Revista Infancia

Conecta con tu guía, vuelve a tu naturaleza (con meditación guiada)

Por Aguamarina Maribel Jiménez
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elisabet meditación

Si hay alguien que el destino ha puesto en mi camino para ayudarme a conectar conmigo misma a través de la meditación, esa es Elisabet Fernández, terapeuta holística y acompañante espiritual, que vive con su familia en Girona.

Tengo la fortuna de contar con ella de nuevo (ha participado en Mamamorfosis y nos regaló un artículo maravilloso sobre la preparación espiritual al embarazo), con este nuevo regalo que nos ofrece hoy.

Estoy segura que si estás leyendo estas líneas es porque la vida te lo trae por alguna razón, porque necesitas leerlo y reconectar con tu propia naturaleza, con tu guía interna. Por ello, al final de la lectura encontrarás un link a Soundcloud para hacer una meditación guiada, tan solo necesitarás: 20 minutos,  un lugar tranquilo y conexión a internet.

Te propongo que la hagas este fin de semana, que te permitas esta oportunidad y esta experiencia, y después, si te apetece, déjame un comentario al final del post, me encantará conocer otras experiencias, porque las mías cuando hago una meditación guiada por Elisabet siempre son brutales.

Te dejo con ella…

El ser humano es cuerpo, alma y espíritu

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El ser humano es trino por naturaleza: cuerpo, alma (que recoge la mente y las emociones, entre otros) y espíritu.

Quiero hablar sobre el alma, el alma elevada en este caso, lo que verdaderamente somos y estamos en proceso de recordar.

Imaginémonos por un momento un ser con una conciencia y sabiduría infinitas, fuente de amor, calidez, paz y alegría.

Este Ser eterno emana constantemente, es un Sol amoroso y brillante perpetuo.

Bien, este ser, muy a grosso modo, somos nosotros, nuestra verdadera naturaleza constante y completa. Muchos lo hemos olvidado y lo recordamos en momentos puntuales.

Todos atesoramos en la memoria recuerdos de plenitud y éxtasis, por ejemplo el inicio de un enamoramiento, en el que la otra persona actúa de catalizador para que nos pongamos en contacto con nuestra esencia más pura y el amor incondicional surge, la calidez, la ternura, la alegría, etc.

Esa Fuente inagotable que somos de repente nos envía una oleada de fuego que nos reaviva. Frecuentemente creemos que es la otra persona la que de alguna misteriosa manera pone todos estos ingredientes en nuestro interior y nosotros vivimos flotando en ese nube, aunque sea por algún tiempo, estando absolutamente seguros de que es nuestro amado el que nos colma, complementa y llena un espacio vacío. Nos regala su presencia y su tiempo, sí, pero lo demás es enteramente nuestro, lo que sentimos, pensamos, hacemos… es nuestro y espiritualmente hablando no hay vacío que llenar y nada debe ser complementado, pues ya somos seres completos.

Visto así parece fácil, el otro sólo enciende el botón, ídem para los enfados, la tristeza, etc. Las situaciones, las personas, provocan la excitación y manifestación de nuestro fuero interno, no hay nada ni nadie diferente a nosotros que pueda darnos, ni quitarnos nada (al menos que sea físicamente, pero la explicación de esto entraría en otro apartado).

Conectar con nuestra Fuente

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Hay otras maneras y momentos en los que se produce una conexión con nuestra Fuente y suele darse en estado de meditación.

Pero escogeremos el anterior ejemplo para explicar cómo se manifiesta el alma porque todos nos hemos enamorado en algún momento de alguien, o de una profesión, o de un lugar, o de la vida misma y conocemos ese estado extático por experiencia propia.

El enamoramiento nos permite entrar, nos hace de puente hacia el Ser que vibra en la alegría, rebosamos de amor y nos sentimos casi, casi, omnipotentes, conectados con la vida, percibimos la belleza en su estado más puro y todo parece estar en nuestro camino para nuestro beneficio, todo parece sonreírnos.

Bien, si nuestra verdadera naturaleza es esta que se siente y muestra según lo expuesto, y somos una fuente inagotable y eterna…  Aquí hay algo que no concuerda, ¿verdad?

Aquí las preguntas surgen solas y estoy segura  de que muchos ya os habréis formulado algunas como las siguientes:

  • ¿Por qué no soy consciente en todo momento?
  • ¿Por qué se manifiesta en únicamente en ciertas ocasiones?
  • ¿Por qué no lo puedo controlar?
  • ¿Qué puedo hacer para vivir conectado con este Yo?
  • ¿Porqué es casi siempre algo externo a mí lo que provoca que me reencuentre con mi esencia?
  • ¿Si yo soy una fuente inagotable de virtud, de donde surgen todos mis problemas? Y un largo etc.

Empecemos por una de las preguntas principales…

¿Por qué no soy consciente en todo momento?

Porque las “reglas del juego” en nuestra vida, al menos hasta ahora, han sido vivir más conectados al estado físico que al espiritual.

Antes he empezado diciendo que el ser humano es trino, cuerpo, alma y espíritu, pues el cuerpo y la parte más densa del alma, donde reside nuestro subconsciente, nuestra mente, y nuestras emociones, obscurece y densifica tanto nuestra alma, que nos creemos que sólo somos eso un cuerpo pensante y siente, que no hay nada más.

Esto supone, de momento, la gran pérdida humana, porque en tanto que no seamos capaces de reconocer, a nuestra manera sin imposiciones de ningún tipo, que somos seres espirituales nos encontraremos viviendo a medias, con un vacío que no sabremos con qué llenar y que causa casi todos los conflictos y desastres que observamos.

Pero nuestra alma decidió encarnar comprometida con todo, sabiendo del obscurecimiento y del olvido casi absoluto, pero el amor hacia la libertad de elección, la experimentación y hacia la Tierra y sus seres era tan, tan grande, que no podíamos hacer otra cosa sino encarnar.

Y porque queremos saber qué se siente siendo humano con todas sus facetas y matices y queremos realizarnos y hacernos conscientes en un cuerpo y eso es una proeza colosal y de un bien incalculable para nosotros y para otros muchos seres que nos acompañan en el camino.

Siempre nos es dicho que somos amados, si hemos leído cualquier cosa sobre espiritualidad es un factor común: “somos amados y honrados desde las esferas espirituales” y es por este hecho, por la proeza titánica que resulta la conquista de nuestra alma elevada desde el olvido y el peso que resulta para un ser sutil poseer y tener que cuidar de un cuerpo y una personalidad inmadura en estado de evolución, movida por los instintos, los deseos, los impulsos, las pasiones… Restringida por una mente lógica, analítica y restrictiva (en comparación a la gran mente que posee nuestra Fuente).

Nada es bueno ni malo, todo tiene su función, nuestra personalidad y nuestro cuerpo nos da matices y nos regala la posibilidad de vivir aquí y también de progresar, de aprender a través de la propia experiencia, por lo tanto debemos amarlos tanto como a nuestra alma.

¿Cómo nos dirigimos hacia nuestra verdadera naturaleza?

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Hollando el sendero del autodescubrimiento y crecimiento personal, y aquí hay tantos caminos como personas hay en el mundo, pero existen unos factores comunes: compromiso personal, honestidad sobre todo nosotros mismos, voluntad, pureza de intención, de pensamiento y de sentimiento y guías interna y externa.

La guía interna se conecta y adquiere fluidez de comunicación con la práctica, es la llamada intuición que bien trabajada es el maestro interior, es la voz del alma siempre certera.

Para desarrollar esta facultad despierta en algunos, cada vez en más personas, y latente en otros, se pueden estudiar numerosas técnicas, yo la he desarrollado, la aplico y la enseño a través de los viajes chamánicos, la lectura de los registros akáshicos y la canalización directa.

Aunque es bien cierto y doy fe por mi propia experiencia, que según se va trabajando con la guía interna cada vez es menos necesario utilizar ninguna técnica pues te conviertes real y conscientemente en la sabiduría que en potencia ya eres.

Un camino posible: los registros akáshicos

Los registros akáshicos son una parte del campo anímico que registra todas tus experiencias y potencialidades pasadas y futuras.

Digamos que es el libro que ha escrito y va escribiendo tu alma y que sujeta permanentemente entre sus manos, y que a la vez está conectado con los libros ciertas personas que tienen algo que ver contigo (sea poco o mucho) y de todos los lugares por los que has pasado.

Es un “lugar” al cual podemos acceder con una intención pura de sanación y crecimiento, además de con técnica, y leer qué hay “escrito”.

Así resolvemos dudas y conflictos que se han generado en el físico y la personalidad y que bloquean y obstaculizan este ser y sentir,  que no son sólo el amor, la paz y la armonía (que con esto ya podríamos estar inmensamente satisfechos) sino también la salud, la abundancia, el sentimiento de estar en el camino, en tu camino, en tu verdad.

Además hay información, y esto es vital, sobre qué ha venido a hacer el alma aquí, a esta vida, en este cuerpo y con estas circunstancias y con las personas que lo rodean.

En sola sesión nos ubica con lucidez y conciencia en nuestra vida y tenemos un panorama, más amplio que nunca, sobre cómo se manifiesta nuestra verdad y lo que es más importante ¡Qué tenemos que hacer con ella!

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Y generalmente no se trata de realizar enormes cambios en nuestras vidas sino que se produce un cambio de perspectiva, se enraíza una información, un saber y una conexión a nuestro consciente que mueve el entramado de nuestra vida y empezamos a sentir matices escondidos que nos cambian la vida de color, casi literalmente.

Las personas necesitamos reconocernos y sabernos, necesitamos un pasaporte a “casa” aunque sea pequeño pues la vida física es muy restrictiva y rígida en comparación a nuestro patrón álmico y todos, sin excepción, necesitamos encontrarnos con la verdad cara a cara, aunque sea por un momento y descansar en su regazo amoroso.

Porque cuando se permanece ante una persona que esté conectada a nuestro Yo verdadero y está canalizando para nosotros, se produce una sanación de nuestro campo áurico y de nuestros chakras, pues la energía y la información que tienen lugar en ese momento son reconocidas por nuestra alma y esta empieza a abrirse y sanarse cual flor escarchada bañada por los rayos del Sol.

Infinitos son los conflictos y las dudas existenciales que pueden solventarse con una buena lectura o una buena canalización.

Digamos que respondiendo a las preguntas adecuadas, de las cuales el consultante sabe mucho, pues son los conflictos, bloqueos y dudas que se encuentra en su día a día, se nos ponen con los dos pies en nuestro camino y apunto para dar el siguiente, o los siguientes pasos de la vida con certeza y energía renovadas y si cabe con más conciencia que nunca de quiénes somos y qué hemos venido a hacer en este mundo.

Los registros akáshicos nos ayudan a entrar en el camino que nos lleva a nuestro ser, porque, descendiendo un poco en lo que al alma respecta, nuestros deseos más profundos, ese anhelo irrefrenable es nuestra propia voz que desea realizarse en este plano físico, no estamos aquí por casualidad, deseamos autorrealizarnos y redescubrirnos desde lo denso, desde lo corpóreo, Ser en la Vida, en lo más amplio de la expresión que podamos imaginarnos.

Elisabet Fernández Ruiz

Meditación exclusiva DMCAM: Conecta con tu guía interna

Si has llegado hasta aquí y deseas continuar con esta experiencia de volver a tu naturaleza y conectar con tu guía interna, aumentar tu conciencia espiritual, busca entonces un momento tranquilo y escucha esta grabación exclusiva de Elisabet para el blog DMCAM:

Meditación Conecta con tu guía interna, volviendo a tu naturaleza

Si lo haces y sientes que te ha aportado la experiencia (no dudo de que sea así), te invito a que compartas este artículo para que llegue a más personas, o quizás te animes a dejarnos un comentario con tus sensaciones.

Muchas gracias Elisabet, por tu labor, por tu disponibilidad, por tu entrega, por tu generosidad. Gracias, siempre.

Aguamarina

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