La señora Pérez lleva más de un año dando clases de golf, pero avanza
poco en sus conocimientos. En una de sus clases el profesor sigue la
rutina:
- Señora Pérez, a ver si con este hierro 7 es capaz de mandar la bola a cien metros.
La
señora Pérez hace el swing de siempre, con el resultado de siempre:
palo que se clava en la hierba, chuleta de césped despedida y bola que
se mueve apenas medio metro.
El profesor, algo desesperado, le dice:
-
A ver, señora, le daré un truco que no suele fallar: sujete el palo
como si estuviera sujetando la verga de su marido en erección y luego
haga el swing con naturalidad.
La señora Pérez hace un swing espectacular y manda la bola a 250 metros. El profesor la mira y le dice:
-
Muy bien, señora Pérez. El swing ha sido perfecto, el ritmo magistral y
la potencia espectacular. Ahora sáquese el palo de la boca y vamos a
intentarlo con las manos...