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Cómo salir de tu zona de confort puede ayudarte a escribir

Por Lorena White @lorenagwhite

La mayoría de nosotros tenemos una rutina cada día. Ya te he comentado alguna vez que lo peor que puede pasarle a una persona es sentir incertidumbre. La incertidumbre nos da miedo, no poder controlar algo, no saber lo que viene después, nos hace sentirnos inseguros. Por eso construimos rutinas y horarios y por eso, la mayoría del tiempo, nos movemos dentro de nuestra zona de confort. Una zona que no tiene por qué ser cómoda (puedes tener un trabajo, por ejemplo, que no sea precísamente cómodo o puedes tener ciertos elementos en tu rutina, por ejemplo, los malditos atascos), pero que a tu cerebro le resulta cómoda porque es lo que conoce. Una especie de rutina en la que no ocurre nada o casi nada.

Como escritor, si realmente a lo que quieres dedicarte es a tu blog o a vivir de lo que escribes, no hay nada más peligroso que esta zona de confort. Y es complicado lidiar con ella en muchas ocasiones porque, es cierto, un escritor necesita de cierta rutina y de cierto ambiente disciplinado y constante para escribir, pero a veces su creatividad necesita liberarse.

Así es como surge el famoso bloqueo. Que es lo que sientes muchas veces cuando te sientas delante del ordenador a escribir un nuevo post en tu blog y después de un buen rato no solo no has escrito nada, sino que has perdido el tiempo que tenías para escribir en otras cosas. El consejo más común que se le da a un escritor cuando está bloqueado es que despeje su mente, que se levante y que haga otras cosas, que no se obceque con la maldita página que no quiere salir. Y ahí está la clave: cuanto más despeje su mente, más olvidará su propio bloqueo y más pronto llegará de nuevo la inspiración y la motivación par escribir.

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Decirle, por tanto, a un escritor bloqueado, que lo que tiene que hacer es despejar su mente, es lo mismo que decirle que salga de su zona de confort. Sin embargo, no siempre esta salida implica un movimiento físico. A veces, haciendo precisamente lo contrario al consejo: no levantándote de delante del ordenador y escribiendo, puedes ayudarte a escribir. A continuación, te doy 3 pistas de cómo conseguirlo:

1. Prueba un tema nuevo:

A ser posible, un tema del que no hayas escrito nunca y sobre todo, del que no tengas mucha información. Ponte un objetivo sencillo: vas a escribir un post para un blog, pero no será ni para tu blog ni sobre los temas que dominas. Será sobre medicina, sobre política, sobre actualidad o sobre algo de lo que no tengas la más remota idea. El simple ejercicio de obligarte a escribirlo y sobre todo, tener que buscar información por Internet y leer de otro tema, te ayudará a despejar la mente. Y quién sabe, quizá por el camino se te ocurra algo para tu propio blog.

2. ¿Cómo lo escribiría otra persona?

Si escribes habitualmente, habrás detectado que cada vez te cuesta menos escribir con tu propia voz, con tu propio estilo. Sin embargo, esto puede hacer que muchas veces nos bloqueemos por pura rutina. Puedes intentar, para jugar un poco con tu dominio del estilo y, sobre todo, para salir de la zona cómoda de tu forma de escribir, tratar de escribir como lo haría otra persona. Por ejemplo, ¿cómo escribiría sobre el mismo tema Mariano Rajoy? ¿Y cómo lo haría un comentarista deportivo? ¿Y cómo lo haría tu jefe? ¡Dale a la imaginación!

3. Disparador de palabras:

Alíate con la tecnología: hoy en día hay programas que te ayudan a escribir (como ÉSTE, como ÉSTE o como ÉSTE) disparándote temáticas, títulos de artículos o simples palabras sobre las que escribir. Es una buena forma de salir de tu zona de confort porque no sabes qué palabra o qué tema vendrá después, y sin embargo, el simple hecho de tener algo por lo que empezar, ya es suficiente motivo para hacerlo.


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