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Cómo elegir unas botas para el campo, senderismo, la montaña o el Camino de Santiago

Por Qnatur

IMG_9404El calzado es clave para nuestras salidas al campo, por lo que os vamos a contar nuestra experiencia.

En el mercado encontramos una gran diversidad de calzados para disfrutar de la naturaleza, adaptados para todo tipo de usos, desde la alta montaña hasta para el Camino de Santiago, ¿Cuál elegir?

Antes de ir de compras debemos tener claro el uso que le vamos a dar. Veamos algunos de estos usos:

  • Paseo y senderismo por caminos rurales. Puede ser un calzado ligero, de caña media ó baja y flexible. Será cómodo y a la vez ligero.
  • Senderismo por caminos de montaña. Botas de media caña, más rígidas y pesadas que las anteriores. Nos protegen el pie de piedras, torceduras, barro y agua.
  • Media montaña. Más rígidas que las anteriores, para poder andar cómodamente entre rocas y terrenos nevados.
  • Montaña. Son botas más pesadas, con caña más alta, con un forro exterior y una suela gruesa que nos aísla del frío y permite el uso de crampones.

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Características en las que nos fijamos:

Suela. Tiene que ser buena para conseguir el máximo agarre al andar por el campo y protegernos del terreno. Ultimamente se fabrican suelas en donde se mezclan diversos tipos de gomas para conseguir el agarre y la rigidez requeridos por el calzado.

También es importante fijarnos en la media suela, entre la plantilla y la suela, pues además de aislarnos del frío es importante que incorpore algún sistema de amortiguación de la pisada. Nos hará más placentera la marcha.

Rigidez. Cuanto más extremo sea el uso que le vayamos a dar, mas rigidez deberá tener la bota. Para paseos y senderismo suave puede ser flexible, pero para caminar por pedrizas es mucho más cómodo y estable una bota más rígida.

La caña. Es importante que las botas protejan el tobillo, pero para un uso suave no necesitamos que sea de caña alta. También debes tener en cuenta que la caña contribuye a mantener los calcetines secos cuando camines por terrenos húmedos o nevados, pero por el contrario te dará calor en verano.

El forro exterior.  Hay una gran diversidad de forros en el mercado, completamente de cuero, de material técnico y, lo que es más frecuente, una mezcla de ambos materiales dejando el cuero para las zonas más expuestas.

Para los terrenos más difíciles el forro tiene que ser duro, lo que nos aportará más protección y aislamiento. Las botas serán más duraderas pero pesarán más.

Para senderismo y la media montaña hay botas muy buenas que mezclan cuero con material sintético de cordura.

Muchas botas tienen una puntera de caucho, a modo de prolongación de la suela sobre el forro exterior. Es una buena protección contra pequeños golpes y la humedad, pero si no está bien pegado se puede desprender de la capa inferior, por lo que muchas marcas lo llevan cosido.

Otro detalle a tener en cuenta es que según el tipo de cordura, sobre todo en la zona del empeine y los cordones, en verano se nos pueden adherir cientos de espiguillas. Estas, además de incómodas, pueden deteriorar la membrana impermeable.

Impermeabilidad. Muchas botas están provistas de una membrana impermeable interior, que permiten transpirar el pie. En nuestra opinión es importante que  las botas de campo sean impermeables, pues nunca sabes cuándo lloverá.

La horma. Es el diseño interior del calzado. Algunas marcas diseñan calzado específicamente adaptado al pié de la mujer y del hombre.

Cómo probarnos las botas

Bueno, ya os hemos dado algunas pistas para elegir las botas, pero lo más importantes es probárnoslas con atención, pues cada uno tiene un tipo de pie y lo fundamental es que nos sintamos cómodos con ellas.

Para saber si es nuestro número tenemos que probarlas con el tipo de calcetín que vayamos a utilizar. Abrimos bien la bota, introducimos el pié y lo deslizamos hacia delante hasta tocar con el dedo gordo en la punta. En esta posición debe caber un dedo entre la bota y el talón. Este espacio es fundamental para permitir un cierto movimiento del pié dentro de la bota. Tampoco deber ir el pié aprisionado por los lados ni demasiado suelto.

Lo mejor es probarnos varias botas y probar con distintos números, pues a veces medio número más puede ser suficiente para encontrar la bota ideal.

¿Como cuidar las botas?

Al finalizar la jornada hay que limpiar y secar las botas. Para su secado nunca hay que ponerlas junto al fuego, pues entre otras cosas se puede alterar los materiales y no hay que olvidar que algunas partes de la bota van pegadas, y con el calor se pueden despegar. Lo mejor es dejarlas en un lugar seco y ventilado. Si se nos ha mojado el interior, lo mejor es abrir la bota, extraer la plantilla, si tiene, e introducir papel bolas de papel de periódico. Cambiaremos este según vaya absorbiendo la humedad. Cuando ya no absorba más agua dejarnos las botas abiertas hasta su completo secado.

Antes de utilizar las botas en clima húmedo les aplicaremos una capa de producto impermeabilizante compatible con la membrana impermeable, por lo que lo mejor será comprarlo en un comercio especializado.

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Compartir Esta entrada se publicó en Saber más: prismáticos, botas ... y está etiquetada con equipamiento, montaña, senderismo en 27 noviembre, 2014 por .


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