Ciudadanos no es la respuesta.

Albert Rivera en http://www.elconfidencialdigital.com

Las encuestas de los últimos días pronostican fuertes bajadas en el voto a Ciudadanos. Vaya por Dios. Podemos desciende algo. Pero no mucho. Vaya por Dios. Y van dos. No han gustado sus pactos se diría. Aunque en diferente grado. Lo normal, si se piensa.

Mientras tanto, la afiliación de Podemos baja. La de Ciudadanos sube. Parece que a algunos sí convence. Su afiliación crece. Al menos parece que la seriedad de uno tiene más recorrido que los gritos y la mala educación del otro. Al menos en cuanto a los seguidores de carné. Habrá que ver cuanto paracaidista se está colando en las filas naranjas. 

El votante creyente de Podemos es un fan. Vota convencido. Sin cuestionarse al lider. Los votantes honestos que se creyeron sus milongas púrpura van cayendo del guindo, como la fruta madura. A los naranjitos de Albert los votaron otros muchos, con ilusión verdadera. Un chico guapo y formal. Hablando bien. Con las cosas claras. O eso parecía. Pero pronto se destapó el engaño. Ciudadanos es más de lo mismo. Esa realpolitik de apretar en Madrid y laxar en Andalucía es buena rueda de molino, a lo que se ve. Y los que dejaron en la estacada a Mariano para subirse al expreso Rivera, quieren bajarse en la próxima parada.

La prensa nacional y el cachondeo patrio dicen que Ciudadanos es un partido derechón. Ellos, en su página web, beben los vientos de “el liberalismo progresista y del socialismo democrático” (sic). No se come muy bien la mezcla el paisano de a pie. En Ciudadanos no saben muy bien de que van. O los ciudadanos no saben de que va Ciudadanos. O la derecha y la izquierda se parecen bastante. Y los votantes se acaban quedando con lo pésimo conocido. Yo creo que hay un poco de todo. Quizá sean estos los malditos neoliberales de los que tanto habla el rojerío. Batacazo les pronostican.

Pescan en la derecha, siendo de izquierdas y al de toda la vida, al de yo soy apolítico y de derechas, como mi padre, como Saza, a ese no se la van a dar dos veces. Eso no es formalidad. Quisieron ser regeneración y pactaron. Con Susana. Con Chaves. Y con Griñán. Y acogieron en su seno a todo el que pasaba por allí, sin un maldito certificado de penales, y así les van creciendo los enanos, aquí y allá. En Torreblanca, Castellón. En Gandía, Valencia. Subieron al carro del poder. Y el poder corrompe. Y les corrompió nada más tocarlo. Se saltaron hacer la oposición que les tocaba por escalafón. Y se quedarán sin la plaza de funcionario. La res publica tiene su proceso. Les tocaba ahora aquello de contigo no bicho a los chicos de Albert. Han preferido amancebarse con la(s) alimaña(s). Allá ellos.

La derecha española no quiere ser izquierda guay. La izquierda española no sabe ser liberalismo progre. El franquismo, la LOGSE y el maniqueísmo caínita tan nuestros, solo entienden de malos y buenos. De los míos y los que están contra mi. Nada de medias tintas. Nada de pactar entre dos aguas. Eso debían saberlo. Preverlo. O lo sabían y quisieron pisar moqueta.

Los fanaticos podemitas y los peperos acérrimos, lo tienen claro. La elecciones en España se ganan en el centro. En el centro de la izquierda o en el centro de la derecha. La tercera vía es otra. Salirse del centro. Apostar por la coherencia. No cambiar el discurso según las circunstancias. No hay más que ver la que está liando Pedro Sánchez con la bandera. Twitter y Facebook se han convertido en los  hermanos cabrones de la hemeroteca. Lo que antes olvidábamos ahora nos lo recuerda uno que lo tiene capturado, por si las moscas. No se puede cambiar de discurso. Ni adaptarlo. Y eso han hecho los naranjas. Allá ellos.

Ciudadanos vino a cambiar las cosas y se quedará en lo de siempre. Con la desventaja de que muchos de sus votantes eran los informados. Primero dejó a un lado el discurso rompedor. Ahora ha aparcado la coherencia. Todo para hacer política. Y de eso, de la política, es de lo que estaban hartos sus votantes.

• Encuesta de MediaSet

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