Revista Pareja

Cómo construir un refugio interior

Por Cristina Lago @CrisMalago

Cabaña en el bosque

¿Te has encontrado alguna vez con personas que parecen “estar en su mundo”? Pregúntales cómo lo hacen, porque quienes desarrollan esa capacidad son más creativos, viven mejor, enferman menos y tienen mayores recursos para superar las crisis. ¿Te atreves a construir el tuyo?

En el año 1854, el escritor Henry David Thoreau publicó su célebre ensayo Walden, después de haber estado viviendo durante dos años en una cabaña en los bosques de Nueva Inglaterra. De este modo defendía la paz y autenticidad de un estilo de vida libre, sencillo y en contacto con la naturaleza ante la vorágine incansable de la sociedad industrial.

Aunque hay veces en que sentimos que todo nos desborda y lo único que querríamos es huir a algún sitio en el que podamos estar en paz, no todos podemos liarnos la manta a la cabeza y vivir experiencias semejantes, pero las buenas noticias son que sí es posible desarrollar un Walden interior que sea nuestro punto firme cuando sobrevengan las tempestades o nuestro laboratorio de desarrollo personal en periodos de mayor tranquilidad.

¿Cómo construir un refugio? Debemos empezar por partir de la base que nuestro Walden no será un lugar para escapar. Se trata de un espacio privado en el que somos íntegramente nosotros, sin distracciones y del que podemos extraer fuerza para seguir enfrentando los cambios, las crisis, las debacles y los nuevos comienzos.

Para llevarlo a cabo se necesitan dos cosas. En primer lugar, es preciso aprender a entrenarse para estar uno, cinco, diez minutos diarios sin hacer absolutamente nada. Nuestra cabaña en el bosque es un lugar para encontrarnos a nosotros mismos, no para encontrarnos con el Candy Crush, el Whatsapp, los Lexatines o los partidos de fútbol. ¿Un truco? Cuando estés en alguna situación que requiera permanecer esperando, intenta no echar mano del móvil, del cigarrillo o de lo que utilices habitualmente para matar el tiempo.

Experimenta un poco, da un paso mental e intenta ir avanzando por la senda de tu refugio.

Es posible que al inicio te topes con miedo, con resistencia, incluso con dolor. Cuando hemos estado viviendo en el estruendo, es normal que nos sintamos amenazados o inquietos en las proximidades del silencio. No importa. Cada día avanzarás un paso más hacia el interior de la guarida.

En segundo lugar, intenta aparcar por un rato tu Yo doliente y herido que espera del mundo o de las otras personas una reparación a los agravios – reales o imaginarios- que te hayan infligido. El ego debe quedarse a la puerta cuando entres en Walden. En tu refugio, no eres Pablo, Ana, Jose, Rosa, Felipe o Diana, ni trabajas en una oficina o en un despacho o una tienda, ni tienes tal coche, ni tal casa, ni tales propiedades.

Eres una página en blanco, un ser humano que renace al mundo como un lugar vivo y lleno de ciclos que empiezan y se acaban. Prueba a desprenderte de la pesada armadura de tus pensamientos, de tus pertenencias, de tus obligaciones: ya tendrás tiempo de regresar a ellos. Estás en un espacio para ti, en el que nadie te juzga: aquí puedes llorar, reír, gritar y ser quien eres en toda tu extensión.

Tu Walden no sólo es un remanso, es el punto de partida de una aventura que durará toda la vida. Te costará más encontrarlo mientras concibas la existencia como un cansado, pero seguro funcionariado del que nunca pueden despedirte. Sin embargo, en el momento en que se te imponga un cambio que no deseabas, o que comiences a hacerte preguntas, a cuestionarte lo aprendido, a asumir que todo lo que buscas y necesitas está dentro de ti…habrás adquirido las herramientas para empezar a construir tu refugio.

A lo mejor mi cabaña en el bosque es tu sombrilla en la playa, o tu oasis en el desierto o tu templo en mitad de la selva. Elige el mejor paraje que se te ocurra y visualízate allí cada vez que pierdas asidero. Encuentra tu versión desnuda, la persona que hay en ti que desea explorar  la plenitud del presente como si fuese un continente recién descubierto: en tu refugio, no hay pasado, ni futuro. Todo empieza siempre Aquí y Ahora.

¿Nos hacemos un Walden?

Fui a los bosques porque quería vivir deliberadamente; enfrentar solo los hechos esenciales de la vida y ver si podía aprender lo que ella tenía que enseñar. Quise vivir profundamente y desechar todo aquello que no fuera vida…para no darme cuenta, en el momento de morir, que no había vivido (Walden, Henry David Thoreau)


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