Revista Belleza

Cómo combatir los efectos del tabaco en la piel

Por El Rincón De Ika @rincondeika

Decir que fumar es malo es como no decir nada, pero, en ocasiones, no es tan sencillo dejar el hábito. De hecho, se calcula que en España aún fuman cerca de un 35-40% de las mujeres mayores de 15 años, ya que el principal aumento de este hábito en los últimos años ha sido femenino.

Repasamos las causas y los síntomas del tabaco en la piel, así como las opciones para mantener sus estragos a rayo. No en vano, el tabaco, al igual que otros agentes dañinos externos como la contaminación ambiental o cambios bruscos de temperatura, deterioran las funciones de la estructura dérmica, causando daños irreparables como el envejecimiento prematuro.

El tabaco actúa en la piel a dos niveles. A nivel interno por el propio hecho de fumar produce problemas de circulación de la sangre, oxigenación y sequedad; así como a nivel externo por el humo que actúa sobre la piel taponando y dilatando folículos, etc.

¿Cómo actúa el tabaco en la piel?

La nicotina y el monóxido de carbono de los cigarrillos son muy perjudiciales para la salud a todos los niveles, desde una piel apagada hasta enfermedades como el cáncer. No en vano, la nicotina causa una vasoconstricción y una peor circulación periférica que afecta a todos los niveles del cuerpo.

Además, con cada calada aumentamos considerablemente los radicales libres. En general, se puede afirmar que el humo del tabaco daña las membranas celulares, llegando a destruir y mutar su información genética.

El tabaco produce una disfunción endotelial que afecta a las arterias, empeorando la irrigación y nutrición de la circulación sanguínea.

De igual modo, produce alteraciones en distintas funciones del cuerpo y la piel, como el equilibrio entre la elastasa y su inhibidor alfa 1-proteinasa; al haber un incremento de la producción de elastasa, se aumenta el riesgo de oxidación y, con él, se acelera el envejecimiento celular a todos los niveles. Además, el incremento de la actividad de la elastasa, provoca cambios en las fibras elásticas que aportan resistencia cutánea. De esta forma, se rompen las fibras de la estructura de la piel aumentando el envejecimiento prematuro de la piel.

Por otro lado, el monóxido de carbono que contiene el humo del tabaco se añade a la hemoglobina reduciendo el oxígeno en sangre y complica la llegada del oxígeno a los tejidos periféricos. De esta forma, se complican todas las funciones esenciales y naturales del organismo.

Por último, dentro de las innumerables toxinas y agentes nocivos que incluye el tabaco, cabe especial mención al cianuro de hidrógeno que también dificulta el transporte del oxígeno hasta las células.

Consecuencias del tabaco en la piel

Como hablamos hace tiempo desde El Rincón de Ika, el tabaco acelera el proceso de envejecimiento prematuro por diversos factores. En primer lugar, el tabaco aumenta la deshidratación y deteriora las fibras que aportan elasticidad y firmeza a la piel, produciendo una atrofia dérmica.

El envejecimiento prematuro asociado al tabaco implica la aparición de arrugas antes de tiempo y más profundas. La menor circulación capilar y el taponamiento de los poros por el humo, produce que las pieles de las personas fumadoras suelan ser opacas, apagadas y grisáceas; con falta de luminosidad y vitalidad.

Además de esa acción comedogénica del tabaco que asfixia los poros y acumula mayor suciedad en ellos, la acumulación de nicotina y otros tóxicos como el alquitrán aumenta los poros dilatados, hace que la piel pierda uniformidad en su textura. Por eso se dice que el tabaco agrava los brotes de acné o la cuperosis al alterar la barrera hidrolipídica natural que puede llegar a sensibilizar la piel.

Así, el tabaco también reseca el cabello y lo vuelve más frágil por los problemas de irrigación. Además, puede dar lugar a olores corporales desagradables y puede llegar a dificultar la capacidad de cicatrización y renovación de la piel.

Cómo tratar la piel del fumador

Como indicábamos al principio, lo mejor es dejar de fumar, pero no siempre es tan sencillo. Por ello, es fundamental que las personas fumadoras incluyan una rigurosa rutina de belleza que ayude a contrarrestar los efectos nocivos del tabaco. No está de más incluir tratamientos desintoxicantes que ayuden a liberar el exceso de toxinas acumuladas.

En primer lugar, es fundamental limpiar la piel por la mañana y la noche para retirar todas las toxinas que el tabaco produce en la piel; ayudando a mantener los poros limpios y evitar que prolifere su dilatación. Del mismo modo, si tienes tendencia a brotes acnéicos es importante buscar productos que ayuden a controlar la actividad microbiana y la excreción del sebo.

A la limpieza diaria, debes añadir una exfoliación semanal adecuada que permita retirar la acumulación de células muertas y con activos que ayuden a mejorar tanto la circulación como la luminosidad de la piel, como los cosméticos o exfoliantes con Vitamina C o el ácido hialurónico.

En este sentido, es interesante tener muy en cuenta las Vitaminas E y C porque se sabe que la nicotina agota sus reservas en el cuerpo. Se pueden incluir en la dieta alimentos y suplementos ricos además en vitaminas A, zinc y selenio, que ayudan a combatir los radicales libres.

También es básico incluir cosméticos ricos en antioxidantes, con polifenoles y flavonoides que ayuden a contrarestar los efectos nocivos del tabaco en la piel. Por otro lado, puedes combinar tu rutina facial con tratamientos en cabina específicos como la carboxiterpia que promueve la vasodilatación y, así, mejora la circulación, el transporte de oxígeno y de nutrientes.

Sea como fuere, ten en cuenta que la piel de un fumador no se recupera del todo hasta pasados al menos tres o cuatro años después de dejar de fumar. Por suerte, la mayor parte de los efectos del tabaco en la piel son reversibles si se tratan a tiempo. En el caso de dejar de fumar y querer acelerar esa recuperación, puedes utilizar cremas con estrógenos y ácidos retinoico y glicólico, que aceleran la descamación de la piel, y peelings para eliminar las células muertas y acelerar la regeneración.

Casos prácticos: fumar en cifras

En la actualidad, existen numerosos estudios que nos ayudan a comparar el daño y estrés que sufren nuestras células a causa del tabaco. Por ejemplo, los medios especializados indican que 1 mg. de piel defiende del ataque de algo más 600.000 radicales libres, mientras en un espacio cerrado repleto de fumadores la piel debe enfrentarse a unos 10.001.014 radicales libres.

Respecto a la vasoconstricción, un cigarrillo produce en el organismo una vasoconstricción de aproximadamente 90 minutos, reduciendo el flujo de la sangre en torno a un 42%.

Así, fumar durante unos 10 minutos reduce la tensión tisular de oxígeno en casi 60 min; fumar un paquete completo al día puede llegar a hacer que una persona se mantenga hipóxica durante casi ese día completo de forma que puede sufrir desde una sensación de asfixia o cansancio, hasta un paro cardíaco o un ictus, al combinarlo con todos los efectos nocivos del tabaco.

La entrada Cómo combatir los efectos del tabaco en la piel se publicó primero en El Rincón de Ika.


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