Cómo ser feliz en pocas palabras

Largas parrafadas se escriben respecto a este tema que tanto nos importa a todos. Desde luego, no puede haber otro fin tan ansiado e importante como ser feliz. Es la meta hacia la que todo fluye, la Roma hacia donde van todos los caminos de las personas. O, al menos, así debería ser.
Lo primero que diré es que no se puede enfocar la vida hacia la consecución de la felicidad, porque si siempre vemos la felicidad asomando al siguiente alba, seguiremos corriendo detrás de ella hasta nuestro último crepúsculo. La felicidad no es la meta; es el camino. No hagas que te defina aquello de que: "la vida es el período de tiempo que transcurre mientras esperamos por algo". La vida es hoy, mañana será otro día.

En cuanto al dinero, ya sabemos que no da la felicidad. Lo único que el dinero proporciona es penuria, si no disponemos del imprescindible; porque así está construida la sociedad capitalista. Esta sociedad es muy absurda. Gentes que sólo viven para amasar increíbles cantidades de dinero, con el fin de llegar a ser los más ricos del cementerio. A menudo estas personas son las más pobres en vida, pues están tan preocupadas con seguir amasando, que no pueden ver el mundo que se oculta tras esa montaña de metales acuñados y papel compulsado. Mi más sincera lástima por todos aquellos que tienen un trillón de euros en el banco; pues, con tanto dinero, es totalmente imposible que sean felices (y digo esto porque si tienen tanto dinero es porque han dedicado su vida a ello; y eso es muy triste).
Existe una gran suerte en poder meter tu casa en una maleta, sin necesitar nada más. La vida son vivencias, no cosas. No importa tener una biblioteca con diez mil libros, sino haberlos leído. No importa guardar cien álbumes de fotos de tus viajes, sino haberlos viajado.
Existe un paralelismo entre Sócrates y la idea de la que hablo. Sócrates es considerado la persona más sabia de todos los tiempos, y su más celebre frase es esta: "Sólo sé que no sé nada". De igual modo la persona más rica del mundo es la que vive plenamente, de acuerdo a sus potencialidades reales. Si esta persona sólo gana 600 € al mes, pero no necesita más, es rica. Y esto no quiere decir que esa persona no sea ambiciosa, pues no puede haber ambición más alta que ser feliz. Alguien que necesite gastarse 100.000 € al día, será infeliz el día que sólo pueda disponer de 50.000.
El que no necesita nada ya lo tiene todo.
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