitar patrones tóxicos en la crianza como gritos, castigos y amenazas
El título suena complicadísimo, lo sé, pero es que titular el post cinco consejos para una crianza respetuosa, no comunica exactamente lo que quiero transmitirles hoy. Todos en algún momento nos pillamos a nosotros mismos cayendo en patrones tóxicos dentro de la crianza, recurriendo de forma inconsciente, automática, a comportamientos que nos fueron propinados y muy probablemente -aún siendo niños- juramos no repetir.
Están allí, en la sombra, y el lado oscuro de mamá se asoma de vez en cuando cuando cae la gota que derrama el vaso, y cuando no hemos sanado esa parte de nuestra propia crianza. Recomiendo en estos casos trabajar la infancia con un buen terapeuta, leer los libros de Laura Gutman y hacer introspección, pero igualmente, va bien tener a mano algunos tips prácticos para afrontar estas situaciones según la crianza en cultura de paz, recordarlas y aplicarlas, a la vez que trabajamos a un nivel más profundo nuestro pasado para no repetirlo.
Identifica tus gatillos.
Mantén el vaso lo más vacío posible para que necesites de MUCHAS gotas, no de una o un par para derramarlo.
Si ya sabes que te irrita tener la casa sucia y/o desordenada, que es algo que realmente te saca de quicio, organízate de manera tal que puedas mantener la situación lo más controlada posible. Una buena manera es con el método que nos enseña Azucena Caballero en su libro Organiza tu hogar en 30 días, de cuya filosofía podemos leer un extracto aquí:
Dividir las tareas en pequeños pasos es una forma de simplificar y de lograr que con espacios de tiempo más pequeños, pero de forma rutinaria y constante, logremos nuestras metas y objetivos. Esto lo saben muy bien los expertos en productividad de grandes y medianas empresas, pero es una herramienta que podemos llevarnos también a casa, darle la vuelta y usarla para optimizar nuestro tiempo y mantener nuestra casa en orden y a nuestro gusto. 
Con la ayuda de un temporizador nos va a resultar muy sencillo y vamos a lograr en tiempo récord,solo son 15 minutos al día, que nuestra casa tenga el aspecto que deseamos.
Respira profundamente.
El respirar lenta y profundamente oxigena el cerebro y nos relaja. También podemos probar técnicas de respiración profunda como por ejemplo el prana yama que nos aportan bienestar. Es una buena manera de desconectar de lo que estemos sintiendo, tomar una pausa y reconectar con nosotros mismos.
Mira a tu hijo a los ojos, y si estás suficientemente cerca, verás el reflejo de tu cara.
El otro día en medio de una rabieta, mi hijo Sam me miraba a los ojos enfurecido. Se calmó por un instante y me preguntó por qué se ve a sí mismo reflejado en mis ojos. Le expliqué, poéticamente, sí, que era porque él forma parte de mí, y que yo también me veía en sus ojos porque yo soy parte de él. Ya sé que es un mero reflejo y que podemos vernos reflejados en los ojos de otras personas también, pero me pareció una buena manera de ilustrar que somos lo mismo, que estamos en la misma situación, que lo acompaño, que es parte de mí y yo de él. Si nos detenemos a hacer esa reflexión cuando veamos nuestro reflejo en los ojos de nuestros pequeños, recordaremos también que una vez, hace muchos años fuimos niños, y lo que sentíamos cuando nos "disciplinaban" de manera poco respetuosa (gritos, amenazas, castigos, etc.) -lo cual nos dará fuerzas para luchar contra el autopiloto que nos impulsa a hacer lo que hacían con nosotros.
Contacto piel con piel.
Además del contacto piel con piel, la ducha -quizás sea el efecto del agua cayendo y arrastrando todo hacia abajo- es una excelente manera de desconectar, dejar fluir, cambiar de ambiente y relajarnos para luego ver cualquier conflicto con otros ojos. Así que si sientes que estás a punto de perder la calma, dúchate sola si puedes, deja a otro adulto a cargo, o bien dúchate con tus pequeños, dejando los problemas fuera.
Prioriza.
Muchas veces nos ahogamos en un vaso de agua. En el momento la montaña de juguetes en el suelo parece algo terrible, pero si lo vemos en contexto, es mucho menos importante que vulnerar la confianza de un hijo. ¿Vale la pena gritar/castigar/golpear/amenazar/desesperarme por eso? ¿REALMENTE vale la pena? Mira de nuevo esos ojitos. ¿Lo pueden arreglar de forma más amena? ¿Lo pueden dejar para otro momento? ¿Pueden cambiar algo de la rutina para que no ocurra ese efecto gatillo concreto?
¿Y tú? ¿Qué haces para mantener la calma en situaciones de cansancio extremo o conflicto durante la crianza de tus hijos?
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