Revista Cine

Conocerás al hombre de tus sueños (You will meet a tall dark stranger; España/U.S.A., 2010)

Publicado el 26 agosto 2010 por Manuelmarquez

Aunque existen muchas personas que piensan que el talento, al igual que la energía (según la manida formulación einsteiniana), ni se crea ni se destruye, y sólo se transforma, hay ciertos autores empeñados en rebatir, con su práctica en los últimos años, la veracidad de tal aserto. Es el caso de Woody Allen, un director que ha firmado algunas de las más memorables páginas cinematográficas de los últimos cuarenta años, pero que, manteniendo un ritmo de estrenos estajanovista, hace ya algún tiempo que pasó de generar una expectante ilusión entre la crítica cinéfila con motivo de cada uno de ellos a provocar un run-run temeroso, ante la constatación de que, lejos de remontar el vuelo creativo, cada uno de sus films termina echando una palada más de tierra con la que ensuciar y emborronar un historial que guarda títulos de brillantez inmensa. En tal tesitura, nos llega su última propuesta, “Conocerás al hombre de tus sueños”; y no es buen augurio que, a día de hoy, se venga hablando mucho más de algo tan meramente circunstancial como es su estreno mundial en nuestro país —en Avilés, concretamente— que de sus elementos más propiamente relativos al mundo del cine.
Conocerás al hombre de tus sueños (You will meet a tall dark stranger; España/U.S.A., 2010)A la última propuesta de este neoyorquino militante —aunque cada vez le resulte más complicado poder rodar en sus tan caros (dicho sea en todos los sentidos...) escenarios de Manhattan y Brooklyn— no le falta ese reparto de campanillas al que siempre nos tiene acostumbrados —y que a cualquier otro director que no se llame Woody Allen le costaría horrores (y muchísimos millones de dólares...) reunir—, con nombres como los de de Naomi Watts, Anthony Hopkins, Josh Brolin o Gemma Jones (también figura en él Antonio Banderas, por cierto...); y los apuntes que constan en las informaciones disponibles acerca de sus componentes argumentales dibujan una historia que se mueve, también, en las constantes habituales del autor: enredos amorosos al hilo de infidelidades, insatisfacciones y una especie de huida permanente hacia adelante en busca de la felicidad en ese terreno. Pero, salvo reencuentro gozoso con un pulso narrativo perdido hace ya varios rodajes, es muy de temer (y ojalá anduviera tremendamente errado...) que poco haya disfrutable, más allá de algún destello aislado (por aquello de que el que tuvo, retuvo, fundamentalmente...). Demasiado poco para quien, en su día, hizo films absolutamente memorables. Una pena...
PRONÓSTICO: lo normal sería que no, pero siempre cuesta resistirse a un Woody Allen (aunque sea de éstos...).
* Apuntes sobre el cine que viene XLVIII.-

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