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Con los ojos de una niña de doce años de Janina Hescheles (Hermida Editores, 2014) en Revista Escuela Española

Publicado el 15 enero 2015 por Hermidaeditores
Punta de lanzaJanina HeschelesJaime FernándezPeriodista y escritorCon los ojos de una niña de doce años de Janina Hescheles (Hermida Editores, 2014) en Revista Escuela EspañolaJanina Altman (Hescheles de soltera) es una mujer israelí de 84 años, doctora en Química e investigadora y superviviente del Holocausto. Nació en Lviv, en Ucrania, cuando pertenecía a Polonia y se llamaba Lwów (Lamberg en alemán, Leópolis en español). Bajo el dominio del Imperio Austro-Húngaro esta ciudad fue la capital de la provincia de Galitzia, una de las regiones más pobres y atrasadas de Europa.Durante el siglo XIX se convirtió en una capital moderna y cosmopolita, con una universidad prestigiosa y varias escuelas técnicas, y en la que se hablaban el polaco, el ucraniano, el alemán y el yidis. A principios del siglo XX era la cuarta ciudad del Imperio. Tras ser ocupada por Rusia en la Primera Guerra Mundial, en 1919 pasó a Polonia. En la Segunda Guerra Mundial fue ocupada de nuevo por la URSS, luego por la Alemania nazi y en 1944 volvió a la Rusia soviética. Antes de la contienda en Lviv residían 150.000 judíos, de los que solo 265 sobrevivieron al exterminio. Uno de ellos fue Janina Hescheles. Sus breves memorias, Con los ojos de una niña de 12 años, editadas recientemente por Hermida Editores, son una crónica estremecedora, escrita “en caliente”, de las atrocidades cometidas por los ocupantes con la población judía, muchas veces en colaboración con los nativos, entre el 30 de junio de 1941, en que entraron los alemanes, hasta octubre de 1943, en que el campo de trabajos forzados “Janowski” fue liquidado.A sus 10 años, Janina Hescheles lo vio todo y vio de todo. Sus padres fueron asesinados enseguida. Antes de morir, la madre le dijo que luchara por sobrevivir y que vengara los asesinatos de ella y de su padre. “¡Aguanta valerosamente los sufrimientos por tu madre!”. Solo aquellas palabras la ayudaron a mantenerse en pie, como ella misma reconoce. A pesar de las penalidades, Janina no se resignó a morir en manos de los verdugos, al contrario que otros. No tenía vocación de mártir. “Prefiero atormentarme ahora, pasar hambre, para vivir, porque amo la vida. Plantaré cara a los asesinos y no me desnudaré”.
Janina Hescheles fue rescatada en 1943 por un grupo de la Resistencia judía y llevada a Cracovia, donde en un hogar clandestino redactó sus dolorosos recuerdos. Las descripciones del horror que padecieron sus vecinos y familiares judíos nos dan una idea de su impotencia para enfrentarse a un enemigo tan poderoso que, además, contaba con la connivencia de parte de la población nativa.

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