Con filtro o sin filtro

Siempre es buen camino hablar con franqueza y expresar correctamente lo que queremos y lo que no. Pero de ahí a no tener “ni tacto”… “no tengo filtro”…

Decir lo que creemos y pensamos no necesariamente lleva a ser mal educado y grosero.

Pero es cierto, y estoy segura que muchos y muchas personas que me leéis utilizáis filtro. Dependiendo de con quien estás. O tal vez lo hagáis siempre.

No es lo mismo, hablar con un familiar, con tus hermanos, hermanas o padres que hablar con amigos cercanos, conocidos que extraños. O conversar con compañeros de trabajo.

En ocasiones, según la confianza somos de una manera o de otra. Hay una frase para ello “ la confianza da asco” y eso es cierto.

El problema viene cuando no se conoce bien a la persona. Y después está el problema de que no es muy frecuente que las personas estemos acostumbradas a escuchar “franqueza”.

Ser una buena persona, no depende de la religión, o ni el lugar que ocupas en la sociedad, ni de tu raza o color de piel, ni de tu pensamiento o cultura. Depende de cómo tratas a los demás.

A veces decir lo que piensa DE VERDAD, es invadir el pensamiento del otro. Otras veces invadir el pensamiento del otro es el camino adecuado.

No siempre nos encontramos con personas que tengan ideologías comunes a nosotros, ni que tengan la misma visión con respeto a un tema pero “no tener filtro” me parece que es un “cliché” grosero.

Ya que no todas las personas somos iguales, ni nos dan la misma confianza, creo que hay que tener mucho cuidado cuando decidimos hablar con “franqueza”.

Por lo general, prefiero la franqueza, no comparto la misma opinión pero no soy descortés.

Conozco mucha gente que habla “sin filtro” dice lo que piensa. Y sinceramente también es respetable pues así conoces mejor por donde viene la persona. Pero al final puedes terminar perdiendo gente que quieres que siga de alguna manera a tu lado.

En ocasiones, no todo es bonito y de color de rosa y muchas veces nos enfadamos. Y a veces en esos momentos de ira son los que que hacen que no utilices ese filtro, haciendo en esos momentos daño.

He ahí, la respuesta a varias preguntas de porque o como me relaciono con mis semejantes.

Cada persona es diferente, y a veces dependiendo de la situación, la persona, la confianza, los lazos o o no que se tengan se debe tener en cuenta “el filtro”.

Según Sócrates a la hora de “ser francos” hay que tener en cuenta tres filtros:

¿Es cierto lo que vas a decir? ¿Es bueno? ¿Es necesario?, ¿No?, olvídalo.