Revista Medio Ambiente

Cómo amargarse la vida: indignación prepotente

Por Valedeoro @valedeoro
Cómo amargarse la vida: indignación prepotente

Nadie te obliga a indignarte por lo que hacen los demás, aunque te haya afectado. La indignación prepotente, que todo lo sabe mejor y no quiere actuar no ayuda a nadie. Es tu decisión entretenerte con ella o usar tu energía para otra cosa.

La operación que me salvó la vida cuando el bebé se dio la vuelta - han dejado una cicatriz bastante grande.

Puedo estar agradecida por estar viva - yo y los dos bebés.

O puedo enfadarme por las grapas que me pusieron en el mejor hospital de la provincia, compararlo con la cicatriz de mi amiga alemana, lamentar la decaída del sistema de salud español.

Es mi decisión.

Indignación prepotente vs indignación real

Esto no significa que me voy a conformar. Estar agradecida no es lo mismo que conformarme. El arte está en distinguir entre lo que hubiera preferido y lo que ha sido posible.

Cuando me recomendaron una cesárea en mi tercer mes de embarazo me indigné de verdad. Busqué el apoyo legal de Lorena Moncholi y me convertí en una Mujer Diké, una mujer que sabe defender sus derechos y los de mis hijos en el sistema sanitario. Y paso esta información a cualquier madre que me confesa que la quieren separar de su niño a la hora de las vacunas.

Si no estás conforme y puedes actuar, hazlo.

Si no estás conforme y puedes actuar para el bien de los que vienen detrás de ti, hazlo.

Si no estás conforme, porque el resultado no ha sido absolutamente perfecto, reflexiona.

No te quejes por quejar. Quéjate para conseguir un cambio.

Y si en realidad o hay nada de que quejarse, no lo hagas.

Estar agradecido es parte del camino a la felicidad.


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