Revista Ciencia

Cómo dejar a un bebé en la cuna

Por Pediatrahumanista
El otro día aprendí cómo dejar a un bebé en la cuna gracias a un Manual de Instrucciones del Recién Nacido que cayó en mis manos:
"Posa la mano izquierda sobre la cuna para ir depositándome suavemente.
Tu mano derecha se situará a la altura de mi cuello, abarcando mi cabecita y parte de la espalda para controlar que la parte superior de mi cuerpo no se descompense y apoya también de forma suave sobre el colchón".
Al intentar ponerlo a la práctica tuve problemas, pues soy zurdo, y donde pone izquierda yo tenía que escribir en mi mente derecha. Realicé la operación mirando el texto para no fallar en nada. Finalmente fue todo un éxito: dejé a mi hijo en la cuna.
Y luego nos quejamos de que los padres nos hagan ciertas preguntas. ¿Queremos abolir el sentido común de los padres con estas recomendaciones?
Uno de los problemas que tenía en atención primaria es que cuando los padres me pedían consejo sobre algunos aspectos del cuidado del niño me limitaba a dar algún consejo un poco vago, y eso, en general, no gusta.
Por ejemplo, no basta con que digas que pueden ir empezando a darle verduras. Prefieren que les digas: "coge 2 patatas de tamaño mediano, 3 zanahorias, 30 gramos de arroz. Cuécelos a 130 º durante 30 minutos. Asegúrate de que la patata queda blanda. Después parte en trozos pequeños, como de un dedo, la zanahoria. Tritúralo todo junto con 130 ml del agua de cocer a velocidad turbo con la batidora, asegurándote de que tiene una consistencia blanda, como de crema. Espera 10 minutos a que se enfríe. Antes de ofrecerla a tu bebé coge un poco con una cuchara de café aunque sin café. Obsérvala. Si sale humo: quema. Si no sale humo puede que queme, pero siempre menos que cuando sale humo, así que posa la cuchara con el alimento sobre tu labio superior. Si no salía humo, pero te sale una ampolla es que miraste la cuchara en dirección a la luz: seguro que humeaba".
Que no se me ofenda nadie: que he exagerado para intentar arrancar alguna sonrisa.
Pero reconozco que muchas veces he mermado la capacidad creativa y de crianza de los padres con algunos consejos. Y según pasa el tiempo me parece que cada vez hay menos consejos que se puedan dar con seguridad científica. Si ahora me preguntara la madre de un recién nacido, a bote pronto se me ocurren tres: dale el pecho, acuéstalo boca arriba y no fumes (ni en la terraza...)

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