De un tiempo a esta parte, he descubierto algo que no sabía.
Y es que, estoy fascinada con la
potencia que tiene el compromiso aplicado a las organizaciones. Lo
reconozco, es un tema que me apasiona. Y en concreto, el modelo de compromiso
que hemos desarrollado tatum conjuntamente con la Universidad
Complutense de Madrid.
En esta ocasión, planteo
un enfoque que vincula el compromiso con la existencia de aspectos menos
frecuentes como son los embajadores de la marca, los intraemprendedores, y el impacto tremendamente positivo que ello tiene sobre la cultura
corporativa.
Carlos Ghosn, Presidente de Nissan
apuntaba una frase con la que no puedo estar más de acuerdo y es que "No hay ninguna
marca fuerte en el mundo que no lo sea primero en las mentes y corazones de la
gente que trabaja en la compañía".
Antaño el empleo se concebía como fuerza de trabajo. A día
de hoy, son las ideas las que generan riqueza y valor añadido. En un contexto
tan complicado como el que vivimos, yo añadiría que además de las ideas, es la actitud, los valores y la coherencia
personal, lo que marca la diferencia entre las personas, y por tanto de las
organizaciones.
Es importante tener en cuenta que la percepción que nuestros profesionales tienen hoy, dependen de las
decisiones que nuestros jefes hicieron ayer, antes de ayer y el día de
antes. Es de todos sabido que la
coherencia, como la confianza, cuesta mucho construirla y muy poco
destruirla. Una manera de gestionar esto, es trabajar una cultura consecuente con los valores empresariales. Porque no solo fomenta
el orgullo de pertenencia a la compañía, sino que además, bien
gestionado genera una figura
imprescindible, la de los embajadores de
marca.
Los embajadores de
marca, son aquellas personas que poseen
un compromiso afectivo con la compañía muy potente. Y este compromiso les lleva querer
involucrarse voluntariamente en iniciativas aparentemente no relacionadas con
el rol que realizan. Son personas con afán por aportar valor, con un toque de
pasión e ilusión extra que hacen que todo lo que abarcan este impregnado por un
halo de energía positiva, pasión por aprender, mejorar e innovar. Las personas
comprometidas, al igual que los embajadores de marca, acostumbran a dar más de lo esperado, en beneficio de la organización. Ello
hace que jueguen un papel importante a la hora de fomentan el intraemprendimiento.
El
intraemprendimiento, es una tendencia a la que muchas organizaciones
aspiran y es que los propios empleados,
movidos por esa pasión por la marca, por su compromiso con ella, emprenden
nuevos proyectos que mejoran no solo los procesos, los servicios, los
productos existentes… sino también las
relaciones interpersonales de la organización, contribuyendo a generar un ambiente favorable a gestionar cambios y donde además resulta más agradable
trabajar.
En compañías con un estilo de liderazgo muy jerárquico,
donde existe un micro management muy marcado, sus managers o incluso sus
directivos tienen poca capacidad de decisión. Son culturas, donde la opinión
del de arriba prevalece sobre el resto y resulta muy complicado, por no decir
imposible que afloren opiniones diferentes y personas con el perfil de
embajador de marca y mucho menos, intraemprendedores, porque lo más normal, es
que esas personas sean vistas como una amenaza directa a esa cultura de la
compañía.
Gestionando
adecuadamente el compromiso, podemos transformar la organización hacia una
organización consistente con los valores, la cultura, el estilo que se predica y las políticas que se aplican. En definitiva, trabajando el compromiso desde este nuevo enfoque que proponemos, conseguiremos una organización positiva, con personas y líderes positivos que aporten valor a
la cultura, a la marca y a la sociedad.