Revista Cultura y Ocio

Consejos para investigar antepasados con apellidos muy comunes

Publicado el 30 abril 2017 por Antonio Alfaro De Prado @genealogiah

Como ya vimos en “Los apellidos más comunes ¿un lastre para la genealogía?” unos cuantos apellidos españoles son compartidos por millones de compatriotas. Aunque constituyen una seña de identidad de nuestra historia común, a la vez pueden suponer un reto adicional que podría desalentarnos.

Y es que los García son conscientes, o pronto se darán cuenta de ello cuando investiguen, de que en la actualidad conviven con otro millón y medio de Garcías. Ello quiere decir que en los archivos españoles habrá registros de millones de antepasados con este mismo apellido ¿cómo saber de qué Garcías descendemos y de cuales no?¿no parece una tarea casi imposible?

Tranquilidad, no todo está perdido, investigar antepasados con estos apellidos es en muchos casos difícil pero no tanto como pudiera parecer. Veamos algunas consideraciones y trucos que nos podrán ayudar:

-En primer lugar tengamos presente algo importante: los apellidos más comunes en España no están repartidos por igual a lo largo y ancho del país. Si observamos el siguiente mapa veremos la gran diferencia que supone investigar a los González (2º apellido más frecuente de España) en las dos provincias más extremas; Orense y Huesca. A nivel de provincia Orense podríamos denominarla “Gonzalezlandia” por su gran abundancia. En cambio, dentro de Huesca es un apellido mediano, en absoluto frecuente. Aún más, si consideramos estos datos desglosados por localidades observaremos aún más desigualdades. En una población puede abrumarnos la presencia de los González y en otras será un apellido rarísimo e inusual. Por tanto, lo que en principio es un apellido común, cuando lo consideremos a nivel de cada población podríamos llevarnos la sorpresa de que es mucho menos frecuente que en otros lugares y, en ocasiones, que sea hasta un apellido escaso. Y ello sin olvidar el factor tiempo, quizás estemos buscando un apellido en una época donde aún no era tan común como lo pueda haber sido posteriormente.

Consejos para investigar antepasados con apellidos muy comunes

Distribución del apellido González (el 2º más común en España), datos INE 22/3/17. La frecuencia varía desde Orense donde es el primer apellido, usado por el 5,55% de sus habitantes, hasta Huesca, donde sólo alcanza al  0,63% de la población.

El apellido que vamos a investigar es muy posible que no haya sido siempre el mismo. Tenemos la errónea convicción de que los apellidos son inamovibles y que de padres a hijos se han transmitido invariablemente, según nuestra concepción actual del sistema de apellidos. Pero si algo tenemos claro los genealogistas en esta materia es que antiguamente los apellidos variaban con cierta frecuencia y que es muy común encontrar cambios de apellidos, apellidos que se unían por varias generaciones, motes que siempre acompañaban a los nombres de los individuos, etc, etc. Por tanto, un apellido común podría llevarnos a otro distinto o ir acompañado de otros, haciendo que nuestra búsqueda resulte mucho más fácil de lo que pensábamos en un inicio.

Consejos para investigar antepasados con apellidos muy comunes

Contribución del año 1823-24 de Segura de León (Badajoz), un pueblo pequeño donde era relativamente frecuente el apellido García. Por ello, los autores del censo identificaron mediante segundos apellidos y motes a todos ellos, por tanto no cabe confusión alguna. En consecuencia, identificar a nuestro antepasado García en este censo es mucho más fácil de lo que podríamos pensar a priori (consultable en la base de datos Extremadura 1829).

-Tampoco hay que olvidar que cuando investiguemos apellidos irán precedidos de los nombres de pila y éstos no tienen por qué ser comunes: cuando el nombre propio sea poco frecuente la tarea de investigar a nuestro antepasado puede llegar a ser notablemente más fácil. Incluso en el caso de que el nombre de pila fuera común ¿sabemos de algún hermano o pariente cercano con nombre peculiar? Investigando a este otro podríamos hallar la clave de nuestra genealogía.

Consejos para investigar antepasados con apellidos muy comunes

En la tabla anterior hemos visto que un pueblo puede acumular hasta 20 vecinos llamados García, pero si nos fijamos en “Inocencio García” y consultamos la base de datos de toda la provincia de Badajoz en 1829 veremos que no sólo era una combinación única en esta población sino en toda la provincia. Apellido común + nombre raro ha dado como combinación un nombre único y fácilmente investigable entre decenas de miles de registros.

-Si no hemos tenido la fortuna de encontrarnos con alguna de las ayudas antes comentadas y hemos llegado hasta un antepasado que no sabemos distinguir entre otros homónimos siempre nos quedará el recurso de buscar más y más fuentes complementarias atendiendo a las circunstancias de cada persona. En muchos casos desistimos cuando los registros parroquiales nos llevan a un punto muerto pero sabemos que no son las únicas vías disponibles. Los padrones hechos por los municipios y los párrocos, alistamientos militares, relaciones de contribuyentes, escrituras notariales, expedientes matrimoniales o judiciales, actas capitulares, etc, etc son otras opciones que podremos consultar. Una misma persona puede haber quedado registrado en algunas o en todas ellas y por muy diversos motivos podría haberse incluido su filiación, esa información clave que nos hará progresar.

-Por último y no menos importante, una opción cada vez más popular es recurrir a los análisis de ADN. Cuando se trata de investigar nuestro apellido paterno, podemos recurrir al ADN-Y, es decir a analizar el cromosoma masculino que hemos heredado íntegramente de nuestro padre, abuelo paterno, bisabuelo paterno-paterno, etc. Los resultados nos mostrarán si compartimos este cromosoma con otras personas que nos pueden confirmar un parentesco directo. En el caso del apellido materno, analizar el ADN-Y de un tío materno o del abuelo materno sería la solución. Incluso para nuestro tercer y cuarto apellidos, los resultados de un tío segundo o un primo segundo que lo lleven en primer lugar también nos ayudarán (ver El ADN y nuestra genealogía (I): Fundamentos ).

Por tanto, reconociendo el esfuerzo extra que suponen estas genealogías, no tiremos la toalla sin intentarlo. Tengamos en cuenta que las investigaciones más complejas serán también las que nos hagan sentir más orgullosos de nuestro trabajo. Y, sobre todo, pensemos que ¡ellos también merecen figurar en nuestros árboles!

Antonio Alfaro de Prado


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