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Competencias 2020: Davos apuesta por la efectividad

Publicado el 21 febrero 2016 por Jmbolivar @jmbolivar

recorriendo-el-camino-de-la-efectividadLeía hace unas semanas este interesante post de Guillermo Dorronsoro sobre la última reunión del Foro de Davos, que este año giraba alrededor de la cuarta Revolución Industrial. Me llamó especialmente la atención una tabla comparativa que compartía Guillermo sobre los «Top 10 skills» que se identificaron para 2015 versus sus análogos para 2020. Estas competencias clave para el 2020 son las siguientes:

  1. Resolución de problemas complejos
  2. Pensamiento crítico
  3. Creatividad
  4. Gestión de personas
  5. Coordinación con otros
  6. Inteligencia emocional
  7. Análisis y toma de decisiones
  8. Orientación al servicio
  9. Negociación
  10. Flexibilidad cognitiva

Un detalle muy a tener en cuenta es la predominancia de competencias relacionadas directamente con la mejora de la «eficacia», entendida tal y cómo la definió Peter Drucker, es decir, «hacer las cosas correctas». Curiosamente, no aparece por ningún lado la famosa «gestión del tiempo» ni la nueva moda, pero igualmente inútil, de la «gestión del compromiso». Sí que lo hacen el «análisis y toma de decisiones», la «resolución de problemas complejos» o la «flexibilidad cognitiva», que son tres competencias directamente relacionadas con la «eficacia» y, por consiguiente, con la «efectividad».

El «análisis y toma de decisiones» es sin duda una competencia clave, porque la calidad de las decisiones que se toman continuamente en el trabajo del conocimiento suele dejar a menudo bastante que desear, como bien sabe Miguel Ariño, experto en el tema. Algo parecido ocurre con la «resolución de problemas complejos», que es en cierto modo una competencia complementaria y dependiente de la anterior.

El mal hábito de «hacer de forma precipitada, sin pensar lo suficiente», es uno de los principales responsables de la baja efectividad, mucho más que el exceso de información o de carga de trabajo. «Hacer por hacer», de forma apresurada e irreflexiva, nos lleva a menudo a la situación absurda a la que Drucker se refería: «no hay nada tan inútil como hacer con gran eficiencia algo que no debería haberse hecho en absoluto». Por eso, metodologías de efectividad personal como OPTIMA3® ponen un claro énfasis en mejorar los procesos de toma de decisiones como uno de los requisitos indispensables para mejorar la efectividad y, de paso, reducir el estrés.

Dice Wikipedia que «para tomar una decisión, cualquiera que sea su naturaleza, es necesario conocer, comprender y analizar un problema, para así poder darle solución». Esta afirmación parte de la premisa de que las decisiones van generalmente encaminadas a resolver «problemas», entendiendo «problemas» en su sentido más amplio, al margen de la índole y magnitud de los mismos.

Hábitos como «enfríar el pensamiento» de forma sistemática antes de decidir o «separar pensar de hacer», es decir, «procesar tu trabajo» antes de ejecutarlo, están específicamente pensados para eso: para ayudarnos a conocer, comprender, analizar y decidir mejor.

En el trabajo del conocimiento, la tarea ni es evidente ni está definida. Por eso, antes de resolver un problema es necesario identificar exactamente qué es ese problema y qué significado tiene para nosotros. También es fundamental identificar con claridad qué significa resolverlo, es decir, cuál es el resultado esperado, separando la definición del problema de su resolución. Otras técnicas avanzadas de mejora de la efectividad, como la visualización del resultado conseguido al resolver el problema, está comprobado que potencian nuestra capacidad para identificar y generar posibles alternativas y soluciones al mismo.

Otro detalle importante es cómo se gestionan y ejecutan las decisiones ya tomadas. Responder de forma efectiva a la pregunta «¿qué hago ahora?» es más complejo de lo que parece y varios hábitos clave de los que propone la metodología de efectividad personal OPTIMA3® , como por ejemplo limitar el número de opciones disponibles a la hora de elegir o definir de la forma más concreta posible la tarea a realizar, han demostrado mejorar nuestra efectividad de forma significativa.

Por último, la «flexibilidad cognitiva» como competencia clave para el futuro próximo. Frente al viejo hábito de «planificar», que ignora la realidad de que vivimos en un entorno VUCA, Davos reclama «flexibilidad cognitiva». Planificar es perder el tiempo en el trabajo del conocimiento ya que, entre el momento de la planificación y el de la ejecución, varios de los elementos considerados al planificar habrán cambiado con seguridad, quedando así invalidados. Por eso, cuanto más próxima sea la decisión al momento de su ejecución, menores serán los cambios ocurridos en la información manejada para tomar la decisión y mejor será esta.

El cambio está claro. Ante la obsesión por adivinar el futuro, lo que necesitamos desarrollar es la capacidad para adaptarnos de forma dinámica a una realidad cambiante, tomando las decisiones más efectivas en función de las circunstancias de cada momento.

La entrada sobre flexibilidad cognitiva en inglés de Wikipedia es realmente interesante. Algunas de las diversas definiciones que vas a encontrar en ella sobre esta competencia son:

  • Capacidad para cambiar de pensamiento como respuesta a la necesidad de modificar creencias previas ante nuevas situaciones.
  • Capacidad de ajustar el pensamiento o la atención en respuesta a cambios en los objetivos o a estímulos del entorno (lo que en OPTIMA3® llamamos «planificación adaptativa» y qué guarda mucha más relación con estimar y prever que con el significado tradicional de planificar).
  • Capacidad de adaptar el pensamiento desde situaciones antiguas a las nuevas, superando formas automáticas de pensar y responder que se han convertido en habituales en la situación antigua para adaptarlas a las nuevas situaciones (un buen ejemplo de esto es el uso de «contextos» frente a las tradicionales «listas de tareas»).

Me ha resultado muy gratificante comprobar que en OPTIMA LAB estamos poniendo foco en lo que de verdad importa. A pesar de que muchas organizaciones andan todavía perdidas por el viejo camino de la «gestión del tiempo», parece que el camino para los próximo años está muy claro y es otro bien distinto: el camino de la efectividad. Así que ahí estaremos, haciendo camino y ayudando a otros a recorrerlo. Si te animas, también hay un lugar para ti.

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