Revista Diario

¿Cómo podemos combatir el machismo? Yo apuesto por la educación

Por Belen
¿Cómo podemos combatir el machismo? Yo apuesto por la educación
Estamos en el siglo XXI, atrás quedaron creencias absurdas e irrespestuosas sobre el género femenino. Pero el machismo sigue presente en nuestras vidas, en nuestra sociedad y se cuela en la crianza de nuestros hijos
Muchas madres combatimos creencias, juegos y afirmaciones que vemos en el día a día de nuestros pequeños y todas ellas apuntan a que el hombre es superior/mejor/más que la mujer. Desde muy pequeño hemos intentado inculcar a Rayo unos valores y unas creencias basadas en el respeto -hacia sí mismo y hacia los demás-; y en este tema no iba a ser menos. Yo intento enseñar a mi hijo que, efectivamente, los hombres y las mujeres somos diferentes, pues en la diferencia está la mayor riqueza, y al mismo tiempo somos iguales en derechos y oportunidades. Inculcamos que la diferencia no es mala, sino todo lo contrario. No es algo fácil de entender para un niño pero es un mensaje que, a pesar de la sociedad en la que vivimos, ha ido calando en su educación. Y hoy, más mayor, lo tiene bien arraigado a sus creencias. Aún así son muchas las veces que me toca explicar actitudes en el colegio, entre sus amigos o en otros ámbitos de su día a día que no coinciden con esa manera de pensar. 
Confieso que me cuesta creerlo, pero veo a diario como se siguen perpetuando comportamientos machistas en los niños por parte de padres y madres. ¿No te lo crees? Son cosas tan básicas como:
  • En el fútbol, ¡sólo chicos! Cuando Rayo comenzó a practicar este deporte tuve la gran suerte de encontrarme con que la entrenadora era ¡mujer! Y en el equipo había varias chicas en diferentes categorías. Conseguimos hacerle ver que el fútbol no es un deporte sólo de hombres. Y que cualquier chica a la que le guste, ¡puede practicarlo! 
  • De la misma manera entendió que no a todos los niños les tiene que gustar el fútbol. Y es que este no es un deporte ligado al género masculino, se trata de una cuestión de gustos y preferencias.
  • Los chicos son más brutos y tienen más fuerza. Pues dependerá del chico y de la chica. Rayo ha entendido, que el tema de la fuerza depende de cada uno y no de ser chico o chica. Con algún ejemplo se ha topado y le ha quedado más que claro.
  • Las muñecas son para niñas. A ver si vamos aprendiendo todos que las muñecas o muñecos son para quienes quieran jugar con ellas, niños o niñas o todos juntos. 
  • Decir a un chico 'eres una nenaza' para insultarle. Utilizar 'nenaza' como insulto o descalificación es algo que debemos evitar a toda costa. Yo le he explicado el motivo, y cuando lo ha entendido se ha quedado impresionado.

En las tiendas de juguetes se sigue fomentando de una manera atroz el sexismo y el separatismo. Los padres de niños nos vamos por un pasillo, marcado por colores azules, rojos y grises; mientras que los padres de niñas se van por otro lado, donde reina el eterno rosa. Así pasa, que luego los niños asocian rosa con femenino y lejos de lo masculino. Me cuesta un triunfo explicar cada dos por tres a Rayo que el rosa es un color, sin más, ni femenino ni masculino. Y claro... no me cree. 
En los colegios se anima a las niñas a jugar a juegos tranquilitos mientras que a los niños se les da un balón. ¿Y por qué no se fomenta un juego para todos? Puede ser con un balón o con otros juegos, pero todos juntos. 
Ahora que estoy criando a un niño me doy cuenta que llega una edad donde buscan a amigos de su mismo género, supongo que necesitarán esa afinidad. Pero no deja de sorprenderme, pues hasta hace un par de año la pandilla de amigos era mixta, de niños y niñas. Jugaban juntos y lo pasaban muy bien. Un día las niñas comenzaron a ir por un lado, con sus juegos, sus charlas y sus coqueterías. Y los niños por otro con su balón, su escondite y otra serie de juegos que no causaban el menos interés entre ellas. Asumo esto como parte de esa diferencia que comentábamos antes. La realidad es que más tarde volverán a entrelazar sus caminos. Pero no puedo evitar preguntarme si es esta sociedad la que les separa y luego la propia naturaleza (en la adolescencia, donde las hormonas mandan) les vuelve a juntar por pura necesidad biológica. 
La realidad, a día de hoy, es que el machismo es una lacra, sus consecuencias las vemos en el telediario demasiado a menudo: malos tratos, asesinatos, miedo, sometimiento. Eso sucede entre algunas parejas hoy en día, entre parejas jóvenes, entre parejas maduras, entre personas de alto nivel cultural o de pocos recursos. Encontramos todo tipo de muestras. 
¿En qué nos estamos equivocando? ¿Qué está fallando para que no podamos controlar esto? Mi atención se centra en la educación, ahí está el problema. Y no vale con la educación que los padres facilitemos en nuestros hogares, sino que ésta ha de ser respaldada por colegios e instituciones. No puede ser que un niño de 6 años le diga a una niña que no puede jugar al fútbol en el patio porque es cosa de chicos y ningún profesor o monitor haga o diga nada. O que una niña se ría de un niño porque lleve una camiseta rosa. 
Creo que debemos hacer un profundo ejercicio de reflexión y analizar qué mensajes estamos dando a nuestros hijos. Puede que sin darnos cuenta estemos favoreciendo el caldo de cultivo perfecto para que ese machismo siga echando raíces en esta sociedad en la que ellos se harán adultos.
No se trata de echar un pulso entre hombres y mujeres por ser superiores a los otros. Y eso es lo que estamos haciendo a día de hoy. 

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