Revista En Femenino

Condones de bienvenida

Por Ana María Ros Domínguez @anaroski

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Esta mañana he ido a acompañar a mi hija Ana al Instituto Andaluz de Juventud, el motivo, acompañarla para que se sacara el carnet joven europeo, que puede obtener a partir de los 14 años y tiene validez hasta los 31.

La sede se encuentra en la plaza de la Candelaria, y lo primero que nos encontramos al entrar es un gran condón de más de dos metros de altura, y en el mostrador tres cestitas de mimbre, a las que Blanca y Lucía pensando que eran caramelos, se han acercado.

Gracias a Dios, siempre preguntan, antes de coger nada. Y me ha dicho Blanquita:

-Mami, ¿Qué caramelos son estos? ¿Puedo coger uno?

Cuando me he girado, y me he dado cuenta que eran tres cestas llenas de condones de colores y diseños muy monos en sus envoltorios, tanto que parecían caramelos, me he quedado nunca mejor dicho, blanca.

No hija, eso no son caramelos, y son para las personas mayores.

Evitando tener que dar más explicaciones a las dos pequeñas, que ya tendrán tiempo de ir enterándose de ciertas cosas.

Pero claro, la respuesta no quedó muy convincente a la curiosidad de Blanca, que insistió.

Pero mami, vale, es para mayores, pero porqué no puedo coger uno.

Y de nuevo, mira Blanca, eso no lo pueden utilizar los niños, son cosas para adultos.

Si mami, pero es que Ana no es un adulto, y hemos venido aquí a acompañarla para un carné, y en las oficinas como la del banco, hay caramelos.

Si Blanca, pero esto no son caramelos, cariño. Vale??

Blanca decidió callarse, porque el vale le sonó a mi madre se está enfadando, mejor me callo.

Al salir del establecimiento, me dice mi hija Ana.

Mamá, espero llegar a algo más en la vida que trabajar en un sitio donde hay un preservativo de más de dos metros decorando la pared a mi espalda.

La verdad que veo un poco excesivo lo que he me he encontrado hoy, por un lado, porque los condones no son caramelos, y por eso mismo que no son caramelos, estar expuestos así y con envoltorios que incitan a que sean cogidos no lo veo adecuado para un lugar donde van menores de edad, y luego, a nivel de seguridad, me hago la pregunta, ¿tienen en cuenta que el lugar de conservación sea idóneo? ¿la fecha de caducidad del preservativo? ¿las garantías del fabricante que les suministra? ¿O simplemente se trata de una decoración progre de mal gusto?

¿Que opináis sobre lo que me ha pasado hoy?


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