Revista Cultura y Ocio

Con Proserpina en la piel

Publicado el 18 diciembre 2014 por Blog De Golcar Golcar Rojas @golcar1

Con Proserpina en la piel

"Solo hay una zona rotunda del sexo que nos llama,
una tierra totalmente clausurada a la que queremos llegar con el amor
y esa región hermética, impronunciablemente mítica donde detrás de Justina
me acecha María Lionza mirándome como Isis con los ojos redivivos
de mi prima Proserpina".

Armando Rojas Guardia

Proserpina, de Armando Rojas Guardia, es un texto denso, hermético. Un cuento cargado de imágenes poéticas, metáforas, símbolos y significantes que lo hacen una historia que es una y varias.

Es este un cuento escrito en clave de profecía, de predicción, de videncia del futuro que sucederá a los personajes en El Cairo. Es como un flash forward. Un recuerdo del futuro, musicalizado con Fauré. ¿Puede el amor redimir el pasado en un futuro?

El futuro recompone el pasado y, desde el pasado, ese futuro luce como una redención. Como una expiación. Como la poesía de Lezama Lima, autor al que menciona y remite el Rojas Guardia, las imágenes, símbolos y estructura del cuento marcan la historia con ritmo y profundidad poéticos, que le dan un hermetismo característico.

En Proserpina hay tres tiempos: Un futuro que a ratos parece ser como una videncia que proviene de las brasas y cenizas de un tabaco fumado a los pies del altar de María Lionza y, por momentos, luce como una sublimación de un pasado oscuro, marcado por la culpa, que trata de ser expiada con el paso del tiempo. Un pasado, más realista, menos romántico, más como la vida misma. Sin eufemismos. Y un presente que es el tiempo del autor, que nos lleva del futuro ¿imaginado? a ese pasado que pretende redimir. Tres partes separadas pero entrelazadas por la presencia de Proserpina, el erotismo, el amor, la culpa y la muerte.

Es como si el protagonista del cuento quisiera adelantar el tiempo para que el recuerdo cubra todo la culpa del amor incestuoso, corrija esos intentos fallidos en el sexo de los amantes, cubra con el manto de la sublimación las decepciones y pecados de esa historia a orillas del río Tuy, signado por la pasión erótica de un joven que con desenfreno se une a esa morena entrada en carnes de la hacienda familiar mientras en su mente juguetea y sueña con las carnes de su prima.

En ese futuro "ideal", el amor y el sexo también serán idealizados. El paisaje exótico de Egipto y el refinamiento de los personajes contribuirán a dejar en el closet lo prosaico de aquel amor juvenil en el bucólico paisaje de un pueblo del interior de Venezuela.

¿Acaso existió o existirá aquel embajador en El Cairo? ¿O es todo una invención, una idealización? ¿Es la Proserpina del futuro visionado en Egipto la idealización de la prima Proserpina de orillas del Tuy? ¿Es todo una videncia de lo que realmente pasará o no es más que el deseo, el anhelo del autor de que la historia hubiese sido de otra forma? ¿Es el personaje o es el autor el que busca expiar culpas y redimir o redimirse? ¿Es el futuro predicho como será? ¿O es como el tiempo y la mente del protagonista terminarán viendo el pasado. Recordando de manera idealizada lo vivido?

La historia de Proserpina es una historia sórdida, signada por la culpa, lo sexual y la muerte contada a ritmo de poesía. Las metáforas e imágenes de Rojas Guardia la embellecen, le dan sentimiento y profundidad. Las descripciones del acto sexual son tratadas con un verismo alejado de la vulgaridad. Con un intenso erotismo descarnado pero sin atisbos de pornografía. Su historia cala en el alma.

Uno termina el cuento de Armando Rojas Guardia con la sensación de que la prima Proserpina se quedó en nuestra piel.

"Proserpina". Armando Rojas Guardia.
Ediciones La guayaba de Pascal. 2014.

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