Estamos en invierno, época de naranjas, que además de estar buenísimas y llenas de vitaminas, sirven para todo. De la naranja se pueden aprovechar hasta las cáscaras, y os voy a enseñar cómo. Yo siempre suelo guardar cáscaras de naranja y limón ralladas en el congelador, porque son perfectas para decorar postres o añadir a la masa de bizcochos por ejemplo, pero está no es la única utilidad de la piel de naranja. El calor irá secando las pieles e irá desprediendo un agradable aroma dulce. Una vez completamente secas las pieles, quedan rígidas, pero mantienen el olor, y se pueden usar como potpourri en cestas y cuencos.
Otra forma genial de aprovechar las cáscaras es elaborar ambientador natural. Troceamos la piel de la naranja y la pinchamos con clavos (especia) y lo colocamos en un cuenco de cerámica sobre un radiador. Así de simple.