Cómo crear una biblioteca original en tu casa

A los que nos gusta la lectura.... ¿Cuantas veces hemos pensado al ver en una película o en una serie

lo que daríamos por tener en casa nuestra propia biblioteca, con un aire original y que se adapte

a nuestra personalidad? Y entonces comenzamos a dejar volar nuestra imaginación, pues tendría esto y

colocaría esto otro, yo lo he pensado un millón de veces, siempre he suspirado por tener mi biblioteca,

en ella habría algunos elementos indispensables; una vitrina médica con accesorios, murales o grabados

médicos o botánicos, vitrinas de madera, una mesa escritorio, un velador y un sofá Chester, hoy veréis

una biblioteca real que se puede conseguir, comprobaréis si al final están o no esos objetos soñados.

Cuando por fin se tiene la oportunidad de poder crear ese rincón como es mi caso, no me lo podía creer,

por fin tendría mi biblioteca deseada, nada de tenerla integrada en el vestidor por no tener espacio.

Al principio pensé ubicarla en la planta de abajo, en una habitación muy bonita con un gran arco que

la cruza y vigas de madera, pero decidimos que fuera nuestro despacho, de modo que me fui a la otra

estancia que también me encantaba, una habitación abuhardillada y con vigas también, pero pintadas de blanco.

Siento no haber hecho fotos de como era antes, solo contaros que era un dormitorio, de modo que
vaciamos la habitación y ahí estaba... el espacio vacío, mi primer reto, sinceramente tenía algunas ideas
desde que decidí que allí estaría la biblioteca, quería que una mesa estuviera franqueada por dos vitrinas
o muebles principales, seguramente nada de lo que veis sea definitivo como por ejemplo la mesa de pino
antigua con un cajón, es muy sencillita, tengo claro que si encuentro "la mesa" será sustituida para dar
un aire más especial, pero hasta entonces ahí queda, no me disgusta.

Comenzamos colocando las dos vitrinas, una acristalada que ya conocíais y un antiguo ropero de caoba
ahora transformado en estantería, en medio de ellos la mesa junto con una silla Tonet, ya veis que sigo en
mis trece, la mezcla de estilos, maderas y épocas, si os fijáis por ahí encontraréis dos neveras sesenteras
vintage, con un estampado que puede espantar, a mi me resulta gracioso, incluso creo que alegra y
quita peso a elementos más serios.

Junto a la preciosa chimenea de hierro colocamos un rincón cómodo para estar, conseguimos un espacio
de lectura común integrado con una de las estanterías y la mesa escritorio; a los sillones les he adjuntado
unas pequeñas mesas riñón de años 50, ideales para dejar el libro y la bebida que estemos tomando,
resulta muy práctico y queda muy original, sobre todo porque rompe con el color tan oscuro de la
chimenea, los sillones y el mueble.
Las botellas de cristal llenan la balda de obra, no estoy segura de mantenerlas, quizás se vayan
a otro lugar o las combine con alguna composición con cuadros apoyados, aún no lo hemos decidido.

Uno de los puntos importantes para nosotros es la comodidad, en una habitación de ocio como es esta,
el sentirte relajado es algo primordial, no queríamos una biblioteca ni fría, ni rígida, ni seria, tenía que ir
con nosotros, necesitamos que sea funcional y para ello los sillones han de ser confortables, estos lo
son, aunque la madera necesita ser restaurada y quizás más adelante los tapicemos, ya que solo les he
puesto una telita por encima para apañarlos un poquito.

Aún faltan algunos libros por colocar, la verdad es que como han estado tanto tiempo en cajas me daba
miedo que tomaran malas posturas, así qué intenté colocar la mayoría de ellos mediante una clasificación
muy sencilla en la estantería grande están los libros temáticos, decoración, arte, arquitectura, cine,
animales... en la vitrina están las novelas y por último en el mueble alargado he colocado los cuentos y
los libros ilustrados.

Mira que tenía ganas de que por fin luciera como se merecía mi mecedora Tonet, en la otra casa nunca
encontraba su lugar, como es tan grande, era imposible ubicarla en ninguna habitación, pero ahora ya
encontró su sitio y nada le va a quitar ni un ápice de protagonismo, por eso a su alrededor apenas
he colocado nada, no lo necesita, el dibujo de sus formas ya lo dice todo.

Solo un detalle al lado de la mecedora, un pequeño velador adornado con antiguo marco, que expone un
dibujo firmado y fechado en 1872. A grandes rasgos os he mostrado mi primera biblioteca, seguramente
evolucionará y cambiará, pero por ahora quedará así para disfrutarla y exprimirla al máximo, más adelante
nos detendremos en pequeños detalles que la decoran, a veces esas pequeñas cosas son las que hacen
que la estancia sea original.