Revista Psicología

¿Cómo y cuándo saber que necesito terapia psicológica?

Por Psicoabreu Psicólogos Málaga Psicoabreu @psicoabreu

No todos los problemas de carácter emocional requieren terapia psicológica. Por lo tanto, debe quedar claro cuándo la expresión “necesito un psicólogo” es acertada o no. Al mismo tiempo, nuestros mecanismos de defensa suelen convencernos de que todo marcha bien, cuando realmente no es así, y lo que realmente somos es una bomba por estallar.

Saber identificar esta diferencia te ahorrará tiempo y dinero. Pero, sobre todo, tendrás certeza de si necesitas o no terapia y más concretamente que tipo de terapia se ajusta mejor a tu problema.

Cuando saber si acudir o no a terapia psicológica

Para decidir cuándo ir al psicólogo, hay que tener en cuenta varios factores. En cierto sentido, cualquier persona puede beneficiarse de los servicios psicológicos que incrementan y mantienen el bienestar general, promueven la libertad para tomar decisiones y la fuerza para existir. Hay casos, sin embargo, el cual es necesario o muy recomendable buscar ayuda psicológica.

¿Cómo y cuándo saber que necesito terapia psicológica?

¿Cuándo?

En términos generales, es recomendable acudir a terapia psicológica cuando existe un problema que supera las fuerzas que tienes en determinado momento para solucionarlo, que te impide vivir y experimentar bienestar y que por lo tanto te ocasiona malestar y sufrimiento. Un problema existe cuando hay una discrepancia entre lo que haces y lo que quisieras estar haciendo, o entre los resultados que obtienes (conductual y emocionalmente) y los resultados que quisieras tener. Es por esta razón que las personas pueden necesitar ayuda psicológica.

Normalmente no es tan sencillo detectar que existe esta discrepancia, lo único que sentimos es malestar, inconformidad o sufrimiento. E incluso cuando se llega a identificar el problema a veces no es tan simple solucionarlo, en el sentido que posiblemente no dependa de una decisión de la conciencia.

Según la psicóloga Martha Lellenquien existen 10 indicadores con los cuales puedes llegar a afirmar la mayor: “NECESITO UN PSICÓLOGO”

  1. Los problemas te superan. Los problemas en tu vida exceden tu límite de control y no puedes manejarlos por ti solo.
  2. Vives con un profundo dolor que no sabes cómo superar. La tristeza gana cada vez más terreno en tu vida y sientes que estás en un círculo negativo e interminable. Una ruptura amorosa, una disputa familiar o de amigos, así como la pérdida por fallecimiento de un ser querido, son causas frecuentes de este tipo de dolor.
  1. Sueles experimentar angustia, insomnio, agotamiento y pensamientos obsesivos, sin ninguna razón biológica.
  1. Sientes que no sirves para nada. Las personas que suelen repetir “todo lo hago mal” o “no soy bueno en nada”, pueden ser propensas a necesitar ayuda psicológica.
  1. Sientes que la felicidad no está destinada para ti. Esta escasa autoestima también es una alarma que advierte la necesidad de ayuda psicológica.
  1. Estás desesperado. Tienes una angustia constante y no conoces la causa, sientes cómo esa sensación te consume poco a poco.
  1. No logras mantener un vínculo amoroso estable. Sientes que las personas se alejan de ti y que tus relaciones de pareja siempre terminan mal.
  1. No eres capaz de disfrutar las cosas buenas de la vida. Has perdido el placer por cosas que antes solías disfrutar (Anedonia).
  1. Sientes que el mundo no solo es malo, también peligroso. Sientes que no puedes controlar nada de lo que te sucede.
  1. Te gustaría cambiar, lo has intentado, pero no sabes cómo hacerlo.

¿Sólo se debe acudir a terapia psicológica si se tienen problemas?

La respuesta es NO. Generalmente en el mundo de la psicología nos encontramos el prejuicio de que las personas acuden a terapia porque están muy mal psicológicamente o la frase estrella, “Porque están locos”.

La realidad es que es necesario tener ningún tipo de problema de salud mental notorio para requerir de la ayuda de un profesional de la psicología. Muchas personas acuden por el motivo de crecer emocional y espiritualmente, con el único objetivo de exponer sus pensamientos e inquietudes, contrastarlas y enriquecerlas a través del diálogo de tipo socrático con un profesional.

Existen diferentes razones por las que se puede acudir al psicólogo:

Razones “NEGATIVAS” para acudir a terapia:

  • Sufrir un trauma en el pasado y no dejar de pensar en ello
  • Sufrir de dolores recurrentes de cabeza, estómago, o bajas defensas que no tienen explicación médica
  • Sentirse desconectado de actividades que antes disfrutabas
  • Relaciones dañadas
  • Preocupaciones por parte de tu entorno más cercano acerca de tu salud mental
  • Uso de alguna sustancia para lidiar con tus problemas
  • Sentir malestar en tu vida diaria
  • Percibir que nada de lo que hayas hecho para revertir la situación parece haber ayudado

Razones “POSITIVAS” para acudir a terapia:

  • Aceptarte a ti mismo
  • Enriquecer tu relación de matrimonio
  • Ser mejores padres
  • Prosperar en tu trabajo
  • Profundizar en el sentido de tu vida
  • Lograr disciplina para realizar ejercicios
  •  Dejar atrás y perdonar
  • Mejorar la capacidad de expresar emociones

¿Cómo y cuándo saber que necesito terapia psicológica?

Conclusión

Es importante destacar lo que puede hacer que tu vida tome un color mucho más vivo y brillante con ayuda de una terapia. Para ello me gustaría dejar una reflexión a modo de poema que se me ocurrió en una ocasión reflexionando acerca de lo bonito del campo de la terapia psicológica y de la psicología en general:

Llegó un momento en el que dejé de saber y no sabía

No sabía si creer en lo que conocía o sentía, simplemente no sabía

No sabía si buscar ayuda, pero sabía que la necesitaría

Busqué, imploré, desesperé, pero lo único que me quedaba es que no sabía

Angel salvador, desconocedor y organizador, no sabía que en ti la encontraría, porque en muchas ocasiones miraba y no veía

Busqué, luché, escarbé, sin saber que encontraría, pero sabiendo que quería

Y de repente sabía!

Sabía que no tenía que saber y aun así no lo veía

Sabía que no todo se iba a perder y que no me perdería

En definitiva, no pensaba más en saber, sino

SABÍA


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