Revista Cine

Companys

Publicado el 04 junio 2012 por Rehlu

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Va llegando un momento en el que la novedad, sea positiva o negativa, debe ser premiada. Patricia Ferreira, directora de la maravillosa y reivindicativa Para que no me olvides (2005), patina en una historia que no aporta absolutamente nada nuevo dentro de un panorama cinematográfico que pide a gritos su salvación. No nos rasguemos las vestiduras cuando cada año, en nuestra cita con el cine español somos testigos de títulos que hacen acto de presencia en un palmarés desolador. Muchos se escudan en la falta de financiación, de medios para llegar a buen puerto el mayor contratiempo que atraviesa nuestro cine patrio y que no es otro que la falta de ideas. Els nens salvatges no conforma el chaleco salvavidas ni pretende serlo, lo que es peor aún. Nos hemos asentado en una dirección correcta, una estructura narrativa que puede alcanzar el efecto y unas interpretaciones solventes, pero ¿y el guión? 


La cinta nos adentra, a modo de reiterativos flashbacks y flashforwards, en las vidas aisladas de tres adolescentes. Álex, el malote del grupo pero de buen corazón y cuestionado talento. Grafitero y víctima de la crisis económica que atraviesan sus honrados padres. Gabi, de carácter influenciable, vive bajo el temor de defraudar a su progenitor, el cual ha convertido sus propios fracasos en una obsesión haciendo de su hijo una marioneta. Laura, la niña bien que comienza a aparcar las muñecas por el vicio. Harta de ser incomprendida, como cualquier adolescente al uso, se revela contra el mundo encontrando en sus dos compañeros de clase la mejor de las terapias. Hasta aquí nada nuevo pero si hemos de sumarle un padre maltratador, una madre enganchada a las pastillas para no ver la realidad, una profesora recién llegada que pretende cambiar el sistema, un profesor hueso cuya expresión sobreactuada no impide a sus hipervitaminados alumnos echárseles encima ya es de juzgado de guardia. Un cúmulo de lugares comunes que ensombrece los intentos de una directora por recuperar aquello que divagaba en su cabeza antes de aventurarse a rodar semejantes estereotipos. 

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Vivimos en un mundo aislado aún cuando disponemos de los medios para no estarlo. En infinitas ocasiones dichos recursos son un arma de doble filo.Oímos pero no escuchamos. Hablamos para nosotros y no para los demás y en ocasiones ni eso. El gran acierto de Els nens salvatges se centra en este sentido aunque le faltó un análisis más pormenorizado. El retrato que Ferreira realiza de esa lacra actual denominada incomunicación requería un mayor tratamiento psicológico de los adolescentes y no de sus familiares y profesores. Resulta soberanamente condescendiente con los jóvenes. 
Tras ver el resultado, queda patente que la labor de Ferreira es sublime como directora de actores. Experta en exprimir la naturalidad de sus protagonistas (magníficos Monner, Baró y Comas), así como la entrega de algunos secundarios. Ana Fernández se come la pantalla en cada aparición. Irradia una fuerza interpretativa que no es normal. 
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Els nens salvatges, vencedora en el pasado festival de Málaga, carece de nervio. Plana en su desarrollo a pesar del intento constante por generar una intriga demasiado prefabricada. Buen intento de distinción pero las bases no cambian y ahí radica el pinchazo. 
Lo mejor: sus ganas.Lo peor: sus influencias (Compañeros, Física o química, Al salir de clase...)


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