Cómo Luchar Contra La Sociedad De Consumo (y Sus Gilipolleces)

Todo el mundo que tenga ojos en la cara puede darse cuenta de que vivimos en una sociedad de consumo que nos lleva a tomar malas decisiones.

Decisiones como comprar cosas que no nos hacen falta.

O a endeudarnos para comprar esas cosas (¡mal!).

Todavía recuerdo a alguien hablar de una amiga suya que se endeudaba para comprarse un traje de sevillana para ir a la Feria de Sevilla.

Creo recordar que pedía prestados 3.000€.

¿Te das cuenta de la barbaridad?

Pedir dinero prestado para comprarte un traje que te vas a poner prácticamente 1 vez al año.

Menudas gilipolleces hace el ser humano, ¿no te parece?

Como apasionado estudiante de marketing lo entiendo perfectamente porque sé que las personas compramos POR EMOCIONES y justificamos CON LA RAZÓN.

Seguramente esa chica o señora compró ese traje, aún sin poder permitírselo, POR LA EMOCIÓN y lo justificó CON LA RAZÓN.

Que si un " me lo merezco " por aquí.

Un " para esto trabajo cada día ", por allá.

Lo Siento, Querida, Por Mucho Que Lo Justifiques Todo El Mundo Sabe Que Has Caído En Las Redes De La Sociedad De Consumo

Y de esas redes y esa espiral es complicado salir.

Complicado, no imposible.

Esta sociedad de consumo nos enseña a no tener la paciencia ni la "ilusión" de arreglar lo que se nos rompe.

Sí, muchas veces viene condicionado por los propios fabricantes, cuyo negocio es más próspero si en vez de arreglar el televisor te compras uno nuevo.

Y ahí entra en juego el concepto de "obsolescencia programada", que viene a decir que los aparatos eléctricos tienen una vida útil marcada por los fabricantes.

Y cuando se termina esa vida útil toca comprar otro aparato.

Es una forma de vivir, la que nos propone esta sociedad de consumo, falta de valores personales.

¿Y qué hacer ante esta situación?

Pues como escuché hace tiempo a una pareja de ancianos: " Nosotros venimos de una época en la que cuando algo se rompe, SE ARREGLA. No se compra algo nuevo ".

Gran filosofía, si lo piensas.

Y oye, vale para tus relaciones personales, para tu ropa, para tu coche o para tu casa.

Para todo lo que se pueda "romper" en tu vida.

El reto está en saber si esa rotura ES IRREVERSIBLE o no.

Si es irreversible, lo mejor será dejarlo ir y buscar algo nuevo.

Si no lo es, lo mejor es TRABAJAR por arreglarlo.

Nada que merezca la pena se logró SIN ESFUERZO.

Abandonemos todos la " mentalidad de lotería " que nos venden los anuncios de TV y empecemos a vivir una vida más centrada en valores personales.

Un fuerte abrazo,
Pablo García-Lorente

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