Revista Cine

“Ciudadano Kane”: El hombre que se quería a sí mismo

Publicado el 29 junio 2015 por La Mirada De Ulises

Aparece en todas las listas como una de las mejores películas de la Historia. Sobre “Ciudadano Kane” (Citizen Kane, 1941) ya se ha dicho todo: el periodismo y el poder, la comunicación y la manipulación, la amistad y la soledad, la vejez y la infancia que nunca muere… Nada podemos añadir aquí que resulte novedoso, y sin embargo es una obligación dejar unos comentarios sobre el trabajo que encumbró a Orson Welles, si no lo estaba ya. Desde el noticiero con se abre que la película, todo apunta a saber quién era ese hombre que respondía al nombre de Charles Foster Kane y que muere con una bola que encierra nieve artificial. ¿Qué se escondía en ese ciudadano americano tan poderoso? ¿Qué hay detrás de esa palabra tan misteriosa, “Rosebud”? El resto de la información de la cinta es casi intrascendente y reiterativa -como esos rostros de quienes ven el NODO y aparecen en sombra o penumbra- porque el hombre es terco y no está dispuesto a cambiar.

Ciudadano Kane 1

La verdad es que Orson Welles nos da la respuesta en el reportaje inicial: Kane fue alguien que levantó el monumento de Xanadu para edificarse a sí mismo, un hombre que persiguió la felicidad durante toda su vida para darse cuenta al final de que la tenía en la infancia y la había perdido. Entre ese universo de niño y el otro de viejo solitario media una vida azarosa, entre la ambición y la mentira, entre la traición y el acopio de esculturas, donde lo tuvo todo menos lo que más deseaba. ¿Quién era, pues, ese buscador inclasificable? ¿Un canalla egoísta y dominador o un idealista que no estaba dispuesto a seguir las huellas de nadie? ¿Alguien que buscaba la verdad de la realidad o alguien que creaba la noticia de la nada? ¿Quién puede haberle conocido mejor entre los entrevistados por el investigador? ¿Quizá Leland (Joseph Cotten), el amigo leal hasta que dejó de serlo, o Berstein (Everett Sloane), el director gerente del Inquirer? ¿O quizá una de sus mujeres? ¿Era Kane un poseso coleccionista de obras de arte o un megalómano enfermo, o quizá era alguien que quería llenar con ello un vacío del alma?

Ciudadano Kane 2

En realidad, bajo toda la hojarasca de la película se descubre una verdad esencial: en lo más sencillo y puro estaba la verdad y la felicidad de este hombre singular. Y eso Kane lo descubrió quizá demasiado tarde. Los principios que le impulsaron a reformar el Inquirer se desvanecieron pronto, su riqueza fue efímera y… todo comenzó con la pérdida de Rosebud y del cariño materno. Hay en la película imágenes imborrables: ese gran salón con su monumental chimenea y el matrimonio hablando sin ninguna intimidad aún estando solos, ese hall de Xanadu atiborrado de obras de arte y un ingente personal haciendo el inventario, esa bombilla con el filamento que se apaga… todo para significar una vida vacía, o quizá una vida llena de sí mismo.

Ciudadano Kane 7

Es, por otra parte, de todos conocido el magistral empleo de la luz de Orson Welles y cómo las sombras muestran más que esconden de los personajes, la profundidad de campo como manera de dar al espectador la libertad de fijar su mirada en el primer plano o en el fondo, los picados y contrapicados acusados y los primeros planos deformados que llegan cargados de intención, lo mismo que esos interiores en los que el espacio parece aplastar y asfixiar a los moradores al mostrar techos y paredes con un gran angular. Como siempre, vemos que Gregg Toland nos deslumbra con su cámara, lo mismo que Bernard Herrmann con su música.

Ciudadano Kane 3

De esta manera, Welles utiliza en “Ciudadano Kane” todos los recursos que lenguaje del cine le ofrece… con un estilo barroco, abigarrado, cargado… donde sus personajes parecen traslucir una mente tortuosa y complicada, quizá insatisfecha y decepcionada de la vida. Al final de la cinta, el espectador también conoce la respuesta al enigma inicial y quién era realmente Kane: alguien que, como asevera Leland, “nunca creyó en nada, salvo en sí mismo; que murió sin convicciones”… y que al hacerlo descubrió que la pieza que faltaba en el puzzle de su vida era Rosebud (o su madre y todo lo que representaba), y que sobraba otra pieza, él mismo.

Imagen de previsualización de YouTube

En las imágenes: Fotogramas de “Ciudadano Kane” – Copyright © 1941. RKO y Mercury Theatre Productions. Todos los derechos reservados.

Share on Facebook3Share on Google+11Email this to someone

Publicado el 29 junio, 2015 | Categoría: 10/10, Años 40, Drama, Filmoteca, Hollywood

Etiquetas: Bernard Herrmann, Ciudadano Kane, Everett Sloane, felicidad, Gregg Toland, Joseph Cotten, Orson Welles, periodismo, poder


Volver a la Portada de Logo Paperblog