Claroscuros del balance festero

Dije que este blog volvería a la actividad hoy y, a pesar del cansancio acumulado y de las agujetas, quiero cumplir mi compromiso. Por una parte, pienso que no debería perder más tiempo y tendríamos que ponernos a tratar sin falta los asuntos más candentes de la actualidad (ayuntamiento, huelga general,  caso Brugal, etc.), pero por otra parte creo que en esta primera entrada debería hacer un resumen de lo que han sido las pasadas Fiestas Mayores, asentando distintos acontecimientos en el debe y en el haber de este peculiar y personal balance festero.
Cualquiera que haya estado estos días pasados en Ibi coincidirá conmigo en que han sido unas Fiestas espléndidas en muchos sentidos. Hemos tenido un tiempo extraordinario, sin excesivo calor y sin una gota de lluvia. Personalmente, he vivido unas Fiestas muy completas: desfilé en la Diana, colaboré en la Ofrenda de Flores, he acompañado a mi abanderada a casi todos los actos, he disfrutado del ambiente de zoco en "El Corralet" con mis amigos,... en fín, una auténtica gozada. Además, los Capitanes y las Abanderadas han cumplido con creces las obligaciones de su cargo y desde aquí les doy mi enhorabuena a todos y a todas.
Por otra parte, no tengo constancia de incidencias graves. Los desfiles han discurrido con absoluta normalidad y puntualidad (salvo contadísimas excepciones que, de no ser por la reiteración, no tendrían mayor importancia). Creo que se ha notado el gran trabajo del equipo de la Alcaldía de Fiestas y justo es felicitarles, así como a toda la Comisión de Fiestas en general y a todas las personas que, de una forma u otra, han puesto su grano de arena en esta gran tarea colectiva que supone organizar unas Fiestas de Moros y Cristianos como las que hacemos en Ibi.
Pero también hay cosas que anotar en el debe de la fiesta. Esos fallos de protocolo (algunos absolutamente intencionados), esos despistes, esas luces que se apagan antes de tiempo, esos negocios que se empeñan en amargarle la vida a los vecinos, ... tiempo habrá para analizarlos y buscar soluciones. Pero todo ello me parece pecata minuta comparado con el fracaso colectivo que supone tener a 6 comparsas sin Abanderada para 2011 y a un bando sin Capitán. En mi opinión, el titular de Escaparate no resulta totalmente acertado, pues aunque haya que aceptar que la crisis económica tiene una indudable influencia en las Fiestas, resulta más preocupante otro tipo de crisis: la crisis festera en general.
El desfile de la Entrada no parecía acusar el efecto de la crisis económica. Si la clave fuera la crisis económica, la falta de Abanderadas se debería haber distribuido entre las comparsas moras y las cristianas ¿no os parece? Si el factor económico fuese tan determiante, debería haber sido la Comparsa Cides, una de las que menos componentes tiene, la que no tuviera Capitán. No nos engañemos, la Fiesta de Ibi padece una enfermedad que se agrava con el paso del tiempo. Durante lustros hemos construido un edificio muy alto sobre unos cimientos endebles y ahora nos damos cuenta que deberíamos haber reforzado la base antes de querer crecer tanto.