Revista Ciencia

¿Cómo enseñar a los niños y niñas a manejar su enojo?

Por Davidsaparicio @Psyciencia

El enojo no es algo malo, ni expresa peligro o falta de respeto. Aprender a manejarlo es una habilidad muy útil que puede ayudar a las niñas y niños a funcionar mejor en todos los lugares donde tengan que relacionarse con personas (escuela, casa, parque, etc.). Las mamás y los papás pueden ayudar a cultivar dicha habilidad. Aquí resumimos algunas ideas que pueden ayudarte en esa tarea.


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No tengas miedo de los berrinches

Cuando se trata de niñas, niños y enojo, recordar algunos hechos simples puede ser de ayuda: 

  1. El enojo es una emoción humana básica.
  2. Las emociones existen para comunicarnos algo sobre nosotros y nuestras relaciones.
  3. Nos ayudan a saber: 
    1. Qué queremos que pase más.
    2. Qué queremos que deje de pasar.

¿Cómo te puede ayudar recordar esto? Bueno, te pueden ayudar a dar una respuesta más compasiva y libre de juicios. Gritarle a una niña o a un niño que está gritando de la rabia, solo conseguirá que las cosas escalen.

El enojo es una emoción estresante, nuestro objetivo sería enseñar a procesar esa emoción de una forma adaptativa. Es decir, que el niño o la niña pueda hacer lo que tenga que hacer en la situación que se encuentre sin que sus reacciones relacionadas a la emoción sean un obstáculo o les dificulten formar relaciones positivas.

También puede ser útil recordar que los berrinches, pataletas o rabietas pueden estar relacionadas con el desarrollo, especialmente si se trata de un pequeño o una pequeña de menos de 3 años, quienes están aprendiendo a autorregularse aún. Los niños y niñas en edad preescolar pueden presentar rabietas varias veces a la semana. El propósito de esas pataletas es que los pequeños y pequeñas aprendan a lidiar con la independencia, las transiciones, las reglas sociales y las situaciones donde hay que obedecer.

Vocabulario emocional

Es importante poder identificar y etiquetar las emociones que sentimos para que, a su vez, los pequeños y pequeñas puedan hablar de lo que les pasa. Es una habilidad que debe construirse y practicarse y les ayuda a sentir que se les escucha y comprende.

Una forma de lograrlo es utilizando libros con figuras o imágenes de otros niños y niñas frunciendo el ceño o sonriendo. Puedes preguntar qué sienten los personajes. Esto también puede lograrse al ver programas de televisión o películas.

Adicionalmente, con niños y niñas puedes usar el termómetro de sentimientos, en el que es posible mostrar la intensidad con la que se siente una emoción.

Diles cuando tu sientes enojo

Aunque muchas veces las madres y los padres prefieren ocultar sus emociones (con las mejores intenciones), hacer lo contrario puede servir como un momento educativo:

  1. Describe cómo se siente físicamente el enojo para ti (por ejemplo, mi corazón va a toda velocidad).
  2. Muestra cómo lo afrontas (por ejemplo, voy a sentarme un momento).

Identifica formas efectivas de afrontar

Las niñas y los niños también deben encontrar sus propias formas de autorregulación, que pueden ser diferentes a las tuyas. Ayudarles a encontrar una forma de hacerlo que sea efectiva para ellos puede requerir experimentación. A veces un simple ejercicio de respiración funciona, otras veces se requiere una descarga física más intensa (usar plastilina, rasgar papel, construir una torre de bloques y destruirla, etc.)

Lo ideal sería que aprendieras a identificar los signos que indican que tu niño o niña se está frustrando y les ayudes a usar esas formas de autorregulación antes de que las cosas se pongan peores. No esperes a que la situación explote para darle la indicación de usar sus mecanismos de defensa, ya que en ese momento es muy difícil corregir una conducta. 

Darles la indicación cuando la emoción recién empieza les ayuda a practicar antes de tener que usar una estrategia de afrontamiento cuando experimentan una emoción muy intensa.

Pon límites claros en relación a conductas que no son seguras

Una distinción importante que toda persona debe aprender desde temprano es que, aunque sentir cualquier emoción está bien, realizar cualquier conducta no lo está. En ese sentido se deben establecer límites claros en cuanto a conductas no seguras o agresivas.

Si tu hija o hijo parece enojarse con mucha frecuencia o le cuesta regular sus acciones, consulta con un pediatra o un profesional de la salud mental.

Anotar la duración y frecuencia de las rabietas, además de los diferentes contextos en que ocurren es algo que puede ayudar mucho a los profesionales a entender la situación. Si ustedes notan que el niño, niña o adolescente se enoja con demasiada frecuencia e intensidad y eso se convierte en un obstáculo para sus actividades escolares, o para establecer amistades o llevarse bien con los familiares, entonces es momento de buscar tratamiento.

Escucha abiertamente sobre las emociones de tus hijos o hijas

Es de vital importancia que las niñas y los niños tengan amplias oportunidades de hablar sobre sus emociones con amistades, familiares o proveedores de salud mental de confianza.

Escuchar que tu niña está pasando por algo difícil no es fácil, pero ese tipo de conversaciones son esenciales para validar lo que experimentan y darles un espacio para descargarse. Sentir comprensión por parte de otra persona es una ayuda inmensa.

Fuente: New York Times


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