Nos pasamos el día mirando y analizando lo que hace el de al lado y no precisamente para aprender. Queremos ser mejores y tenemos mal entendido el concepto de cómo conseguirlo. Nos cuesta interiorizar que lo más saludable y lo que más nos puede hacer crecer profesionalmente (y en todos los aspectos) es nutrirnos de lo que hacen y desprenden las personas que nos rodean. ¿Por qué siempre tenemos una competencia y rivalidad negativa con nuestros propios compañeros de trabajo?
La rivalidad mal entendida
Ser rivales no significa machacarnos, ni destrozarnos profesionalmente hablando. Es decir, no es que para que nosotros crezcamos, brillemos y lleguemos más lejos profesionalmente tenemos que “destrozar” al de al lado, conseguir hacerle de menos y que todos vean sus errores. No va de esto.
Desde nuestra infancia y por asuntos y roles sociales aprendidos de antaño, nos enseñan que hay que ser rivales y que al rival hay que ganarle para poder avanzar. Y realmente no es así como debería ser expuesto. No se trata de apagar al otro para brillar nosotros. Eso es vivir en la cultura de la escasez como si el triunfo estuviese limitado, como ni el brillar solo tuviese unos pocos lugares y tenemos que “pelear” por ello.
Nos pasamos el día en continua lucha por conseguir la atención de quien consideramos importantes para nosotros, en el entorno laboral representado por un jefe – líder o propietario de la empresa. Queremos que nos apruebe, que nos elogie y que nos escoja y para ello, entramos en continua rivalidad con los que nos rodean.
Y es que pensamos que si el de al lado se lleva la atención, ya no quedará para nosotros y seremos desbancados. Y es ahí donde empieza la guerra. No nos centramos en ser mejores, en brillar nosotros, en aportar valor y que se nos escoja por lo que hacemos bien y por nosotros mismos. Pensamos que es más fácil o lo tenemos integrado que destruyendo al otro, eliminando a la competencia de nuestro escenario, tendremos el camino libre para avanzar.
Todos nuestros esfuerzos van por tanto en esa dirección y tenemos que aclarar que es agotador, llega a ser frustrante y en pocas ocasiones el resultado es el deseado. La vida, y por supuesto también en el entorno profesional, no va de esto.
Cuántas veces le decimos a nuestros clientes que la competencia, negocios y /o personas que hacen lo mismo que nosotros, es algo sano, saludable y nos ayuda muchísimo. Entender este concepto es básico para crecer profesionalmente. La competencia nos tiene que servir para poner el ojo y marcarnos un nivel determinado de auto exigencia a partir del cual trabajar en nosotros mismos para crecer.
Pero tenemos que hacer que el cliente o el superior de nuestra empresa nos escoja por lo buenos que somos nosotros y no por eliminar la competencia y seguir siendo pésimos o malos en lo que hacemos porque eso, tiene muy poco recorrido. Siempre vendrá alguien que nos pondrá en un aprieto y estaremos viviendo en continua lucha.
Es fundamental aprender que del de al lado tenemos que aprender, que nos puede aportar muchísimo y que nutrirnos de él / ella es beneficioso para ambos. Todos podemos compartir conocimiento y de hecho, brillar juntos. El brillo, la atención y el posicionamiento no está limitado y hay tanto como queramos cosechar.
¿Qué en esa empresa no te lo dan como tú quieres (dejemos a un lado lo de merecer o no)? Pues será entonces que no es tu lugar y es mejor buscar otro. A veces hay que saber escoger el sitio donde estar profesionalmente y no dejarse la vida machacando y destrozando todo lo que tenemos a nuestro alrededor.
De nuestros compañeros, y aprendámonos bien esto, hay que entender que la mejor forma de relacionarnos es generar alianzas fuertes y potentes que nos hagan crecer a todos y nos lleven mucho más lejos trabajando en positivo y de forma conjunta. Dejemos a un lado por fin el concepto mal entendido de competencia y rivalidad que solo nos lleva a la guerra porque señores, una guerra siempre deja heridos y hasta muertos.
Desde Utopía estamos especializados en la gestión de situaciones de esta y otra índole a nivel profesional. Podemos acompañarte en el proceso de cambio de paradigma y construir un escenario más saludable. ¿Hablamos?