Revista Psicología

Competencias conversacionales: las promesas

Por Diego Grispo

Competencias conversacionales: las promesasDesde el espacio del Coaching entendemos a la comprensión de las competencias conversacionales como algo prioritario a desarrollar dentro de nuestra práctica.

Apartandonos de los actos lingüísticos básicos, como las afirmaciones, las declaraciones y los juicios, aparecen otros que tienen como función la coordinación de acciones.

Es importante destacar que la coordinación de acciones nos permite proyectarnos en el logro de objetivos con otros. Si no fuéramos capaces de coordinar acciones con otros no seríamos el tipo de seres humanos que somos.

La "coordinación de acciones" se estructura alrededor de competencias conversacionales que involucran compromisos con otros. Etas son:  

  • las promesas,
  • los pedidos y
  • las ofertas.

Las promesas son el acto lingüístico por excelencia que nos permiten construir futuros distintos, quiero decir, cuando me comprometo con otra persona a reunirme después del trabajo, estoy generando un futuro que no existiría de no haberse coordinado tal acción, o sea, de no haberse realizado la promesa y adquirido el compromiso.

El mismo Nietzsche dedicó mucho tiempo a estudiar “la promesa”, llegó a decir que, desde el punto de vista político,

“la soberanía humana depende de la capacidad de hacer promesas”.

Desde el punto de vista conversacional, una promesa es expresar la voluntad de hacer (o de no hacer) algo que satisfacga una determinada condición y con un plazo de vencimiento claro. Pongo un ejemplo,

Te prometo que te llevaré de vacaciones al Caribe antes de tu cumpleaños.

Voy a decodificar esta promesa dividiéndola en sus componentes elementales,

  • el que promete (yo te prometo)
  • el receptor de la promesa (que te llevaré)
  • Una acción a llevarse a cabo (o la inacción) (de vacaciones al Caribe)
  • Condiciones de satisfacción (estar en el Caribe de vacaciones)
  • Un factor tiempo (antes de tu cumpleaños)

Veamos cada uno de estos elementos:

  1. El que promete: es quien inicia el proceso de la promesa, ofrece una acción (o inacción) y se compromete a cumplirla.
  2. El receptor de la promesa: es quien escucha la promesa y el beneficiario de la acción (o inacción) prometida. El receptor es mucho más importante de lo que parece. El receptor de la promesa debe aceptarla. Si el receptor no la acepta, el compromiso deja de existir y la promesa como tal no ha existido. Por ejemplo, si “prometo reunirme contigo después del trabajo” y el receptor no lo acepta, de la forma, “hoy no puedo porque tengo un compromiso adquirido previamente”, la promesa queda sin efecto.
  3. Una acción o inacción a llevarse a cabo: esto, desde el punto de vista jurídico, por ejemplo, es lo que denominareíamos el objeto del contrato.
  4. Condiciones de satisfacción: Lo que hemos prometido deberá ser validado por el receptor, quien dará constancia de que la promesa se ha cumplido. Esto determina claramente que la promesa solo se perfecciona cuando el receptor declare que está cumplida. Por lo dicho, las condiciones de satisfacción deben estar muy bien planteadas y comprendidas por ambas partes. De hecho, es cuando estas condiciones de satisfacción no están claras que surgen los malentendidos por promesas incumplidas.
  5. Un factor tiempo, las promesas deben estar claras en cuanto a que tiempo se han de dar por cumplidas. El acto a llevarse a cabo y las condiciones de satisfacción deben tener un tiempo límite. Si esto no fuera así, la promesa nunca se cumpliría dado que no podríamos validar las condiciones de satisfacción.

En resumen, una promesa requiere de dos partes dando el consentimiento mutuo para coordinar una acción o inacción.

Hay un elemento no tan visible dentro de la danza conversacional que involucra a la promesa. Y este elemento es el hecho de que el que promete debe ser capáz de dar cumplimiento a la promesa, quiero decir, que el que promete tiene la autoridad y la capacidad de dar correcto cumplimiento a la acción prometida y, lo que es igual de importante, el que recibe la promesa hace un acuerdo tácito en reconocerle al otro su capacidad de cumplirla.

Prometiendo cosas que no podemos cumplir (ya sea por imposibilidad física, económica, emocional, etc.) solo generamos mundos llenos de resentimiento y angustia.

Seamos responsables con los compromisos que adquirimos.

Un saludo a todos.

Etiqueta: Coaching

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