Revista Coaching

¿coach o telepredicador?

Por Mbbp

¿COACH O TELEPREDICADOR?

Por mi trabajo actual, tengo ocasión de asistir a numerosas conferencias y talleres sobre coaching, crecimiento personal y autoayuda. Durante muchos años he presenciado a cientos de presuntos expertos que despiertan la admiración en la audiencia. Personalmente pienso que “cuando el rio suena, agua lleva” y que cualquier forma de ayudar a los demás en su vida, siempre es buena! Pero también es verdad que hacerlo debe tener un honesto propósito personal de quien se dedica a esta actividad terapéutica! Es absurdo pretender enseñar a alguien lo que uno aún no sabe! Y cuántos charlatanes hay que parafrasean a los clásicos y célebres personajes, sin haber siquiera interiorizado sus enseñanzas! El crecimiento personal, tan en boca de muchas gentes, no es una disciplina más, ni tan siquiera una técnica, sino un aprendizaje que dura toda la vida y en el que se aprende casi siempre a través de aciertos y de fallos… propios!

Pero es una evidencia que, en esta época de una cierta incertidumbre personal, social y económica, muchas personas están ávidas de conocimiento y de fórmulas mágicas para orientar su vida, no siempre fácil en estos críticos momentos. Creo que, tras de esta incertidumbre, hay, entre otros muchos factores “ambientales”, una crisis de valores esenciales que den sentido a la existencia, tanto a nivel personal como colectivo. Así, mediante esa ley de oferta y demanda que domina nuestro mundo, han proliferado los maestros, gurús e iluminados que, con sus palabras escritas y/o orales, pretenden otorgarse el papel de guías de los demás. De este modo, las salas de conferencias y los foros se están convirtiendo en lugares de culto, en los que la gente espera recibir soluciones a su desorientación, como lo eran antes las iglesias…

Pero, como suele pasar, no es oro todo lo que reluce! Hay predicadores de lo ajeno que, sin más mérito que su oratoria, pretenden influir y vender remedios contra la infelicidad y la desdicha! Inventan terapias, métodos presuntamente infalibles y leyes para intentar demostrar su sabiduría ante la vida… de los demás! Y, en cuestiones de crecimiento, no solo hay que saber inventar o creer, sino sentir interiormente y vivir lo que se dice… y que algunos solo argumentan con palabras!

Personalmente, creo en la misión personal de ayudar a las personas que necesitan sentirse acompañadas para entender y andar su propio camino. Creo que es una honesta misión en esta vida, como lo es la de un médico que salva vidas, la de un arquitecto que contruye nuestro hogar, un buen padre -o un maestro- que educa a sus hijos, entre otros muchos ejemplos! Creo que cualquier aportación personal para ayudar a los demás o para mejorar el mundo es un alto propósito en nuestra vida y el necesario y verdadero sentido en ella! No obstante, no todo vale! El propósito no puede ser solo una manera de lucrarse personalmente, ni para obtener prestigio y notoriedad! Más aún cuando se trata del material más sensible que tiene el ser humano, como lo es su propia vida!

Así, muchos de esos terapeutas, coaches y presuntos expertos sobre la vida ajena, deberían ser responsables en su cometido y, sobre todo, éticos! Para empezar, ya les valdría a muchos seguir los dictados de lo que predican en su propia vida, antes de intentar ayudar al prójimo con teorías y metodologías de supuesta eficacia práctica y vital. Es verdad que exaltar el poder personal -como ahora está de moda- para afrontar los problemas y dificultades en la vida, es ayudar a las personas a creer confiando en su propio potencial! Pero el límite, a mí entender, es cuando el terapeuta o presunto iluminado crea dependencia en sus pupilos e intenta sentar cátedra con sus enseñanzas! No creo más que en el maestro que cada uno de nosotros tenemos dentro, aunque sí en la necesidad -en algunos momentos- de contar con la ayuda externa de alguien que nos recuerda quiénes y cómo somos, a la hora de encarar una situación delicada!

Cuando acudo a conferencias, seminarios y talleres de crecimiento personal, creo estar acudiendo a una misa en la que el antes sacerdote, ahora experto o telepredicador, se auto-otorga el papel de maestro ante su auditorio de fieles feligreses y discípulos! Pero así, como en la misma vida, el “dime de qué presumes y te diré de qué careces” está a la órden del día… seguramente quien más sabiduría de la vida tiene para sí o para los demás, menos ostentación hace de ella! Aunque también es verdad que, cuando uno crece, siente la humana necesidad de compartir con los demás sus propios logros y, sobre todo, explicar el camino que ha seguido para ello. Pero su palabra solo nos debería hacer reflexionar y saber que, si uno puede lograrlo, cualquier otra persona es igualmente capaz! Es importante recordar que cada uno tiene su propio camino hacia sí mismo y que nadie más puede hacer el camino por él! Cada persona tiene su propio y sabio maestro en su interior…

Reconozco que me asusta y me disgusta cuando veo personas presuntamente ilustradas sobre la vida de los demás, que son incapaces de gestionar su propia vida personal. Llevan, al parecer, vidas paralelas entre lo que son, lo que dicen ser y lo que predican! Y, ni que decir tiene, que la confusión personal solo puede crear más confusión… en uno mismo y en los demás! Para saber de la vida, solo hay que estar bien atento a nuestro interior y a lo que pasa, sentir intensamente sin miedo y vivir… y no solo creer, teorizar y enseñar lo que uno no es capaz de aplicar en su propia vida!

 

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