Revista Opinión

Como una madre (Is. 49, 15-16)

Por Campblog
Ciertamente una madre es lo más importante para el ser humano, y en muchas ocasiones afanosamente buscamos en el mundo algo que nos explique cómo es el amor de Dios.
A veces se nos hace difícil comprender las cosas divinas en su más diáfana realidad. Y luego vamos buscando analogías, comparaciones, semejanzas y diferencias… Pero cuando hablamos de amor, entonces tocamos una realidad muy cercana a todos nosotros y nos encontramos con el amor que proviene de Dios y que lo inunda todo.
Muchos han visto en el amor de las mamas el reflejo más vivo del amor de Dios, y no andan lejos, todos hemos conocido el amor de las mamas, bueno o malo porque a veces la historia, en ocasiones este amor materno está tan contaminado por otros elementos, que a veces empañan un poco la idea que tenemos de ese amor sublime que todos deseamos, el único en el cual podemos encontrar la felicidad.
En el libro del profeta Isaías capitulo 49, versículos 15 y 16 dice:
Puede acaso una madre
olvidarse del hijo de sus entrañas,
pues aunque ella se olvidara
yo no te olvidare.

Puede acaso una madre
dejar de amar a su hijo,
pues aunque ella te dejara
yo siempre te amare.

Mira en mi corazon
llevo escrito tu nombre.
Dios es como una madre amorosa. Es un amor que evoca el regazo materno y no requiere meritos de parte del ser amado porque nace del mismo Dios. El amor es nuestra energía más poderosa, y el amor de una madre es el más fuerte y tenaz, así como el de esta mujer que dio todo por su hijo:
Como una madre (Is. 49, 15-16)Esta mamá tenía solo un ojo y su hijo adolescente tenía vergüenza de ella, cocinaba para maestros y alumnos para mantener a su familia y un día, mientras estaba en la escuela, se acerco a su hijo para llevarle de comer. El hijo avergonzado, la ignore, la miro mal y corrió lejos. Al otro día, en el colegio, sus compañeros le preguntaban: ¿Por qué tu mamá solo tiene un ojo? Él se ponía mal y por un momento deseó que su madre desapareciera del planeta. Así que ese día la confronto y le dijo, "Si solo vas a hacer de mi un hazme reír, por que no te desapareces?".
La mujer no respondió. El hijo se dio cuenta que estuvo mal lo que dijo, estaba lleno de ira. Pero aun así, quería salir de esa casa, y no tener nada que ver con ella. Así que estudio muy duro, y le dieron la oportunidad de estudiar como intercambio en Singapur. Mucho tiempo después se caso, compro casa y formo una familia. Un día, recibió una carta de la escuela donde estudiaba cuando era adolescente, para una reunión. Viajo con su esposa y después de asistir a la reunión, quiso pasar por el viejo barrio por donde vivía. Vio su casa y esta parecía como abandonada, ya nadie vivía ahí. Se acerco a unos vecinos y le dijeron que su madre había muerto, y dejo una carta pidiendo lo que sería su última voluntad, donar sus órganos que todavía puedan ser de vital ayuda para otros, así como cuando dono uno de sus ojos para ti, o almenos eso decía la carta.
Puede acaso una madre dejar de amar a su hijo, pues aunque ella te dejara yo siempre te amare. Mira en mi corazon llevo escrito tu nombre, no tus pecados.
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