Revista Opinión

Compartir tras deshacer

Publicado el 31 mayo 2010 por Manuelsegura @manuelsegura

Compartir tras deshacer

Fue durante el reencuentro fraternal de tres amigos, casi inseparables en la infancia, cuando uno de ellos dijo aquello de que el matrimonio era como una lotería. Ya venía barruntándomelo tiempo atrás, y no diré que me alegrara de que alguien lo corroborase. Cada día es más difícil convivir. No sé si ello se lo debemos al mundo que nos envuelve, al arrebato que nos arrolla o a la prisa constante que nos acorrala. Lo cierto es que las parejas se disuelvan cada vez con más celeridad, sin tiempo casi para conocerse. Quien tiene pareja, tiene un tesoro, podría decirse ahora, a tenor de cómo va el asunto. Saltamos de sorpresa en sorpresa, y te enteras que hasta una, a la vuelta del viaje de bodas, decidió deshacer el poco camino andado y dijeron aquello de tú a tu casa y yo a la mía, como si nunca hubiera ocurrido nada. Los paganos, los grandes paganos de esas situaciones, suelen son los hijos, convidados de piedra al banquete de la desunión de sus progenitores.

Yo no sé si la solución será la custodia compartida para estos casos, tal y como se está planteando ahora en comunidades autonómas como la aragonesa. Imagino que a ella se agarrarán con ahínco los padres –y madres– a los que ver con asiduidad a sus descendientes les resulte un gesto ímprobo cuando no imposible. Pero me da el pálpito de que ese tipo de conciliación debiera circunscribirse a quien, pese a la separación, mantiene un trato civilizado y nunca rayano en la guerra sin cuartel. Que los niños se trasladen periódicamente de un domicilio a otro, dicen los psicólogos, es lo de menos, pues se adaptan camaleónicamente y con versatilidad a tales mutaciones. Lo peor siempre será convertirlos en mercancía para intentar sacar réditos espurios en donde nunca hubo acaso una pizca de cordura.


Compartir tras deshacer

Volver a la Portada de Logo Paperblog