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Cómo lees puede determinar cómo de feliz eres

Por Lorena White @lorenagwhite

Quizá no lo sepas, pero la lectura está estrechamente relacionada con la felicidad. La satisfacción que sentimos cada vez que terminamos un libro; la empatía que desarrollamos cuando establecemos un vínculo especial con un personaje carismático; la capacidad que tenemos para trasladarnos casi como por arte de magia a las situaciones, lugares y escenas narradas por un libro o las reacciones físicas (un escalofrío, un acelerón de corazón) que experimentamos cuando un autor narra su historia de forma magistral, son algunas de los muchos estímulos a los que está expuesta una persona que tiene el hábito de leer y que además, disfruta con ello.

Como dice este artículo: “Cuando una persona lee, aprende a leer el mundo, a interpretarlo, se aprende a sí mismo y comprende por qué es importante la búsqueda del sentido de nuestra existencia. Leer disuelve los entuertos, pone luz donde había oscuridad y hace sencillos los más complejos problemas“.

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Y es que todos, alguna vez, hemos sentido ese cosquilleo, ese pellizco de felicidad cuando nos hemos dejado llevar por la lectura. Y por eso, está tan estrechamente relacionada con el bienestar. Una mente acostumbrada a leer, es una mente mucho más abierta y, por tanto, mucho más capacitada para cosas tan cotidianas y necesarias en nuestro día a día como tomar decisiones, planificar o establecer prioridades. Leer ayuda a prevenir el estrés y la depresión, promueve el respeto por las opiniones de los demás, hace que nuestro mundo se ensanche y quepan más cosas buenas, más historias, más diversidad, más experiencias.

Hoy quería ayudarte a que, si todavía no lo has hecho, cambies tus hábitos de lectura. Entiendo que el día a día, las obligaciones, el trabajo, la rutina, madrugar o la actividad en Internet, reduce mucho el tiempo que puedes (o mejor dicho, que crees que puedes) dedicarle a la lectura, pero te aseguro que no es imposible. Y que todo lo que obtienes son cosas mejores. Así que aquí te dejo 4 sencillos pasos para establecer un hábito de lectura que te ayude a ser un poquito más feliz:

1. Lee cosas que te interesen, no cosas que “deberías” leer:

Si quieres empezar a dedicarle más tiempo a la lectura, tienes que enseñar a tu mente a relacionarlo con esa felicidad, esa satisfacción y esas ganas que te contagia algo que sólo haces por placer. Así que para empezar, aunque seguro que hay muchas personas encantadas de ayudarte a elegir una lectura y a darte una lista de títulos “de lectura obligada”, lo primero que tienes que hacer es relajarte: busca el libro apropiado para ti. Te conoces, sabes lo que te gusta, el tipo de historia que podría interesarte. ¡Y lo bueno es que hay libros para absolutamente todos los tipos de gustos! Tu libro perfecto, ese que hará que no puedas parar de leer, está ahí fuera, prometido ;)

(¡Por cierto! Si tienes ese libro perfecto, ése que te enganchó para siempre a la lectura, cuéntamelo en los comentarios ;)

2. Aprovecha los ratos muertos para leer:

Lo siento, pero por muy ocupado que digas estar siempre, seguro que hay un momento en el día en que no haces absolutamente nada y estás la mar de agustito en tu sofá. Es cierto, a veces necesitamos ratos de desconexión, ¿pero por qué no desconectar leyendo? Esos momentos en los que te apetece relajarte, son los perfectos para hincarle el diente a un buen libro. También los viajes en transporte público o los ratos de espera.

(¿Realmente piensas que no tienes tiempo? Varios estudios que se han ido haciendo a lo largo de los años, coinciden en que la principal barrera para la lectura que encuentran los adultos hoy en día es la “falta de tiempo”. Sin embargo, el mismo estudio reveló que los adultos que admitieron dedicar a la lectura sólo 30 minutos a la semana, también afirmaron sentirse más satisfechos con sus vidas. ¡30 minutos a la semana! ¡No tienes excusa!).

3. Establece objetivos que te ayuden a mantener la motivación:

Establecer objetivos es una buena forma de mantener la motivación en casi cualquier ámbito de la vida. Lo mismo sucede con la lectura. Ponerte el objetivo de leer algo de fantasía si siempre leer novelas realistas; o proponerte leer a un clásico como Guerra y Paz cuando siempre lees literatura contemporánea, pueden ser buenas fórmulas para ir ampliando tus horizontes literarios.

4. Se acabó leer peñazos:

Si hace 100 páginas que perdiste la esperanza de que tu última lectura mejorara y dejara de aburrirte, simplemente deja de leer. Hay quien tiene la manía de acabar todos y cada uno de los libros que empieza aunque estos sean infumables, pero hacerlo (sobre todo si tu hábito de lectura todavía no es un hábito como tal) puede desencadenar un sentimiento de frustración que en nada se parece al de felicidad que estamos buscando.

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“La lectura debe ser una de las formas de la felicidad. Y no se puede obligar a nadie a ser feliz”  Jorge Luis Borges


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