Revista Psicología

Condenados a vivir

Por Serendipity-Psico @serendipity_cdh
Una vida plena y llena de satisfacción, autorrealización y logros puede degenerar en una vida obligada y llena de trabas donde es complicado encontrar el verdadero sentimiento de la felicidad. Nuestros mayores de hoy fueron los grandes activos de ayer. Vidas llenas de competencia, destreza y buen hacer, personas que se guisaban y comían cada necesidad y que sobrevivían gracias a su sacrificio y capacidad de superación. Ellos son los verdaderos héroes que nos han puesto en bandeja una vida repleta de bienestar y comodidades. Y ahora que la vejez, la dependencia y la enfermedad acompaña a muchos de ellos, se minan precisamente esas ganas de seguir adelante al poder comprobar que poco queda de aquella lucha que sostuvieron incansables.
Mayores que cuentan con orgullo sus hazañas, pero que con lágrimas en los ojos responden un “no” rotundo a la pregunta ¿está usted satisfecho con su vida?
¿Qué podemos hacer nosotros por ellos?
Desde este post os dejamos algunas propuestas para que aquellos que están “condenados a vivir”, encuentren en algún momento del día ese respiro que les enganche a la ilusión de vivir.
  • Combatir la soledad. Somos seres sociales, y precisamente para las personas mayores la familia es la base de su vida, por aquellos por los que han dado todo. Garantizar que estén acompañados, (pero con acompañamientos de calidad) les ayudará a dar sentido a sus vidas. Una idea es implicar a todos los miembros, incluidos los nietos que en ocasiones se les excluye delas responsabilidades y que en este caso pueden asumirlas. Y generar turnos con toda familia para garantizar esos ratos vacíos.
  • Mantenerse entretenidos con algo que les motive: hablábamos de acompañamiento de calidad y para ello será necesario pensar y plantearse opciones para mantenerles ocupados. Puzzles, lectura de revistas y libros, programas concretos en la televisión, libros de pintura, música, manualidades, pasatiempos… son algunas ideas que les ayudarán a matar el tiempo. Es necesario tener en cuenta sus gustos y preferencias para conseguir aquella actividad que les enganche.
  • Buscar alternativas a lo usual y promover nuevos aprendizajes: ser creativo en la búsqueda de actividades ayudará a dar propuestas que motiven a nuestros mayores. Pregúntate ¿qué es aquello que siempre quiso hacer? E intenta adaptárselo de alguna manera. Si no lo conoces indaga en ello.
  • Dar paseos, estar en contacto con la naturaleza: ya sea en silla de ruedas, con andador o andando, salir de casa es un buen plan para romper del bucle de la soledad y la dependencia. El sol, ver la gente pasar, moverse, escuchar los pájaros o simplemente salir a la terraza o el patio les aportará pequeños momentos de felicidad. 
  • Darles responsabilidades ajustadas a sus posibilidades: es frecuente ver una excesiva sobreprotección hacia el mayor, impidiéndole hacer ciertas actividades de la vida diaria que podrían hacer con ayuda o incluso sin ella. Esto no hace más que generarles más dependencia y aportarles un sentimiento de inutilidad, y no hay nada peor para el estado de ánimo que esta sensación. Seguro que aun pueden doblar la ropa interior, secar los cacharros, poner la mesa, hacer su cama, limpiar el polvo de un conjunto de figuritas, cambiar una bombilla de una lamparilla, apuntar la lista de la compra… Hay infinidad de actividades sencillas que se les privan y que podrían llevar a cabo sin problema. Busca aquella que pueda desempeñar. 
  • Cariño, mucho cariño: hacerles saber que siguen siendo queridos por nosotros con diversas muestras les ayudará a valorar el cariño como algo que “a pesar de todo” preservan en sus vidas.
  • Empatía y no juzgarles: El bajo ánimo y las actitudes asociadas puede sacarnos de quicio en ocasiones, pero a pesar de todo, una vez más, debemos tratarles con respeto procurando ponernos en su lugar y comprendiendo una situación que es posible que vivamos en un futuro en nuestras propias carnes. Para sacarles de ahí, ponte manos a la obra con algunas de las propuestas que se han dicho más arriba.

Estamos hablando de personas mayores y en muchos de los casos seres queridos. Se merecen que nos impliquemos y dediquemos este pequeño esfuerzo en procurar que su balanza de la vida se incline hacia “querer vivir” en vez de asumir que están “condenados a vivir”.
Condenados a vivir

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