Revista Salud y Bienestar

Cómo mejorar los resultados

Por Mbbp

CÓMO MEJORAR LOS RESULTADOS

Teniendo en cuenta la importancia de los resultados a la hora de generar credibilidad y confianza, tanto en nosotros mismos como en otras personas, la pregunta es: ¿cómo podemos mejorar los resultados?  Considero que los tres aceleradores que describo a continuación son los instrumentos más efectivos.

1) Asuma la responsabilidad de los resultados:

Como me enseñó mi padre cuando tenía siete años, la verdadera clave del éxito radica en asumir la responsabilidad de los resultados, no de las actividades. Me dijo que era responsable de mantener el jardín “verde y limpio”; no me dijo que tenía que regar el césped dos veces por semana, cortarlo los sábados o recoger los desperdicios y tirarlos a la basura. Lo importante era que, cuando rindiera cuentas con él, tenía que rendir cuentas de los resultados.

Esa lección resultó ser el principio de un aprendizaje importante en mi vida: resulta crucial asumir la responsabilidad de los resultados, no sólo de las actividades. Este planteamiento desata la creatividad. Ayuda a comprender que, si no puedes conseguir resultados de una manera, hay que intentarlo de otra; no te limitas a quedarte sentado quejándote: ¡Pero si he hecho lo que me has dicho!.

Me ha ayudado a dar rienda suelta al ingenio cuando he trabajado tanto con otros trabajadores como niños.

Comparemos la diferencia:

Actividades Resultados

·  Llamé al cliente 

·  Me documenté y redacté el informe

·  Asistí a clase

·  No me salté el régimen

·   Lo intenté

·  Hice la venta 

·  Me dieron la subvencion

·  Aprendía a hacer una presentación efectiva

·  Perdí seis kilos

·  “Hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes”   …..Maestro Yoda

 

El foco en los resultados es una manera de pensar, es una mentalidad distinta del foco en las actividades.

2) Espere ganar

El principio, sencillamente, es éste: tendemos a conseguir lo que esperamos, tanto de nosotros mismos como de otras personas. Cuanto más esperamos, más solemos conseguir; y cuanto menos esperamos, menos solemos conseguir.

3) Mantenga la fuerza hasta el final

Un año, mi hijo Stephen, destacado jugador de fútbol americano y capitán del equipo de su instituto, decidió que quería pasarse al baloncesto. Formó un equipo pero, para gran desilusión suya, no pasaba de mediocre, por lo que estuvo casi todo el año en el banquillo. Un mes antes de finalizar la temporada, se lesionó en el hombro y el médico le dijo que no iba a jugar más en lo que quedaba de año. Su respuesta inicial fue abandonar el equipo. Estaba lesionado y no iba a jugar, por lo que pensaba que no había motivo para seguir con el equipo.  Pero Jeri y yo pensábamos de otra manera. Para nosotros, había un principio en juego. Stephen era miembro de un equipo y el equipo seguía jugando; que jugara o no era indiferente, el equipo necesitaba su apoyo.

En un primer momento, Stephen se quejó y dijo que iba a ser una pérdida de tiempo. Incluso recurrió a donde más nos duele a los padres: “Pero, papá, podría estar estudiando”. Sin embargo, al final aguantó y se quedó en el equipo hasta que finalizó la temporada. Ayudaba en los entrenamientos; apoyaba al equipo, y tanto sus entrenadores como sus compañeros le elogiaban por ello.

Tras graduarse en el instituto, pronunció un discurso donde dio las gracias a sus entrenadores y afirmó que, gracias al deporte, había aprendido dos grandes lecciones en la vida: la primera era trabajar duro, la segunda era mantenerse fuerte hasta el final. Y hemos visto cómo influyen los resultados positivos de esas lecciones en todo lo que ha emprendido desde entonces.

Los resultados están estrechamente relacionados con terminar. Seguro que es muy consciente del viejo dicho: “Muchos son los que empiezan y pocos los que acabando. Parece que, cada vez más, vivimos en una sociedad de víctimas y personas poco perseverantes. La mera cantidad de personas que dejan el trabajo, de padres que abandonan a sus hijos (tanto física como económicamente), de parejas que se divorcian y de adolescentes que ni siquiera terminan la secundaria indica que, al menos en determinadas situaciones, cuando todo se complica, la gente, sencillamente, abandona. Por supuesto, hay determinadas circunstancias en que tomar algunas de estas decisiones puede ser lo mejor. Pero, en muchas situaciones y sin razón que lo justifique, las personas carecen de la motivación y la resistencia para mantenerse fuertes hasta el final.

A todas luces, mantener la fuerza hasta el final constituye un poderoso antídoto contra la cultura del abandono. Pero ¿alguna vez se le ha ocurrido pensar en la influencia mucho mayor que tiene en la credibilidad y la confianza?

“El Factor Confianza”, escrito por Stephen Covey Jr.

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