Finalizamos esta serie de artículos, recordando la primera parte, donde aprendimos a distinguir los indicios de un potencial suicida, y el segundo fragmento, en el que vimos recomendaciones varias para acercarnos a la persona afectada y ganarnos su confianza.
En el artículo de hoy, y ya para finalizar, seguiremos evaluando el perfil del posible suicida una vez controlada la situación y obtenida su promesa de no suicidarse. No olvidemos que parte de las personas que deciden quitarse su vida, lo pueden volver a intentar.
El primer paso será no dar nada por supuesto. Que obtengamos una promesa del tipo “no me voy a hacer daño, lo juro”, no significa que nos tengamos que olvidar del asunto.
Al contrario, una vez solucionada momentáneamente la situación, debemos seguir visitando al afectado, preguntándole cómo se siente y demostrándole que puede confiar en nosotros. Así mismo, le propondremos un tratamiento profesional con psiquiatras o psicólogos, que en todo momento van a llevar la máxima discreción.
Existen varios métodos para prevenir el suicido, pero, suponiendo que no seamos profesionales cualificados, nos limitaremos a las siguientes acciones:
- Si compartimos casa con la persona perjudicada, guardaremos bajo llave cualquier objeto o sustancia que no sea indispensable para el afectado y que suponga un riesgo para su integridad. Armas, drogas, botellas de alcohol o fármacos potentes no deberían estar a su alcance.
- Escuchar compresivamente las preocupaciones del posible suicida.
- No ignorar intentos de suicido o incluso simples amenazas.
- Si se sufre una recaída y existe riesgo inminente de suicidio, no vamos a dejar a la persona sola bajo ningún concepto.
Hasta aquí lo que ha sido una serie de tres interesantes artículos acerca de la identificación y prevención del suicidio.
Recuerda siempre que, en temas como estos, www.blogdefarmacia.com no se hace responsable bajo ningún concepto ni sustituye a un profesional acreditado, por lo que si, pese a haber seguido algunas de las recomendaciones aquí expuestas, ves que no puedes controlar la situación o simplemente dudas de ti mismo, no dudes en pedir consejo a un psiquiatra o psicólogo, o incluso a los servicios de emergencia si el riesgo de suicidio es inminente